Ayer José Hierro nos definía a los poetas, hoy de repente me he encontrado con su definición de poesía:
"...La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje
los objetos que duermen en la playa..."
Hace tiempo que no posteo nada de Cernuda, ésta es una muestra de su mejor poesía.
DONDE HABITE EL OLVIDO - Luis Cernuda
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Es poesía pura, no hay mucho más que decir - o al menos yo no sé.
Suena la Chacona en sol menor de Purcell, son casi siete minutos de felicidad.
Que tengáis un buen día.
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jueves, 26 de marzo de 2009
viernes, 7 de noviembre de 2008
La felicidad de las "pequeñas cosas"
He recibido desde Utopía (hipervinculado, a la derecha) un “meme”. La cosa en cuestión tiene 5 reglas, a saber:
Primera, Enlazar a la persona que nos invita.
Hecho.
Segunda, enumerar seis “pequeñas cosas” que nos hagan felices.
Voy pensando.
Tercera, hacer constar las reglas.
En ello estoy.
Cuarta, elegir a seis personas que continúen con el “meme”.
Hecho, aunque son menos de seis. Son Toni, San Free Bird, Il Cavaliere y Princesa Inca, y están hipervinculados a la derecha. Espero que no se enfaden.
Quinta, avisarles con un comentario en su blog.
Hecho.
Hace mucho tiempo leí un libro que habla de esto. El Dios de las Pequeñas Cosas es una novela de la escritora india Arundhati Roy que nos habla sobre historias de amor imposibles, de dos gemelos (Rahel y Estha) y sus vidas, que se separan para volver a cruzarse de nuevo tras 20 años; de las "Cosas Peores" que (les) suceden entonces y de su proyección hasta el presente. Y también de las cosas que les hacían volver a respirar, las otras, las "Pequeñas Cosas".
Hay una frase en el libro que resume todas sus páginas, dice así:
“Las Grandes Cosas siempre se quedaban dentro. No tenían adónde ir. No tenían nada, ningún futuro. Así que se aferraron a las Pequeñas Cosas.”
Y así es. Con el tiempo, te das cuenta que la felicidad no depende de esas (pocas) "grandes cosas” o “grandes momentos”, sino de esas “pequeñas cosas” que quieres que ocurran (casi) todos los días.
Así que hablar de “pequeñas cosas” es hablar de felicidad, y hablar de mis seis “pequeñas cosas” es hablaros de mi felicidad. Esto es, lo que me hace sentir y recordar que no soy un producto etiquetado puesto en una estantería, sino un ente con vida y sentimientos. Son todas aquellas (grandes o pequeñas) "cosas" que necesito para vivir; o sea, de lo que suelo hablar en este blog: La Música. La Poesía. Los Niños. Comprobar que la temperatura de mi sangre no baja de un cierto nivel. Llorar de Emoción. Mis Seres Queridos. etc. etc.
Pero intuyo que el "meme" exige algo más de concreción, así que -con un margen de error razonable y omitiendo algunas por prudencia- voy a enumerar mi particular Top-6 de “pequeñas cosas” que me han hecho muuuuuuy feliz en los últimos seis meses (por orden cronológico, no necesariamente equivalente a ningún otro orden):
1. Abril. Escuchar a Maurizio Pollini interpretar la Balada número 1 de Chopin en el Palau de la Música. Llorar al hacerlo. Hacer todo lo anterior cogido de la mano de la mujer que quiero.
2. Junio. Darle al botón “publicar entrada” tras escribir la primera entrada de este blog. Unos días más tarde, estar (de nuevo) ante mi cuadro favorito, el que véis a la derecha.
3. Julio. Ir a ver al Boss con mi principito de siete años
4. Agosto. Despertarme el primero y sin sueño en el parrocho de la huerta y esperar a que se despierten mis príncipes sin más sonido de fondo que las campanas de la iglesia, las ovejas que pacen y el agua del regato.
5. Agosto. El primer chapuzón del día en las aguas de Menorca. El café y la ensaimada que seguían al baño. La música que sonaba de fondo.
6. Casi todos los días de casi cualquiera de los meses anteriores : Despertar a los niños por la mañana y llevarles al cole. Constatar (con licencia de la reina y del poeta) que sigo teniendo hambre de su boca, de su voz y de su risa. Pasear por un bosque. El helado de chocolate belga de Haagen Dazs. La luz y el sonido de las chimeneas. Sentarme en la arena a escuchar el sonido de las olas. Los árboles frondosos. Las sábanas de hilo recién planchadas. Las flores. Viajar. Mis libros. Mis discos. Los cuadros de Vermeer.
Ha quedado algo tramposo, pero como es mi blog la frontera entre lo democrático y lo autárquico es muy difusa.
