jueves, 28 de mayo de 2009

Hace 42 años...



..., tal día como hoy, este servidor de ustedes asomaba la cabeza a este mundo facundo. Tres semanas más tarde, Janis Joplin rompía (casi) sin quererlo (casi) todos los moldes en el Festival de Monterrey, y saltaba a la fama que luego la mató con esta estratosférica interpretación del estratosférico blues de Big Mama Thornton - señoras y señores, amanece ya y para empezar bien el día me regalo este Ball and Chain.





Subo el volumen. Grito, más que canto (I mean, if you got a cat for one day, man / I mean, if you, say, say, / If you want a cat for 365 days, right / You ain´t got him for 365 days, you got him for one day, man. / Well I tell you that one day, man, better be your life, man. / Because, you know, you can say, oh man, / You can cry about the other 364, man, / But you´re gonna lose that one day, man, / And that´s all you´ve got. / You gotta call that love, man. That´s what it is, man. / If you got it today you don´t want it tomorrow, man, / Cause you don´t need it, ´cause as a matter of fact, / As we discovered in the train, tomorrow never happens, man. / it´s all the same fucking day, man.) y siento cómo me circula la sangre por cada una de las venas, y cómo sube de temperatura, y cómo me enciende el corazón, y luego el alma. Y vuelo muy alto, y luego a ras de suelo, y subo y bajo, y me mece el viento, y aterrizo y sonrío. Y me siento muy vivo. Porque me doy cuenta que hace ya mucho tiempo que no hay grilletes en mis tobillos.

Ya puestos, me voy a hacer otro regalo - este poema es mucho más que un poema, es parte de mi vida, y no se me ocurre otro más adecuado para acompañar el Ball and Chain ni para empezar este día - no puede extrañarnos que a Alejandra Pizarnik le encantara escuchar a Janis Joplin.

MUCHO MÁS ALLÁ - Alejandra Pizarnik

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados , este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.


De eso se trata, de tomar de la cintura a la vida, y anticiparse de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza. Vamos, digo yo.

Que tengáis un gran día.

lunes, 25 de mayo de 2009

Sinsentidos (de lunes)

Me comentan hoy varios compañeros de despacho que se sienten aliviados cuando llegan los lunes, y tanto ellos como sus familias vuelven a las rutinas semanales. A mi me pasa al revés. Llega el lunes, vuelvo a subir de dos en dos los peldaños de la escalera mecánica que baja, ya voy por la cuarta planta, y sigo subiendo, deprisa, deprisa, cada vez más rápido y cada vez con menos ganas...¡qué magnífico sinsentido!

Mientras encuentro la aguja en el pajar, me evado, recuerdo las caricias de anoche y las sonrisas de esta mañana. Acudo a la música en forma de poesía...

Siempre fugitiva y siempre... - Antonio Machado

Siempre fugitiva y siempre
cerca de mí, en negro manto
mal cubierto el desdeñoso
gesto de tu rostro pálido.

No sé adónde vas, ni dónde
tu virgen belleza tálamo
busca en la noche. No sé
qué sueños cierran tus párpados,
ni de quién haya entreabierto
tu lecho inhospitalario.

.......................................................

Detén el paso, belleza
esquiva, detén el paso.
Besar quisiera la amarga,
amarga flor de tus labios.


...y a la poesía en forma de música.





Que tengáis un buen día.

domingo, 24 de mayo de 2009

No hay más patria que el dolor...

Leo hoy en El País el obituario de José-Miguel Ullán, otro poeta al que llego tarde. Su marido, su hija y sus amigos querían unas palabras para su epitafio, y según Juan Cruz escogieron, de entre sus versos, éstos:

Vive en verdad por los adioses anda troncha los lazos que al abismo te unen urde el borrón y cuenta nueva diles que no hay más raza que el azar que no hay más patria que el dolor/
que todo es frágil y la muerte incluso


No me repongo. Poesía dura, sin comas, ni puntos, ni espacios. Poesía de verdad, medida, sin concesiones, retrato de sentimientos (...no hay más patria que el dolor),certezas e intuiciones (...y la muerte incluso). Ayer se fue el poeta, y hasta hoy no lo conocí, aunque creo que vamos a ser buenos amigos.

De momento, le voy a regalar una interpretación majestuosa del tercer movimiento del Concierto nº 20 para piano de Mozart a cargo de Friedrich Gulda - a alguien que escribe así tiene que gustarle esta música a modo de compañero de viaje.



