jueves, 30 de octubre de 2008

Cuando duele el alma

Tal día como hoy de hace dos años estaba a estas horas saliendo de la anestesia, con unos cuantos gramos de hueso menos en el cuerpo, y en su lugar unos cuantos gramos de titanio (más).

Recuerdo haber leído por primera vez este poema de Ángel Rodríguez en una de las semanas previas en el suplemento "Babelia" de El País; luego lo leí y releí muy a menudo en los interminables días que siguieron a la operación, porque refleja muy bien lo que sientes cuando no puedes valerte por ti mismo y tu cerebro paga (porque no le queda más remedio) el peaje que le exige el cuerpo herido y restañado; todo ello mientras nadas (mal) entre unas aguas borrosas que te hacen percibir el mundo exterior desde una íntima, profunda, inevitable y continua sensación de desvalimiento. Es entonces, cuando dejas de sentir dolor físico, cuando te das cuenta de lo que llega a doler el alma.

Caída (Ángel Rodríguez)

Y me vuelvo a caer desde mí mismo
al vacío,
a la nada.

¡Qué pirueta!
¿Desciendo o vuelo?
No lo sé.

Recibo
el golpe de rigor, y me incorporo.
Me toco para ver si hubo gran daño,
mas no me encuentro.

Mi cuerpo ¿dónde está?
Me duele sólo el alma.

Nada grave.


Nada grave; los versos tiene razón, como casi siempre. Hace ya dos años de eso.

Una de las canciones que escuchaba más a menudo en los primeros días de inmovilidad es esta preciosa “Bea’s Song” de los Cowboy Junkies --os dejo con la cálida, suave y húmeda voz de Margo Timmins.



Que tengáis un buen día.

domingo, 26 de octubre de 2008

Mi Pueblo, Mi Casa, La Soledad (queridos primos...)




Queridos primos:

Estoy volviendo a ver las fotos que hicimos en Jaipur el pasado mes de enero, por ejemplo la que cuelgo arriba. Quizás os acordáis, era uno de los grupos de mujeres que nos miraban en el patio del Fuerte Amber mientras descendíamos del elefante primero y de la muralla más tarde. Con esas miradas que me cautivaron: miradas de mujer que se sabe poderosa, quizás por ser de mujer de rajput, que como sabéis quiere decir hijo de reyes.

Ayer veíamos una película que aprovecho para recomendaros. "Cometas en el cielo" es una película basada en la novela de de Khaled Mosseini y que relata la vuelta de un afgano a su país natal, controlado por los talibanes, en busca de un niño. Es una película que nos habla de la amistad, de la vida y de la muerte, de vejaciones, de justicia e injusticias y de las segundas oportunidades que la vida a veces tiene a bien darnos y que, si vienen, no hay que dejar pasar. Os la recomiendo, y también que los niños duerman mientras la véis - os cuelgo un trailer.



Como Hassan, yo también sueño que mis hijos crecerán para ser buenas personas, y que serán (y sabrán ser) libres. Como el padre de Amir, yo también creo que robar es el único pecado, y que los demás son simplemente variaciones de robar --cuando matas a un hombre, le robas a alguien el derecho a una vida, a sus hijos de venir al mundo, o si ya están aquí, el derecho de tener padre; cuando mientes, le robas a alguien el derecho a la verdad, etc.

Y el concepto antitético de robar es el de dar, y por eso me refiero en este blog con la etiqueta de "Mis héroes" a las personas que dan, a aquéllos que no buscan el ser ni el poseer, sino el dar. Porque si alguien es mejor que alguien no es por lo que “es” ni por lo que “tiene” o “consigue”, sino por lo que da.

Y por eso cuando te cruzas con esas gentes que roban a los demás (el tiempo, la vida, los sentimientos) tienes la sensación de vivir entre muertos; están vivos (en el sentido biológico), pero son muertos vivientes. Son del género que se suicida, unos día a día y otros de golpe. Y cuando te cruzas con gentes que dan, sientes como la vida te rodea y te penetra, porque el bien y el mal son contagiosos.

