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jueves, 17 de junio de 2010

Duro de pasiones

De los 20 poemas de amor..., a Neruda le gustaba éste en especial. A mi también.


Poema 09 - Pablo Neruda

Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el sólido frenesí marino.

Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto,
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.

Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.

Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.

Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía subceleste.



Casi tanto como el tercer movimiento de la sonata en si menor de Chopin. Y si lo toca Rubinstein, ni os cuento - cerrad los ojos y volad.





Hora de las velas. Que tengáis un buen día.

martes, 27 de octubre de 2009

Imagino...




Imagino que los que leemos estas líneas podemos convenir que los que sueñan de día tienen conocimiento de muchas cosas que se escapan a los que solamente sueñan de noche.

Imagino también que nos costará ponernos de acuerdo en una definición de poesía, y algo menos en sus efectos – nos ocurre lo mismo que con el enamoramiento, que lo definimos a través de sus síntomas, como si fuera una enfermedad – nada nuevo por otro lado, hay millones de canciones que hablan de ello, viene a mi cabeza una en particular (...Touch if you will my stomach / Feel how it trembles inside / You've got the butterflies all tied up / Don't make me chase you / Even doves have pride…).

Imagino que todos estamos de acuerdo en que este poema tan conocido de Neruda, que todos hemos recitado alguna vez a solas y otra vez como mínimo a un ser especial, roza la perfección.

XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Imagino que también podemos convenir que la poesía puede tener formas diferentes al poema, que van desde una mirada hasta una canción, por ejemplo–






Imagino que estoy recostado contra la borda de la barca, y en mi hombro la cabeza de un ser querido, compartiendo la visión de lo que se ve en la foto. Ya falta menos de diez años para eso. Como decía aquél: pasadlo bien, que la vida es corta y la noche es larga.

Soy feliz. Que tengáis un buen día.

domingo, 7 de junio de 2009

Diletando

Leo un poema breve de Neruda que dice así:

XXI

Yo viví en la baraja de patrias no nacidas,
en colonias que aún no sabían nacer,
con banderas inéditas que se ensangrentarían.
Yo viví en el fogón de pueblos malheridos
comiendo el pan extraño de su padecimiento.



Me da que don Pablo no hablaba de lo que parece a primera vista. Ha sido un buen domingo, casi de auténtico diletante. Aire puro, sol, yodo y helado de chocolate, buenas medicinas para la asfixia.

Los niños duermen, bajo a ras de suelo, me niego a preguntarle a la blackberry lo que me espera esta semana, así que me pongo las pilas con Etta James y me encuno; a ver si la semana es la mitad de la mitad de la mitad de buena de lo que va a ser la noche.





Que tengáis un buen día.

viernes, 6 de marzo de 2009

Saciando los sentidos

Vuelvo descansado, más enamorado y mucho más vivo. Para combatir los efectos del reingreso en la civilización, nada mejor que sentir el aliento de la maravillosa Angela Gheorghiu cantando el Vissi d'arte, de la ópera Tosca de Puccini a la suave luz de una vela.



Hace menos de una semana pensaba en este poema mientras Laia nos enseñaba el edificio de la fundación donde da clases a los "niños de la estación" - son niños de la calle que sobreviven en las calles de Delhi; a menudo viven en las estaciones de tren, por razones de pura supervivencia.

Oda a la pobreza - Pablo Neruda

Cuando nací,
pobreza,
me seguiste,
me mirabas
a través
de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto
eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros.
Las goteras,
de noche, repetían
tu nombre y tu apellido
o a veces
el salto quebrado, el traje roto,
los zapatos abiertos,
me advertían.
Allí estabas
acechándome
tus dientes de carcoma,
tus ojos de pantano,
tu lengua gris
que corta
la ropa, la madera,
los huesos y la sangre,
allí estabas
buscándome,
siguiéndome,
desde mi nacimiento
por las calles.

Cuando alquilé una pieza
pequeña, en los suburbios,
sentada en una silla
me esperabas,
o al descorrer las sábanas
en un hotel oscuro,
adolescente,
no encontré la fragancia
de la rosa desnuda,
sino el silbido frío
de tu boca.
Pobreza,
me seguiste
por los cuarteles y los hospitales,
por la paz y la guerra.
Cuando enfermé tocaron
a la puerta:
no era el doctor, entraba
otra vez la pobreza.
Te vi sacar mis muebles
a la calle:
los hombres
los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo
un trono desdentado
y mirando a los pobres
recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Ahora,
pobreza,
yo te sigo.
Como fuiste implacable,
soy implacable.
Junto
a cada pobre
me encontrarás cantando,
bajo
cada sábana
de hospital imposible
encontrarás mi canto.
Te sigo,
pobreza,
te vigilo,
te acerco,
te disparo,
te aislo,
te cerceno las uñas,
te rompo
los dientes que te quedan.
Estoy
en todas partes:
en el océano con los pescadores,
en la mina
los hombres
al limpiarse la frente,
secarse el sudor negro,
encuentran
mis poemas.
Yo salgo cada día
con la obrera textil.
Tengo las manos blancas
de dar pan en las panaderías.
Donde vayas,
pobreza,
mi canto
está cantando,
mi vida
está viviendo,
mi sangre
está luchando.Angela Gheorghiu
Derrotaré
tus pálidas banderas
en donde se levanten.
Otros poetas
antaño te llamaron
santa,
veneraron tu capa,
se alimentaron de humo
y desaparecieron.
Yo te desafío,
con duros versos te golpeo el rostro,
te embarco y te destierro.
Yo con otros,
con otros, muchos otros,
te vamos expulsando
de la tierra a la luna
para que allí te quedes
fría y encarcelada
mirando con un ojo
el pan y los racimos
que cubrirá la tierra
de mañana.