Que tenga usted un buen viaje al más allá (sea lo que sea que signifique la frase hecha), señor Ullán. Ya nos veremos.

A los que os quedáis por aquí, que tengáis una buena semana.

jueves, 21 de mayo de 2009

Felicidad



Ya las tengo!!!!!!

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hace hoy 43 años...



...dos seres maravillosos formalizaban un pacto de sangre para toda una vida, la suya, la de los dos, por la que pasean juntos desde entonces. Luego vine yo, luego vinieron mis hermanos, y luego pasaron cosas que sólo saben ellos, y otras cuya comprensión escaparía a los que no conservan el corazón de niño. Lo maravilloso no es que sigan juntos después de llevar más tiempo juntos que por separado, sino que sigan teniendo ganas de celebrarlo, y de seguir paseando por esta vida de la mano.

Casi todo lo que querría decirles hoy está ya escrito en estos versos.

NO ES EL AMOR QUIEN MUERE - Luis Cernuda

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.



Que vuestros ojos sigan siendo aurora para el otro. Que os sigáis mirando y besando, y que sigáis viviendo como ramas entrelazadas. Feliz aniversario de bodas. Que cumpláis muchos más, y que lo veamos.

Suena en vuestro honor la música más maravillosa que conozco, en la mejor de las interpretaciones que conozco.





Que tengáis un gran día, hermosa pareja de criaturas celestes. Vuestro amor os sobrevive ya.

martes, 19 de mayo de 2009

Azul



El sábado por la noche estuvimos en el Museo Picasso de Barcelona. Mirando el cuadro de arriba (Terrats de Barcelona, 1903), entendí porqué en inglés el azul (blue) es sinónimo de algo parecido a la tristeza, y también entendí la definición que de Picasso hacía por esos años su amigo Sabartés (decía:«Cree que el Arte es hijo de la Tristeza y del Dolor»). También entendí porqué Kielowski llamó a la primera película de su trilogía así - la explicación de los tres colores de la bandera francesa no acababa de cuadrarme.

Estoy azul. Será porque ayer a las 19.00 horas no había más de 10 personas en Sant Jaume, y la noche del sábado eran miles. Lecciones: 1) Se confirma que soy un puto a-normal. 2) Panem et circenses, que por algo se declina en acusativo.

Mi hermana favorita me recordaba ayer otro poema de Benedetti - gran frase la de hacer y deshacer el amor, y sobre todo gran final. Aunque no sé si es un cuento o un poema.


SÍNDROME - Mario Benedetti

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.



Suena de fondo, estratosférica y muy muy azul, Billie Holiday.



Que tengáis un buen día.

lunes, 18 de mayo de 2009

Más legados




Ha muerto el poeta favorito de mi hermana favorita. El que definía la poesía como "un altillo de almas", un "tragaluz para la utopía" y "un drenaje de la vida que enseña a no temer a la muerte". Nos deja sus poemas y sus cuentos, extraordinarios; y un ejemplo de cómo pasear por este mundo con honestidad, sabiendo que la conciencia es la única religión - o al menos, la más importante. Mientras aquí abajo lloramos, arriba las estrellas brillan como nunca y le dan la bienvenida.

En su honor, llora el stradivarius de Christian Ferras.




Y también en su honor, retumban los versos de este (su) maravilloso poema que me recordaba esta mañana -cómo no- mi hermana favorita.

PASATIEMPO - Mario Benedetti

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.


Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.

Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.

Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.


Que tengáis un buen día. Y cuando caiga la noche, salid y mirad al cielo porque hoy hay una nueva estrella con un color y un brillo extraordinarios.

domingo, 17 de mayo de 2009

(Algo) perdido

Así ando yo estos días. Tengo la sensación de estar haciendo algo mal con mi vida, como si al servir la copa estuviera derramando demasiado vino fuera. Menos mal que estás tú.

Raramente, este domingo está acabando mejor de lo que empezó; leo este poema suelto - le pasa un poco lo mismo, ¿verdad?

BRINDIS - Luis Jiménez Martos

Por la tierra que se hace
humedad en mi garganta.
Por la ausente y presente
vida que ya he bebido
despacio si podía.
Por la nostalgia, no.
Ni por el tiempo aquel.

Lleno mi copa, la alzo
por el sino que acepto
y tomo en esta pálida
y densa majestad
del vino que naciera
donde yo.