Curiosamente, paseando por la India, entre tanta miseria me sentía muy vivo. Y recuerdo como si fuera ayer que ya de vuelta a casa, íbamos paseando de la mano la noche del 6 al 7 de enero por el barrio en el que llevo toda la vida viviendo, y pensaba para (o sentía en) mis adentros que en esta ciudad falta vida, que están, estamos todos muertos. Muertos y solos, algunos en solitario y otros en pequeñas tribus de pocos individuos que comparten música, cariño y techo.

Llegaremos a Delhi a las 8:50 hora local del día 11 de diciembre. Tenemos tantas ganas de veros…

Besos enormes. Que tengáis una buena semana. Suena el Chango Spasiuk, cantando una maravilla de canción que descubrí hace unos meses gracias al blog de Gabriela y que me viene al pelo hoy: lleva por título "Mi Pueblo, Mi Casa, La Soledad".




P.S. Si nos queréis acompañar en algún momento del viaje, todavía estáis a tiempo. Ya sabéis que nos gusta pasear con vosotros por el mundo.

viernes, 24 de octubre de 2008

El hombre del Cadillac (II)




A propósito de lo que eufemísticamente se sigue llamando "planes de rescate" para la banca, os ofrezco una continuación plausible a la historia del jefe que os posteaba el otro día. Nos habíamos quedado en que los habitantes de Rubbishtown habían juntado la totalidad de sus ahorros y comprado los miles de ratas enjauladas que ellos mismos habían cazado, sin haber vuelto a ver ni al hombre del Cadillac ni a su secretario.

Pero hete aquí que cada ciudad grande (Rubishtown no dejaba de ser una aldea) tenía al menos un hombre del Cadillac, y muchas ciudades grandes tenían más de diez, y más de veinte hombres del Cadillac, que se dividían la ciudad en (sólo) aparente competencia, y sin que los habitantes de Rubbishtown lo supieran, el hombre del Cadillac de Rubishtown había pedido prestado a otros hombres del Cadillac el dinero para poder pagar las primeras remesas de ratas. Luego sabrían que todos los hombres del Cadillac hacían lo mismo, y que en realidad casi ninguno de ellos (a diferencia de los hombres del Cadillac que habían empezado el negocio, siglos antes) tenía dinero (propio), por lo que todos pagaban sus deudas y remuneraban las ratas que compraban con dinero prestado a cambio del que daban como garantía unos títulos de propiedad sobre las ratas que todavía no tenían, porque todavía no las habían comprado: eran los “tituliratas”.

Y como nadie puede contar las ratas que hay en las alcantarillas de una ciudad, ni las ciudades que hay en el mundo, y todavía menos saber qué cifra resulta de multiplicar ambas magnitudes (¿cuánto es un trillón?), pensó uno, nadie se dará cuenta si añado un cero al número real de ratas que tengo. Cuando el hombre del Cadillac de la ciudad de al lado se dio cuenta que en realidad las tituliratas que había comprado no valían mas que una décima parte de lo que creía (él ya sabía que detrás de un titulirata no había ratas, sino simples expectativas de compra de ratas, pero no conocía el truco de la multiplicación de las tituliratas), pensó que tenía solamente dos opciones. O denunciaba al hombre del Cadillac que le había enchufado el titulirata “inflado por diez”, o intentaba colocárselo a otro hombre del Cadillac –y eso es lo que hizo, porque los hombres del Cadillac alardean de ser los más listos del mundo.

Al cabo de un tiempo, uno de los hombres del Cadillac, agobiado por unas deudas de juego, decidió añadir otro cero al titulirata, y el ejemplo cundió; porque lo que los hombres del Cadillac llaman “buena vida” - que consiste en vivir como Dios sin inmutarse mientras miles de millones de personas comen ratas - valía mucho dinero, y además estaba esa ludopatía que parecía genética en los hombres del Cadillac y que se explicaba fácilmente pues fácil es jugarse el dinero ajeno sin riesgo para el propio.

Es decir, que el panorama era más sombrío de lo que creían los hombres de Rubbishtown, porque no sólo no tenía dinero para comer, con lo que tenían que comer ratas, sino que en realidad había muchísimas menos ratas de las que creían y de las que constaban en los libros de contabilidad de los hombres del Cadillac; de hecho, no había ratas suficientes para que todos los hombres pudieran comer.

Y ante el descubrimiento, cundió el pánico en las alturas, y los hombres del Cadillac fueron a ver a los Dioses que regían los destinos de los hombres de Rubbishtown y otras aldeas, pueblos y ciudades similares, y les contaron la verdad.