No puedo dejar de repetirlo: "mi canto está cantando / mi vida está viviendo / mi sangre está luchando". Alguien dijo que un viaje es como una vida que nos es ofrecida en el interior de la otra. Prefiero pensar que cada viaje es uno de esos sueños en los que sueñas que sueñas. Estos días atrás he soñado que saciaba mi particular sed de absoluto a través de los sentidos, los cinco y alguno más que intuyo pero no os sé nombrar: o quizás es que no me atrevo.

Que tengáis un buen fin de semana.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Cada día

Ayer hizo ocho años que nos dejó George Harrison. En su memoria, un poema de Neruda que me impresiona, como me impresiona el legado musical de este pedazo de músico con mayúsculas, y que pasó por esta vida como pienso que hay que pasar, sin muchas pretensiones, desde luego sin empujar y cediendo el paso cuando toca, que es casi siempre-



SI TÚ ME OLVIDAS – Pablo Neruda

Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.


Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.


Como en el poema, Harrison fue un músico que no “quiso ser” nada más que músico; pero eso sí, quiso serlo cada día de su vida. Os dejo con su interpretación de la mejor canción de los Beatles (de la que era y es autor) en el famoso concierto para Bangladesh en el que actuaron, Ravi Shankar, Eric Clapton -¡cómo tocaba Slowhand en 1971!-, Bob Dylan, Ringo Starr, etc etc.





La grabación va especialmente dedicada a los cuatro críticos imbéciles e ignorantes que ningunearon en su día a este pedazo de músico por no vivir de la música y de los críticos, sino para ella y de espaldas a ellos. A todos esos ignorantes, que les den.

Y a vosotros, que tengáis un buen día.

jueves, 16 de octubre de 2008

Media hora (de una vida)

El Magnificat en re mayor BWV 243, es una de las muchas obras maestras del padre de la música actual, Johann Sebastian Bach. Publicada en 1733, está escrita para un coro de cinco voces y orquesta, aquí dirigidas por Nikolaus Harnoncourt.

Media hora de una vida es lo que se tarda en escuchar el Magnificat entero, y os aseguro que merece la pena.

1. Magnificat anima mea dominum



2. I exultavit spiritus meus



3 Quia respexit y 4 Omnes generationes




5. Quia fecit mihi magna




6. Et misericordia eius



7. Fecit potentiam



8. Deposuit potente



9. Esurientes implevit bonis



10. Suscepit Israel



11. Sicut loctus est



12. Gloria



Y media hora de una vida es lo que tardo en leer de arriba a abajo y de abajo arriba estos maravillosos versos de Pablo Neruda.

LLÉNATE DE MÍ (Pablo Neruda)

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.

Irme,
Dios mío,
irme!


Que tengáis un buen día

miércoles, 4 de junio de 2008

Pido permiso para nacer (mi primer post)

Hoy me atrevo con mi primer post, empiezo con Mozart que me cuesta poco. El texto del Ave Verum Corpus es una poesía del S. XIV. Muchos compositores le han puesto música. La de Mozart es una composición para coro y orquesta que acabó en junio de 1791, o sea seis meses antes de su muerte. Es una obra muy popular y que a menudo ha sido menospreciada por los críticos; yo la encuentro preciosa, tanto que sonó el día de mi boda.

Esta versión de Bernstein me gusta por lo contenido de la dirección y el equilibrio entre la orquesta y el coro.



Hoy os regalo un poema de Neruda.

PIDO SILENCIO (Pablo Neruda)

AHORA me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.

Yo voy a cerrar los ojos.

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé,
la caricia del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.

Es casi nada y casi todo.
Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a vivirme.

Sucede que soy y que sigo.
No será, pues, sino que adentro
de mí crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,

pero la madre tierra es oscura:
y dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.

Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.
Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.
Déjenme solo con el día.

Pido permiso para nacer.


Si Neruda pide permiso para nacer, yo también pido permiso para nacer.