Me atraviese
como un poco de río.
No hay que decir su nombre.
Vaya por cuanto amo
y traspasa mi boca.



Hoy dos poemas por el precio de uno, Antonio Vega nos canta el segundo.




Sí, vuelvo a tener esa sensación de desasosiego, de andar perdido en un mundo del que dudo a cada segundo. Necesito volver a oler a especias, a sucio, a húmedo. A vida. A ver si el bonus da de sí y puede ser en noviembre.

Que tengáis un buen día.

sábado, 16 de mayo de 2009

Libertad para Birmania ¡YA!



Hoy toca hablar de otro de mis héroes - hoy la palabra se declina en femenino, pero hasta un niño sabe que los héroes no tienen género.

Pasamos nuestro viaje de novios en Birmania, o si se prefiere Myanmar, que es como se llama oficialmente el país desde 1989, y a menudo pienso en volver a ese pedazo de paraíso que existe en el sudeste asiático y que vive de espaldas al mundo por obra y gracia de una Junta de militares que gobierna de manera dictatorial y con férrea mano el país desde hace ya casi 50 años con el apoyo o la aquiescencia de las grandes potencias. Pensé que el momento había llegado hace dos años; iluso de mí, creí que la Junta caería cuando la llamada revolución azafrán sacó a los monjes budistas a la calle. Pero no.

Desde hace años, Daw Aung San Suu Kyi (o "la Señora", que es como se referían a ella los birmanos en las pocas ocasiones que hablamos con ellos del tema) mantiene un pulso con la Junta Birmana siguiendo la senda que marcó el Mahatma Gandhi, la de la lucha a través de la no-violencia. Leo que ayer por la mañana fue encarcelada de nuevo, la excusa es lo de menos.

No ha habido política en este blog hasta ahora, y sigue sin haberla. Esto no es política, es una llamada a la gente decente que vive en mi ciudad para que vaya a la Plaça de Sant Jaume el próximo lunes 18 de mayo a las 19.00 horas a concentrarse pacíficamente para reclamar la libertad para Suu Kyi y para los miles de "presos políticos" birmanos, la caída del régimen militar y la llegada de la libertad a ese Shangri-La que es Birmania.

Ya está bien de quejarse desde el sofá de casa. Rescatemos la decencia que nos queda y reivindiquemos para ellos la libertad que no tuvimos y tenemos hoy. La misma libertad que utiliza Suu Kyi en dos frases que se le atribuyen y que merece la pena reproducir: la primera dice "La única prisión verdadera es el temor, y la única libertad verdadera es la libertad del temor", y la segunda, "Utiliza por favor tu libertad para promover la nuestra". Pues eso, utilicemos nuestra libertad, salgamos a la calle, rescatemos la rabia y forcemos a nuestros políticos a obrar contra natura y hacer por una vez algo íntegro en su vida y con la de los demás sin exigir un voto a cambio.

Reclamemos nuestra libertad, la de los otros, el 0,7% y todo lo que exigíamos antes de que nos dieran el puto soma (Huxley se debió pasar por nuestra época en alguno de sus viajes lisérgicos, porque la clavó) en forma de hipotecas al 2%, coches de lujo y aires de grandeza soplados desde las Azores hacia el Este, convirtiéndonos en adictos a la estulticia. Desgraciadamente, en este país la integridad dejó de ser un valor a la muerte de Alatriste. Porque lo que luego se llamó decencia era todo lo contrario.

Estoy rabioso, muy rabioso. Suena Keny Arkana, me encanta esta canción, me la descubrió la Princesa Inca y la tenía abandonada hace ya demasiado tiempo.



Con la pancarta que sale al final del vídeo me pasa lo que al niño que no se cansa de escuchar siempre el mismo cuento; es la que tiene esa frase que se atribuye al Subcomandante Marcos y que dice: La lucha es como un círculo, se puede empezar en cualquier punto pero nunca se acaba.

Compañeros de mi ciudad, os veo allí - a los que viváis en otros lados, imagino que habrá concentraciones más o menos cerca de vuestras casas, a poco que podáis acercaos, por favor.

Hasta entonces, os deseo a todos que tengáis un buen día.

viernes, 15 de mayo de 2009

Descubriendo (más) grandes blogs

Me doy cuenta que hace muchos meses que no dejo comentarios en los blogs por los que paseo con cierta frecuencia. Leyendo la entrada de hoy del Sr. Mondongo me he dado cuenta que al actuar así en algunos casos consigo el efecto contrario del que pretendo. También hace muchos meses que no añado ningún blog a la barra.