Los Dioses comprendieron que había que hacer algo. Así que decidieron expropiar de todos sus bienes a aquellos hombres de Rubbishtown y Rubbishtown y otras aldeas, pueblos y ciudades similares que habían conseguido salvar algo de dinero. Y les expropiaron los dineros presentes pero también los futuros, los de sus hijos, y a cambio les dieron unos papelitos que llamaron Megatituliratas del Estado, y utilizaron los bienes expropiados –y los derechos sobre los bienes futuros de los ciudadanos- para garantizarlos. Y con el dinero expropiado (que no era mucho) y el que consiguieron que unos jeques ingenuos les pagaran (muchos miles de millones de monedas a cambio de muchos miles más de millones de Megatituliratas del Estado que consiguieron fabricar con una fotocopiadora gigante que tenían para estos casos), les compraron a los hombres del Cadillac todos los tituliratas. O eso creían.

Y les dijeron a los hombres, a los que comían ratas y a los que todavía no, a los expropiados y a los jeques, que lo que hacían era bueno, porque si quebraban los hombres del Cadillac vendría el Apocalipsis o algo peor y se acabaría el mundo.

Y los expropiados, y los jeques, que no querían que se acabara el mundo, se lo creyeron. Y consintieron que los Dioses pasaran de ser cómplices de los hombres del Cadillac a ser superhombres del Cadillac.

Y en esas estamos estas semanas, y por eso es escogido colgaros el final de la 2ª Sinfonía de Gustav Mahler (denominada "Auferstehung" o "Resurrección"), en una impresionante interpretación dirigida por Leonard Bernstein (viéndole, uno tiene miedo de que haya decidido sentir la obra hasta el extremo de morir en el escenario) y grabada en 1973 en la Catedral de Ely.




¿Por qué lo toleramos? ¿Por qué no quemamos en la hoguera a todos los hombres del Cadillac y cantamos como en el video?

-Coro: "Mit Flügeln, die ich mir errungen, / in heißem Liebesstreben, / werd' ich entschweben / zum Licht, zu dem kein Aug' gedrungen! / Sterben werd' ich, um zu leben!" [Con alas que he conquistado, / en ardiente afán de amor, / ¡volaré / hacia la luz que ningún ojo ha visto! / ¡Moriré para vivir!]
-Coro, soprano, Mezzo-soprano: "Auferstehn, ja auferstehn wirst du, / mein Herz, in einem Nu! / Was du geschlagen, / zu Gott wird es dich tragen!" [¡Resucitarás, sí, resucitarás, / corazón mío, en un instante! / Lo que ha latido, / ¡a Dios te llevará!]


Del DRAE:

Catarsis. 3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda.

Resucitar. 2. tr. coloq. Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo.

Me despido con un poema corto del poeta favorito de mi hermana favorita.

PAPEL MOJADO - Mario Benedetti

Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado



Que tengáis un buen fin de semana.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Servil i acabat...

Creo en el Cielo,
y si tengo que escoger
entre otra vida más aquí y el Cielo,
escojo el Cielo;
salvo que estés tú en esa otra vida aquí.
Y si tengo que escoger entre estar contigo
aquí o donde sea, y el Cielo,
no puedo escoger el Cielo.




T'estim.

martes, 21 de octubre de 2008

Nunca mi lejanía...

Hoy os traigo otra maravilla del leonés Julio Llamazares en esa faceta suya de poeta. Es de la obra "La lentitud de los bueyes", editada en 1979.




Hay racimos de soledad en tus manos... – Julio Llamazares

Hay racimos de soledad en tus manos, desposesiones más antiguas que la sangre.
Huyen los años de tus ojos como bandadas de cometas por las plazas maduras. (Sólo quedan los bueyes rumiando su tristeza.)
Has conocido, entre gavillas de silencio, el sabor amarillo de mis pasos, el humo indescifrable de las brasas sin tiempo.
Nunca mi lejanía se amasó con barro, pero puse en tu boca las yemas más quemadas y los besos más lentos. Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo.
Como una fuente vieja, azul desde su olvido, arrinconaste el miedo en arcas inviolables.
Ni siquiera el dolor estalla entre tus labios. Ni siquiera la antigua, la salada tristeza de mis besos.