Os dejo con el aria “Thy Hand, Belinda”, de la opera Dido and Aeneas de Henry Purcell, en la versión de Jessye Norman. Fue lo mejor del primer concierto de la XXV Temporada Ibercamera, ayer hace una semana.
Y con una frase, al hilo de lo que hablábamos:
“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”
Pablo Neruda (1904-1973)
Que tengáis un buen fin de semana.
Primera, Enlazar a la persona que nos invita.
Hecho.
Segunda, enumerar seis “pequeñas cosas” que nos hagan felices.
Voy pensando.
Tercera, hacer constar las reglas.
En ello estoy.
Cuarta, elegir a seis personas que continúen con el “meme”.
Hecho, aunque son menos de seis. Son Toni, San Free Bird, Il Cavaliere y Princesa Inca, y están hipervinculados a la derecha. Espero que no se enfaden.
Quinta, avisarles con un comentario en su blog.
Hecho.
Hace mucho tiempo leí un libro que habla de esto. El Dios de las Pequeñas Cosas es una novela de la escritora india Arundhati Roy que nos habla sobre historias de amor imposibles, de dos gemelos (Rahel y Estha) y sus vidas, que se separan para volver a cruzarse de nuevo tras 20 años; de las "Cosas Peores" que (les) suceden entonces y de su proyección hasta el presente. Y también de las cosas que les hacían volver a respirar, las otras, las "Pequeñas Cosas".
Hay una frase en el libro que resume todas sus páginas, dice así:
“Las Grandes Cosas siempre se quedaban dentro. No tenían adónde ir. No tenían nada, ningún futuro. Así que se aferraron a las Pequeñas Cosas.”
Y así es. Con el tiempo, te das cuenta que la felicidad no depende de esas (pocas) "grandes cosas” o “grandes momentos”, sino de esas “pequeñas cosas” que quieres que ocurran (casi) todos los días.
Así que hablar de “pequeñas cosas” es hablar de felicidad, y hablar de mis seis “pequeñas cosas” es hablaros de mi felicidad. Esto es, lo que me hace sentir y recordar que no soy un producto etiquetado puesto en una estantería, sino un ente con vida y sentimientos. Son todas aquellas (grandes o pequeñas) "cosas" que necesito para vivir; o sea, de lo que suelo hablar en este blog: La Música. La Poesía. Los Niños. Comprobar que la temperatura de mi sangre no baja de un cierto nivel. Llorar de Emoción. Mis Seres Queridos. etc. etc.
Pero intuyo que el "meme" exige algo más de concreción, así que -con un margen de error razonable y omitiendo algunas por prudencia- voy a enumerar mi particular Top-6 de “pequeñas cosas” que me han hecho muuuuuuy feliz en los últimos seis meses (por orden cronológico, no necesariamente equivalente a ningún otro orden):
1. Abril. Escuchar a Maurizio Pollini interpretar la Balada número 1 de Chopin en el Palau de la Música. Llorar al hacerlo. Hacer todo lo anterior cogido de la mano de la mujer que quiero.
2. Junio. Darle al botón “publicar entrada” tras escribir la primera entrada de este blog. Unos días más tarde, estar (de nuevo) ante mi cuadro favorito, el que véis a la derecha.
3. Julio. Ir a ver al Boss con mi principito de siete años
4. Agosto. Despertarme el primero y sin sueño en el parrocho de la huerta y esperar a que se despierten mis príncipes sin más sonido de fondo que las campanas de la iglesia, las ovejas que pacen y el agua del regato.
5. Agosto. El primer chapuzón del día en las aguas de Menorca. El café y la ensaimada que seguían al baño. La música que sonaba de fondo.
6. Casi todos los días de casi cualquiera de los meses anteriores : Despertar a los niños por la mañana y llevarles al cole. Constatar (con licencia de la reina y del poeta) que sigo teniendo hambre de su boca, de su voz y de su risa. Pasear por un bosque. El helado de chocolate belga de Haagen Dazs. La luz y el sonido de las chimeneas. Sentarme en la arena a escuchar el sonido de las olas. Los árboles frondosos. Las sábanas de hilo recién planchadas. Las flores. Viajar. Mis libros. Mis discos. Los cuadros de Vermeer.
Ha quedado algo tramposo, pero como es mi blog la frontera entre lo democrático y lo autárquico es muy difusa.
Os dejo con el aria “Thy Hand, Belinda”, de la opera Dido and Aeneas de Henry Purcell, en la versión de Jessye Norman. Fue lo mejor del primer concierto de la XXV Temporada Ibercamera, ayer hace una semana.
Y con una frase, al hilo de lo que hablábamos:
“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”
Pablo Neruda (1904-1973)
Que tengáis un buen fin de semana.
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