Vamos a intentar corregir ambas cosas, empezando hoy mismo. A vuestra derecha hay dos direcciones que no estaban ayer, son el Reino de Mondongo (a cuyo post de hoy me refería) y Rockland. Llegué a estos dos excelentes blogs a través del no menos excelente blog de mi amigo SFB72, he paseado por ellos muy a menudo y ambos son referencias extraordinarias si lo que te gusta es la música.

Hace más o menos los mismos meses que dejé de responder a los comentarios que dejáis en este blog. Me es difícil explicar el porqué, tiene que ver con algo parecido al pudor y con las razones que me mueven a escribir entradas y mantener abierto este blog. Espero que nadie lo haya interpretado como una muestra de mala educación. Si así hubiera sido en algún caso, pido disculpas. Salvo en una ocasión en que un gilipollas dejó un mensaje igual de gilipollas (y que borré sin contemplaciones porque si en general no me importa que me insulten, lo que no soporto es que lo hagan en mi casa), todos los mensajes que habéis dejado han sido bien agradables, bien muy agradables, bien muy muy agradables de leer. Por lo tanto, dejad escrito cuanto tengáis a bien si tenéis a bien - este blog, como mi casa, desde que nació y hasta que desaparezca estará abierto a todos aquellos que pasean por esta vida sin empujar y cediendo el paso cuando toca, que es casi siempre. Y no tiene activada la opción de censura previa a los comentarios. Sólo pido que no se empuje a nadie con ellos.

Añadiré más links a buenos sitios para pasear en forma de blogs sobre música, poesía y otras cosas que me interesan.

Y no borro el link al durmiente blog de Toni (Bienvenidos a mi desordenada habitación) por dos razones: una, porque lo único que tengo costumbre de borrar son los malos recuerdos; y dos, porque confío en que el día menos pensado se anime a reabrirlo.

Siguen sonando en mi cabeza la poesía (No me iré mañana / no sin nadie más que conocer... / Caminos hacia el frío / calor futuro, / mirar este mundo en paz / y nunca de reojo más) y la música de Antonio Vega.



Que tengáis un buen día.

jueves, 14 de mayo de 2009

Contrastes

Hoy tengo dos regalos para vosotros. El primero, un larguísimo pero extraordinario (a veces no es incompatible) poema de líneas sombrías que he descubierto hoy; leo que lo escribió Pedro Salinas en 1947 a raíz del exterminio causado por la bomba atómica, y me tiene maravillado.

Contrasta con el segundo, esta extraordinaria (y mucho más familiar) grabación que deja a las claras que Jacqueline du Pré tocaba como casi nadie en general el cello y como nadie el Concierto para violín de Elgar.





CERO - Pedro Salinas

I

Invitación al llanto. Esto es un llanto,
ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante, por las ruinas
de innumerables días.
Ruinas que esparce un cero —autor de nadas,
obra del hombre—, un cero, cuando estalla.
Cayó ciega. La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la Tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombres, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría. Abstractos
colores sin habitantes,
embuste liso de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas
—márgenes de nubes blancas—
de las tierras de la Tierra,
vuelta cuaderno de mapas.
Y a un mapa distante, ¿quién
le tiene lástima? Lástima
de una pompa de jabón
irisada, que se quiebra;
o en la arena de la playa
un crujido, un caracol
roto
sin querer, con la pisada.
Pero esa altura tan alta
que ya no la quieren pájaros,
le ciega al querer su causa
con mil aires transparentes.
Invisibles se le vuelven
al mundo delgadas gracias:
La azucena y sus estambres,
colibríes y sus alas,
las venas que van y vienen,
en tierno azul dibujadas,
por un pecho de doncella.
¿Quién va a quererlas
si no se las ve de cerca?
Él hizo su obligación:
lo que desde veinte esferas
instrumentos ordenaban,
exactamente: soltarla
al momento justo.
Nada.
Al principio
no vio casi nada. Una
mancha, creciendo despacio,
blanca, más blanca, ya cándida.
¿Arrebañados corderos?
¿Vedijas, copos de lana?
Eso sería...
¡Qué peso se le quitaba!
Eso sería: una imagen
que regresa.
Veinte años, atrás, un niño.
Él era un niño —allá atrás—
que en estíos campesinos
con los corderos jugaba
por el pastizal. Carreras,
topadas, risas, caídas
de bruces sobre la grama,
tan reciente de rocío
que la alegría del mundo
al verse otra vez tan claro,
le refrescaba la cara.
Sí; esas blancuras de ahora,
allá abajo
en vellones dilatadas,
no pueden ser nada malo:
rebaños y más rebaños
serenísimos que pastan
en ancho mapa de tréboles.
Nada malo. Ecos redondos
de aquella inocencia doble
veinte años atrás: infancia
triscando con el cordero
y retazos celestiales,
del sol niño con las nubes
que empuja, pastora, el alba.