Llevo dos días leyendo estos versos, y todavía no salgo de mi asombro – Dios mío, cómo escribe este hombre ("Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo" ¡!). Enlazan estos versos, casi encajan como piezas de puzzle, con aquella maravillosa presentación que nos hace Llamazares de sí mismo cuando se define por ascendencia diciendo aquello de "Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad / cuando perdió sus ganados y sus pastos. Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus / rebaños en la región donde se espesan el silencio y la retama. Y no tuvieron otro dios que su existencia / ni otra memoria que el olvido."


De fondo, suena el el aria “Mon coeur s'ouvre a ta voix” (mi corazón se abre a tu voz) de la ópera Samson et Dalila, de Charles Camille Saint-Saëns (1835-1921). El 30 de octubre viene Jessye Norman al Auditori de Barcelona y es uno de los temas que ha escogido en el programa. Ojalá se aproxime a la grabación que os subo, con la voz de la Callas; ya os contaré.




Que tengáis un buen día.

lunes, 20 de octubre de 2008

Hoy hace 31 años...



...moría en un accidente de avión Ronnie Van Zant. Siempre dijo que no llegaría vivo a los 30, y así fue.

In memoriam. Sólo pido 10 minutos de silencio -- son 10 minutos de gloria.



Que tengáis un buen día.

domingo, 19 de octubre de 2008

Dios bajó a la tierra en los bises (o el concierto de Paul Weller el pasado viernes 17 de octubre en Barcelona)




Nervioso. Así estaba desde hacía días. Por fin, iba a ver en directo a Modfather. Llegamos con tiempo para ver que el Espacio Movistar no se llenaría. Buena entrada, lo suficiente para subir la temperatura, pero no lleno hasta la bandera. Mejor, me gusta acercarme al escenario. Nervios. Faltan minutos.

Casi dos horas más tarde, sólo acertaba a decir: “soy feliz”.

Han pasado ya dos días y sigo en un estado de felicidad absoluta. Y es que este viernes por la noche Dios bajó a Barcelona. Fue en los bises, tras un concierto sólido donde un impecable Weller alternó canciones del nuevo disco con las que casi todos los que estábamos allí queríamos escuchar. Sí, ésas. Esas canciones que escuchamos miles de veces en el cassette del coche, esas canciones que pedíamos una y otra vez en los bares de copas (a menudo con poca fortuna), esas canciones que me ponían y me ponen la piel de gallina y me recuerdan viejos y lejanos tiempos en los que vivía en la calle y apuraba la vida a grandes tragos. Canciones como Wild Wood o Broken Stones, que sonaron (¡y cómo sonaron!) entre las muchas referencias a su nuevo disco –que todo sea dicho de paso, defendió muy muy bien, entre continuos guiños a su esplendoroso pasado; a modo de ejemplo así sonaba (en directo la acústica era mejor, claro) el Have You Made Up your Mind.



Ocurrió en los bises, cuando pitillo y cubata en mano, Dios bajó al escenario, se sentó al piano y nos cantó, nos dedicó, me cantó, me dedicó, ese himno que es You Do Something to Me. Escribo esto y se me pone la piel de gallina, a diez metros del escenario la cosa era más húmeda y seria. Sonó más o menos así (el vídeo es de hace un par de años, pero es el sonido más parecido que he encontrado en Youtube:



A partir de ese momento, la locura -y es que juntar algunos cientos de voces que se sepan la letra del That’s entertainment no es algo que pase cada día.

El que tuvo retuvo, y Paul Weller estuvo glorioso.



God save Modfather.

viernes, 17 de octubre de 2008

Little Money - Lucinda Williams (2008)


Sobresaliente. Sin matices, sobresaliente: así es el nuevo disco de Lucy. Una obra de arte que ya se ha comentado en muchos enlaces, os doy algunos:

http://sanfreebird72.blogspot.com/search?q=lucinda+williams
http://rockland70.blogspot.com/search?q=lucinda
http://perem1.blogspot.com/2008/10/lucinda-williams-little-honey.html
http://www.losthighwayrecords.com/artist/press/detail.aspx?nid=2226&aid=60
http://www.rollingstone.com/reviews/album/23226247/review/23306258/little_honey
http://www.spin.com/reviews/lucinda-williams-little-honey-lost-highway


No tengo mucho más que decir --pero a la vez no puedo dejar de decir la mía, y es que estoy encantado con este disco que ha salido mientras me encamo con antigripales y música, y es que entre ayer y hoy he podido escuchar este disco cinco o seis veces a diferentes horas del día y de la noche.

Mención a ese pedazo de banda que tuvimos el privilegio de escuchar en Paris el pasado mes de noviembre: Doug Pettibone y Chet Lyster a las guitarras, David Sutton al bajo, "Butch" Norton a la batería y Rob Burger a los teclados.

Aquí los tenéis en directo hace unos días en el programa de Letterman con el primer corte del disco, “Real Love”.



Y os aseguro que no es la mejor canción. Señores, ha vuelto la mejor Lucy, la del Lucinda Williams, el Car Wheels o el Essence. Pasen, vean y si les gusta compren.



Track List

1. Real Love
2. Circles & X's
3. Tears of Joy
4. Little Rock Star
5. Honey Bee
6. Well Well Well
7. If Wishes Were Horses
8. Jailhouse Tears
9. Knowing
10. Heaven Blues
11. Rarity
12. Plan To Marry
13. It's A Long Way To The Top (If You Wanna Rock N' Roll)


Ahora, sólo queda esperar que Miss Williams se acerque por estas latitudes cuando acabe su gira americana. Ahí estaremos.

jueves, 16 de octubre de 2008

Media hora (de una vida)

El Magnificat en re mayor BWV 243, es una de las muchas obras maestras del padre de la música actual, Johann Sebastian Bach. Publicada en 1733, está escrita para un coro de cinco voces y orquesta, aquí dirigidas por Nikolaus Harnoncourt.

Media hora de una vida es lo que se tarda en escuchar el Magnificat entero, y os aseguro que merece la pena.

1. Magnificat anima mea dominum



2. I exultavit spiritus meus



3 Quia respexit y 4 Omnes generationes




5. Quia fecit mihi magna




6. Et misericordia eius



7. Fecit potentiam



8. Deposuit potente



9. Esurientes implevit bonis



10. Suscepit Israel



11. Sicut loctus est



12. Gloria



Y media hora de una vida es lo que tardo en leer de arriba a abajo y de abajo arriba estos maravillosos versos de Pablo Neruda.

LLÉNATE DE MÍ (Pablo Neruda)

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.

Irme,
Dios mío,
irme!


Que tengáis un buen día

martes, 14 de octubre de 2008

Descubriendo (grandes) blogs (y 3)

Dos descubrimientos entre ayer y hoy - a La Princesa Inca la hipervinculé ayer, hoy os hipervinculo un blog excelente, "El Signo de los Tiempos".

Buen sitio para pasear.

lunes, 13 de octubre de 2008

El llanto de la viuda

Ángeles Caso transcribe en el dominical de La Vanguardia de ayer un precioso poema, no está disponible en la versión digital así que os lo transcribo a su vez.

Es una canción quechua de autor anónimo, y lleva por título Ijmacha.


Ijmacha (El llanto de la viuda)

Herida por los recuerdos, indecisa,
los campos salvajes alcanza;
busca allí, inquiere y contempla,
el árbol, las yerbas, las hojas, las quiebras.

Con el corazón sobresaltado, hirviente;
sin poder encontrar al amado,
el llanto que vierte día y noche
es manantial, río, fuente, lago.

Así vivo yo, así vivo
desde el instante
de la separación eterna, dueño mío,
ave hermosa, árbol hermoso.

Lloro y el torrente de las lágrimas
no calma mi tristeza;
mi corazón está siempre roto;
duele, gime, delira, se extravía.

Me atormenta
tu adorado rostro,
se me ofrece en la memoria, helada flor;
quemado fruto.

Voy a llorar a bárbaros lugares; mucho más el dolor se acrecienta;
me recuerdan a ti, amado mío,
la alta paja, la pampa, el abismo, el monte.

Y en la soledad acrecentada
te me figuras presente;
la lluvia de mis lágrimas detienes
amado de suave caricia, de dulce lengua.

Y te sueño vivo,
recostado en brazos ajenos
y me sangra el enojo,
la ardiente llama de las iras.