Mientras,
detrás de tanta blancura
en la Tierra —no era mapa—
en donde el cero cayó,
el gran desastre empezaba.

II

Muerto inicial y víctima primera:
lo que va a ser y expira en los umbrales
del ser. ¡Ahogado coro de inminencias!
Heráldicas palabras voladoras
—«¡pronto!», «¡en seguida!», «¡ya!»— nuncios de dichas
colman el aire, lo vuelven promesa.
Pero la anunciación jamás se cumple:
la que aguardaba el éxtasis, doncella,
se quedará en su orilla, para siempre
entre su cuerpo y Dios alma suspensa.
¡Qué de esparcidas ruinas de futuro
por todo alrededor, sin que se vean!
Primer beso de amantes incipientes.
¡Asombro! ¿Es obra humana tanto gozo?
¿Podrán los labios repetirlo? Vuelan
hacia el segundo beso; más que beso,
claridad quieren, buscan la certeza
alegre de su don de hacer milagros
donde las bocas férvidas se encuentran.
¿ Por qué si ya los hálitos se juntan
los labios a posarse nunca llegan?
Tan al borde del beso, no se besan.
Obediente al ardor de un mediodía
la moza muerde ya la fruta nueva.
La boca anhela el más celado jugo;
del anhelo no pasa. Se le niega
cuando el labio presiente su dulzura
la condensada dentro, primavera,
pulpas de mayo, azúcares de junio,
día a día sumados a la almendra.
Consumación feliz de tanta ruta,
último paso, amante, pie en el aire,
que trae amor adonde amor espera.
Tiembla Julieta de Romeos próximos,
ya abre el alma a Calixto, Melibea.
Pero el paso final no encuentra suelo.
¿Dónde, si se hunde el mundo en la tiniebla,
si ya es nada Verona, y si no hay huerto?
De imposibles se vuelve la pareja.
¿Y esa mano —¿de quién?—, la mano trunca
blanca, en el suelo, sin su brazo, huérfana,
que buscas en el rosal la única abierta,
y cuando ya la alcanza por el tallo
se desprende, dejándose a la rosa,
sin conocer los ojos de su dueña?
¡Cimeras alegrías tremolantes,
gozo inmediato, pasmo que se acerca:
la frase más difícil, la penúltima,
la que lleva, derecho, hasta el acierto,
perfección vislumbrada, nunca nuestra!
¡Imágenes que inclinan su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
¡Qué cadáver ingrávido: una mañana
que muere al filo de su aurora cierta!
Vísperas son capullos. Sí, de dichas;
sí, de tiempo, futuros en capullos.
¡Tan hermosas, las vísperas!
¡Y muertas!

III

¿Se puede hacer más daño, allí en la Tierra?
Polvo que se levanta de la ruina,
humo del sacrificio, vaho de escombros
dice que sí se puede. Que hay más pena.
Vasto ayer que se queda sin presente,
vida inmolada en aparentes piedras.
¡Tanto afinar la gracia de los fustes
contra la selva tenebrosa alzados
de donde el miedo viene al alma, pánico!
Junto a un altar de azul, de ola y espuma,
el pensar y la piedra se desposan;
el mármol, que era blanco, es ya blancura.
Alborean columnas por el mundo,
ofreciéndole un orden a la aurora.
No terror, calma pura da este bosque,
de noble savia pórtico.
Vientos y vientos de dos mil otoños
con hojas de esta selva inmarcesible
quisieran aumentar sus hojarascas.
Rectos embisten, curvas les engañan.
Sin botín huyen. ¿Dónde está su fronda?
No pájaros, sus copas, procesiones
de doncellas mantienen en lo alto,
que atraviesan el tiempo, sin moverse.
Este espacio que no era más que espacio
a nadie dedicado, aire en vacío,
la lenta cantería lo redime
piedras poniendo, de oro, sobre piedras,
de aquella indiferencia sin plegaria.
Fiera luz, la del sumo mediodía,
claridad, toda hueca, de tan clara
va aprendiendo, ceñida entre altos muros
mansedumbres, dulzuras; ya es misterio.
Cantan coral callado las ojivas.
Flechas de alba cruzan por los santos
incorpóreos, no hieren, les traen vida
de colores. La noche se la quita.
La bóveda, al cerrarse abre más cielo.
Y en la hermosura vasta de estos límites
siente el alma que nada la termina.
Tierra sin forma, pobre arcilla; ahora
el torno la conduce hasta su auge:
suave concavidad, nido de dioses.
Poseidón, Venus, Iris, sus siluetas
en su seno se posan. A esta crátera
ojos, siempre sedientos, a abrevarse
vienen de agua de mito, inagotable.
Guarda la copa en este fondo oscuro
callado resplandor, eco de Olimpo.
Frágil materia es, mas se acomodan
los dioses, los eternos, en su círculo.
Y así, con lentitud que no descansa,
por las obras del hombre se hace el tiempo
profusión fabulosa. Cuando rueda
el mundo, tesorero, va sumando
—en cada vuelta gana una hermosura—
a belleza de ayer, belleza inédita.
Sobre sus hombros gráciles las horas
dádivas imprevistas acarrean.
¿Vida? Invención, hallazgo, lo que es
hoy a las cuatro, y a las tres no era.
Gozo de ver que si se marchan unas
trasponiendo la ceja de la tarde,
por el nocturno alcor otras se acercan.
Tiempo, fila de gracias que no cesa.
¡Qué alegría, saber que en cada hora
algo que está viniendo nos espera!
Ninguna ociosa, cada cual su don;
ninguna avara, todo nos lo entregan.
Por las manos que abren somos ricos
y en el regazo, Tierra, de este mundo
dejando van sin pausa
novísimos presentes: diferencias.
¿Flor? Flores. ¡Qué sinfín de flores, flor!
Todo, en lo igual, distinto: primavera.
Cuando se ve la Tierra amanecerse
se siente más feliz. La luz que llega
a estrecharle las obras que este día
la acrece su plural. ¡Es más diversa!

IV

El cero cae sobre ellas.
Ya no las veo, a las muchas,
las bellísimas, deshechas,
en esa desgarradora
unidad que las confunde,
en la nada, en la escombrera.
Por el escombro busco yo a mis muertos;
más me duele su ser tan invisibles.
Nadie los ve: lo que se ve son formas
truncas; prodigios eran, singulares,
que retornan, vencidos, a su piedra.
Muertos añosos, muertos a lo lejos,
cadáveres perdidos,
en ignorado osario perfecciona
la Tierra, lentamente, su esqueleto.
Su muerte fue hace mucho. Esperanzada
en no morir, su muerte. Ánima dieron
a masas que yacían en canteras.
Muchas piedras llenaron de temblores.
Mineral que camina hacia la imagen,
misteriosa tibieza, ya corriendo
por las vetas del mármol,
cuando, curva tras curva, se le empuja
hacia su más, a ser pecho de ninfa.
Piedra que late así con un latido
de carne que no es suya, entra en el juego
—ruleta son las horas y los días—:
el jugarse a la nada, o a lo eterno
el caudal de sus formas confiado:
el alma de los hombres, sus autores.
Si es su bulto de carne fugitivo,
ella queda detrás, la salvadora
roca, hija de sus manos, fidelísima,
que acepta con marmóreo silencio
augusto compromiso: eternizarlos.
Menos morir, morir así: transbordo
de una carne terrena a bajel pétreo
que zarpa, sin más aire que le impulse
que un soplo, al expirar, último aliento.
Travesía que empieza, rumbo a siempre;
la brújula no sirve, hay otro norte
que no confía a mapas su secreto;
misteriosos pilotos invisibles,
desde tumbas los guían, mareantes
por aguja de fe, según luceros.
Balsa de dioses, ánfora.
Naves de salvación con un polícromo
velamen de vidrieras, y sus cuentos
mármol, que flota porque vista de Venus.
Naos prodigiosas, sin cesar hendiendo
inmóviles, con proas tajadoras
auroras y crepúsculos, espumas
del tumbo de los años; años, olas
por los siglos alzándose y rompiendo.
Peripecia suprema día y noche,
navegar tesonero
empujado por racha que no atregua:
negación del morir, ansia de vida,
dando sus velas, piedras, a los vientos.
Armadas extrañísimas de afanes,
galeras, no de vivos, no de muertos,
tripulaciones de querencias puras,
incansables remeros,
cada cual con su remo, lo que hizo,
soñando en recalar en la celeste
ensenada segura, la que está
detrás, salva, del tiempo.