Yo soy la amada eterna, invariable,
a quien todo el universo compadece.
¡Qué me auxilien a llorar
Las bestias, los pájaros, los hombres, los forasteros!

Acompañaré hasta la muerte
tu sombra en la tumba,
aunque se vuelvan contra mí, enemigos,
la tierra, el viento, el agua, el fuego.


Conmovedor, ¿verdad? Os dejo con Diana Damrau (creo que ya os he hablado de ella) interpretando maravillosamente el aria de la Reina de la Noche de la no menos maravillosa ópera La Flauta Mágica de Mozart.





Que tengáis un buen día.

domingo, 12 de octubre de 2008

Los que roban dolor (y devuelven a cambio sonrisas)

Hace años que escucho a Cristina “Princesa Inca” en la Radio. Si os conectáis con la Cadena Ser cualquier viernes de 5 a 6 de la tarde la escucharéis (y a otros componentes de Radio Nikosia) en el programa de Gemma Nierga, La Ventana. Princesa escribía ayer esto en un suplemento de El País.

Soy Princesa Inca, la reencarnación de una de las muchas que hubo, una princesa inca muy especial, pelirroja y pecosa como soy yo. Esto, para un psiquiatra, es una paranoia y para muchos, una locura, pero nadie en el mundo puede con certeza definir el límite exacto entre lo real y lo irreal.

…()…

La vida en sí misma es un sinfín de locuras y paranoias globales aceptadas por todos: “Les llamé locos, me llamaron loco y ganaron por mayoría” porque no existe el loco sino el Otro que lo nombra.

Creo que si la enfermedad mental denomina el sufrimiento de la mente, exists, pero si es una etiqueta para señalar a los diferentes y crucificarles por no seguir la norma, estamos hablando de mecanismos de control en sociedades deshumanizadas y estructuralemente enfermas, generadoras de gente enferma, un sistema psicótoco (paranoico) que destruye mentes sensibles. En la presentación del Libro de Radio Nicosia dediqué este texto a esas mentes:

"A TODOS ELLOS

A los que se quedaron dormidos en el nunca,
a los que sueñan sus verdades y se las niegan,
a los que tienen mucho miedo,
y lloran por cualquier cosa
y se ocultan la cara de vergüenza.

A los tímidos,
a los solos, a los raros,
a los que dudan y dudan
y les llaman inmaduros, débiles,

A los que duermen en la fría cama del psiquiátrico,
a las madres que cogen la mano de su hijo ingresado,
os digo que no nos vendan verdades, que la verdad no existe,
la verdad y la razón son creaciones del hombre
para doler, para medir,

Hay que luchar contra el silencio,
y la ignorancia,
no somos enfermos.
Quién tiene la verdad absoluta, la realidad absoluta,
que la muestre, que la enseñe si puede,
es mentira, mentira, no existe.

A los que llevan cicatrices de haberse rajado las venas,
a los que consiguieron no rajárselas,
a los que les paraliza la angustia,
les paraliza para ser, amar , soñar,
a los que llaman vagos, idiotas, locos, débiles.

No escuchéis la voz de los que viven solo para tener
a los que, la ansiedad, les hace fumar dos paquetes diarios,
a los que no son sociables, ni aptos, ni lúcidos,
ni extrovertidos, ni empáticos, ni asertivos, ni normales,
a los que nunca superaran un test psicotécnico,
a los que llevan medicación en el bolso y el monedero vacío,
a los que ahora están atados a una cama y no nos oyen,
a los psiquiatras que abrazan a sus pacientes
y pidieron alguna vez consejo a un esquizofrénico.

A los que tenemos certificado de disminución
y leemos a Lorca y a Nietszche y lo que haga falta,
a los que no soportaron el túnel y se fueron para siempre,
a los que atravesamos cada día el túnel
agarrados aunque sea a las paredes negras,
a todos los que saben o quieren escucharnos,
y no se fían sólo de los manuales, libros, tesis,
estudios y estadísticas,
a los psicólogos que dan besos.

A los que hemos pasado ya el infierno y el cielo
y no queremos volver nunca más allí.

A los que roban dolor y devuelven sonrisas, dice Sabina. Y sobretodo
a todas esas pupilas dilatadas de tanta química
que miran aturdidas y absortas
pero tienen la luz más hermosa.