V

¡Y todos, ahora, todos,
qué naufragio total, en este escombro!
No tibios, no despedazados miembros
me piden compasión, desde la ruina:
de carne antigua voz antigua, oigo.
Desgarrada blancura, torso abierto,
aquí, a mis pies, informe.
Fue ninfa geométrica, columna.
El corazón que acaban de matarle,
Leucipo, pitagórico,
calculador de sueños, arquitecto,
de su pecho lo fue pasando a mármoles.
Y así, edad tras edad, en estas cándidas
hijas de su diseño
su vivir se salvó. Todo invisible,
su pálpito y su fuego.
Y ellas abstractos bultos se fingían,
pura piedra, columnas sin misterio.
Más duelo, más allá: serafín trunco,
ángel a trozos, roto mensajero.
Quebrada en seis pedazos
sonrisa, que anunciaba, por el suelo.
Entre el polvo guedejas
de rubia piedra, pelo tan sedeño
que el sol se lo atusaba a cada aurora
con sus dedos primeros.
Alas yacen usadas a lo altísimo,
en barro acaba su plumaje célico.
(A estas plumas del ángel desalado
encomendó su vuelo
sobre los siglos el hermano Pablo,
dulce monje cantero.)
Sigo escombro adelante, solo, solo.
Hollando voy los restos
de tantas perfecciones abolidas.
Años, siglos, por siglos acudieron
aquí, a posarse en ellas; rezumaban
arcillas o granitos,
linajes de humedad, frescor edénico.
No piso la materia; en su pedriza
piso al mayor dolor, tiempo deshecho.
Tiempo divino que llegó a ser tiempo
poco a poco, mañana tras su aurora,
mediodía camino de su véspero,
estío que se junta con otoño,
primaveras sumadas al invierno.
Años que nada saben de sus números,
llegándose, marchándose sin prisa,
sol que sale, sol puesto,
artificio diario, lenta rueda
que va subiendo al hombre hasta su cielo.
Piso añicos de tiempo.
Camino sobre anhelos hechos trizas,
sobre los días lentos
que le costó al cincel llegar al ángel;
sobre ardorosas noches,
con el ardor ardidas del desvelo
que en la alta madrugada da, por fin,
con el contorno exacto de su empeño...
Hollando voy las horas jubilares:
triunfo, toque final, remate, término
cuando ya, por constancia o por milagro,
obra se acaba que empezó proyecto.
Lo que era suma en un instante es polvo.
¡Qué derroche de siglos, un momento!
No se derrumban piedras, no, ni imágenes;
lo que se viene abajo es esa hueste
de tercos defensores de sus sueños.
Tropa que dio batalla a las milicias
mudas, sin rostro, de la nada; ejército
que matando a un olvido cada día
conquistó lentamente los milenios.
Se abre por fin la tumba a que escaparon;
les llega aquí la muerte de que huyeron.
Ya encontré mi cadáver, el que lloro.
Cadáver de los muertos que vivían
salvados de sus cuerpos pasajeros.
Un gran silencio en el vacío oscuro,
un gran polvo de obras, triste incienso,
canto inaudito, funeral sin nadie.
Yo sólo le recuerdo, al impalpable,
al NO dicho a la muerte, sostenido
contra tiempo y marea: ése es el muerto.
Soy la sombra que busca en la escombrera.
Con sus siete dolores cada una
mil soledades vienen a mi encuentro.
Hay un crucificado que agoniza
en desolado Gólgota de escombros,
de su cruz separado, cara al cielo.
Como no tiene cruz parece un hombre.
Pero aúlla un perro, un infinito perro
—inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?—,
voz clamante entre ruinas por su Dueño.


Impresionante. Es un auténtico manual de literatura, ¿verdad?

No se me ocurre mucho más que decir - salvo desearos como siempre que tengáis un buen día.

martes, 12 de mayo de 2009

Legados



Hoy ha muerto ese chico triste y solitario. Adios, Antonio, adios. Nos ha encantado tenerte por aquí, a ver si nos vemos por allí; si es que hay un allí, y el adios se convierte en un hasta luego. Nos dejas música y poesía de la que se escribe con mayúsculas y en nombre de nuestros hijos aceptamos la herencia, claro. Para muestra un botón, por si alguien lee esto y no sabe quién eres.




Adios, hasta luego, qué más da. Gracias por todo, ha sido un honor, nos queda tu ser en forma de música y poesía. En mi religión, eso equivale a una subida directa a los altares.

lunes, 11 de mayo de 2009

Secretos de supervivencia



Se apagan las estrellas,
empieza la semana;
el baile de bastones.

Cierro los ojos, que no sea verdad, dice el deseo,
abro los ojos, intento encenderlas; algo no me deja.
No, soy yo quien deja que algo no me deje.

Así que es culpa mía. Así que no puedo quejarme. Pero sí negarme.
Menos mal que me queda el Arpa Eólica.
Funciona: vuelven a brillar.

Joder, casi la cago.
Pero no: con o sin dudas, al final siempre escojo la misma pastilla,
y nunca es la azul.

(guardadme el secreto, porque hasta ahora voy conseguiendo que los muchos agentes Smith que me rodean de lunes a viernes crean -más allá de un margen duda que les es tolerable- que no es así, y de ello depende mi supervivencia, y que algún día vuelva a tocar el piano)





Que tengáis un buen día.

lunes, 4 de mayo de 2009

Que (me) dejen su sitio en el infierno



Hace muchos años, tenía menos de la mitad de los que tengo ahora, escuché este poema por primera vez, tanto me sedujo que acabé malcopiándolo; ahora, con el depósito de gasolina a medias, me vuelve a seducir – todavía no ha llegado esa hora en la que prácticamente puedes volver a hacer lo que te da la gana, pero cada vez está más cerca, y me lo noto en que cada vez me importa menos la opinión que la gente pueda tener de lo que un a-normal como yo dice, piensa o hace.

Brindo, como y con el poeta, a la salud de los normales, y les pido que me hagan un sitio en ese lugar que no existe fuera de este mundo y al que los poetas y los curas llaman el infierno; por cierto, dice mi mujer que antes estaba sonado y ahora no, pienso que es al revés pero tampoco importa demasiado.


FELICES LOS NORMALES - Roberto Fernández Retamar

Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.



La voz de Margo Timmins nos susurra la canción de Bea (Bea’s song), empieza bien la noche que ahora empieza.



La foto está tomada ayer, en un lugar maravilloso del Pirineo catalán que no me atrevo a nombrar.

Que tengáis un buen día.

domingo, 3 de mayo de 2009

Medidas anticrisis




Reir con amigos en la terraza del único bar del pueblo que no tiene TV mientras el resto del mundo está viendo el Barça-Madrid. Dormir. Hacer el amor. Pasear en silencio por el valle de la foto. Escuchar a los Nirvana en un cassette grabado hace muuuuchos años. Comprobar como mi enano de 8 años flipa con el "Rape Me". Tumbarme en un prado, con la mujer que quiero al alcance de la mano; hablar despacio. Cerrar los ojos. Impregnarme de cielo azul. Me hacía falta.

Vuelvo a casa y rescato poesía y música del pasado.


A LO MEJOR, SOY OTRO... - César Vallejo

A lo mejor, soy otro; andando, al alba, otro que marcha
en torno a un disco largo, a un disco elástico:
mortal, figurativo, audaz diafragma.
A lo mejor, recuerdo al esperar, anoto mármoles
donde índice escarlata, y donde catre de bronce,
un zorro ausente, espúreo, enojadísimo.
A lo mejor, hombre al fin,
las espaldas ungidas de añil misericordia,
a lo mejor, me digo, más allá no hay nada.

Me da la mar el disco, refiriéndolo,
con cierto margen seco, a mi garganta;
¡nada, en verdad, más ácido, más dulce, más kanteano!
Pero sudor ajeno, pero suero
o tempestad de mansedumbre,
decayendo o subiendo, ¡eso,jamás!

Echado, fino, exhúmome,
tumefacta la mezcla en que entro a golpes,
sin piernas, sin adulto barro, ni armas,
una aguja prendida en el gran átomo...
¡No! ¡Nunca! ¡Nunca ayer! ¡Nunca después!

Y de ahí este tubérculo satánico,
esta muela moral de plesiosaurio
y estas sospechas póstumas,
este índice, esta cama, estos boletos.






La foto está tomada ayer, muy cerca de Planoles. Que tengáis un buen día.