Que no existe la locura sino gente que sueña despierta."



He entrado en el blog de Princesa Inca (http://laprincesainca.blogspot.com/) y me gustado tanto que lo he hipervinculado.

Hoy voy a dedicar una canción muy especial (¿os acordáis del final de la película Deprisa, Deprisa, de Saura?) a Princesa Inca.

Y a mi Reina (Si me das a elegir / entre tú y la riqueza, / con esa grandeza / que lleva consigo, ay amor... / Me quedo contigo. / Si me das a elegir / entre tú y la gloria, / pa' que hable la historia de mí / por los siglos, ay amor... / Me quedo contigo.), y a mi Príncipe y a mi Princesa. Y a todos los que (todavía) soñamos despiertos. Y a todas las personas que roban dolor y devuelven a cambio sonrisas.

A todos los que son, sóis (porque os sienten, porque os sentís), somos especiales.



Que tengáis un feliz domingo.

jueves, 9 de octubre de 2008

Hoy hace treinta años...




...moría en Paris Jacques Brel sin hacer cumplido los 50. Conocí a Brel cuando vivía en Lieja, de esto hace ya muchos años, Barcelona no había celebrado los Juegos Olímpicos y yo vivía con el pie puesto siempre a fondo en el acelerador. Creo que el primer disco suyo que escuché era una recopilación que tenía mi prima Mons en aquél pisito suyo en la calle Franklin Roosevelt y al lado del Berlaymont.

Desde entonces, nunca me ha faltado su música. Debió morir en las Islas Marquesas, donde vivió sus últimos años de vida (...«Veux-tu que je te dise / Gémir n'est pas de mise / Aux Marquises»...) y donde está enterrado.

Me gusta cómo canta esta poesía en forma de canción que lleva por título "Amsterdam" (...Dans le port d'Amsterdam / y a des marins qui boivent / ... / ils boivent à la santé / des putains d'Amsterdam / de hambourg ou d'ailleurs / enfin ils boivent aux dames / qui leur donnent leur joli corps / qui leur donnent leur vertu / pour une pièce en or / et quand ils ont bien bu / se plantent le nez au ciel / se mouchent dans les étoiles / et ils pissent comme je pleure / sur les femmes infidèles / dans le port d'Amsterdam / dans le port d'Amsterdam ...)



Descanse en paz. A ver si me da tiempo a visitar su tumba y saludarle en el más aquí -más que nada por si no me lo encuentro en el más allá.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El otro lado del muro

No conocía la obra religiosa de Vivaldi, más allá del famoso Stabat Mater. Hoy he descubierto este maravilloso motete que lleva por título Longe mala, umbrae, terrores RV 629 . En la versión que os adjunto del aria central "Descende, o coeli vox", el contratenor americano David Daniels luce voz y un enorme control en la respiración.



Estoy de bajón. Ayer me anunciaron que hoy a las 11 me daban la nota de uno de esos exámenes en los que tienes poco que ganar y mucho que perder. Nervios primero, subidón más tarde y ahora bajonazo: porque la nota ha sido muy buena.

Sigo con la extraña (y agradable) sensación de vivir en un sueño, así que os dejo con unos versos de Borges y me voy al otro lado del muro; quizás os vea allí.

EL SUEÑO (Jorge Luis Borges)

Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.

¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?


Besos.

sábado, 4 de octubre de 2008

El hombre del Cadillac

A propósito de lo que eufemísticamente se está llamando "planes de rescate" para la banca, otra historia del jefe, muchas gracias -y de nuevo con tu permiso:

"Cierto día llegó al mísero pueblo de Rubishtown, situado en una zona boscosa de Minessota, un hombre al volante de un Cadillac. Se instaló en el mísero motel del pueblo y anunció que pagaría 5 dólares por cada rata del bosque que le trajeran viva.

Los de Rubbishtown que eran muy pobres, salieron todos a cazarlas. Y el hombre del Cadillac pagó religiosamente 5 dólares por cada uno de los miles de roedores que le llevaron.

A las pocas semanas, quedaron muy pocas ratas en el bosque y resultaba muy difícil atraparlas, por los que los habitantes del pueblo perdieron el interés por su captura. Entonces el hombre del Cadillac ofreció 15 dólares por cada nueva rata y todo el pueblo salió nuevamente corriendo al bosque.

Cuando quedaban poquísimas, subió la oferta a 20 dólares por rata. Los montañeses volvieron al bosque y apenas lograron traerle unas pocas.

Entonces el hombre del Cadillac ofreció 100 dólares por ejemplar. Y explicó que por un tiempo debía ocuparse de sus negocios en Nueva York, dejando a su secretario para la compra de las nuevas ratas. Al día siguiente el secretario se dirigió a los montañeses y les dijo:

- Estas jaulas están llenas de ratas que mi jefe compró para su colección particular. Os propongo, como inversión, que me las compréis a 50 dólares la unidad, y cuando regrese mi jefe de Nueva York se las revendéis a 100 dólares cada una, que es la última oferta que ha hecho. Así doblaréis vuestro dinero en muy poco tiempo.

Los habitantes de Rubbishtown juntaron la totalidad de sus ahorros y compraron los miles de ratas enjauladas que ellos mismos habían cazado. Desde entonces no volvieron a ver ni al hombre del Cadillac ni a su secretario. Solo vieron las jaulas con miles de ratas que adquirieron con los ahorros de toda la vida y el dinero obtenido de la caza de ratas."


Y así fue como los habitantes de Tubbishtown ni fueron felices ni comieron perdices. Comieron ratas a miles hasta el final de sus días, porque no tenían dinero para comprar nada; que es lo que vamos a tener que hacer todos nosotros a cuenta de lo que se nos viene encima.

En honor de los cuarenta ladrones y el Alí Babá de los bancos centrales, hombres del Cadillac, banqueros de inversión, supervisores bursátiles, secretarios de estado y ministros, tontos especuladores de ratas, directores de sucursal, productores de dinero negro y otros cooperadores necesarios en las subprimes de los cojones y lo que nos está viniendo encima (y lo que nos falta), suena el Dies Irae del Requiem de Mozart -- Dies iræ, dies illa, Solvet sæclum in favilla..., como dice el apocalipsis, el que tenga entendimiento que cuente el número de la bestia, porque es número de hombres.




La primera vez que entré en el palacio de Versalles, entendí la Revolución Francesa. Ahora entiendo la rusa.

Pues eso, que tengáis un buen fin de semana.

jueves, 2 de octubre de 2008

Lo suficiente

Ayer alguien a quien quiero mucho me envió esta historia – gracias, jefe, con tu permiso:

Hace poco estaba yo en el aeropuerto y vi por casualidad a una madre e hija que se estaban despidiendo. Cuando anunciaron la salida del vuelo, se abrazaron y la madre dijo: “Te amo y te deseo lo suficiente”. La hija respondió: “Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado. También te deseo lo suficiente”.

Se saludaron con un beso y la hija partió. La madre pasó muy cerca del lugar donde yo estaba sentado y noté que necesitaba llorar. Traté de no mirarla para no invadir su intimidad pero se dirigió a mí y me preguntó: “¿Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?” “Si, lo he hecho” –respondí; y continué: “…perdón por preguntar, pero ¿por qué esta despedida es para siempre?”

“Yo soy una mujer vieja y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que la próxima vez que nos veamos será en mi funeral.” Fue entonces cuando le pregunté a qué se refería cuando le decía lo de “te deseo lo suficiente”.

Esbozó una sonrisa. “Es un deseo que nos hemos transmitido de generación en generación, mis padres solían decirlo”. Hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego sonrió aún más, y me dijo:

“Te deseo suficiente sol para que aprecies la lluvia”
“Te deseo suficiente lluvia para que aprecies el sol”
“Te deseo suficiente felicidad para que el mayor dolor te parezca pequeño”
“Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida te parezcan grandes”
“Te deseo suficientes ganancias para que no ansíes poseer nada material”
“Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees”

Luego empezó a llorar y se alejó.

Me despedí en silencio de ella mientras me decía que se necesita apenas un minuto para encontrar a una persona especial, apenas una hora para apreciarla y apenas un día para amarla. Y toda una vida para olvidarla.


Suena el tercer movimiento de la tercera sinfonía de Brahms, magistralmente (uno) interpretado por una magistral (dos) Orquesta Sinfonica de Colonia magistralmente dirigida (tres) por Symeon Bychkov.




Que tengáis un buen día.