Hoy he encontrado esta joya, os la regalo.
DELIRIO DEL INCRÉDULO - María Zambrano
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas? , sólo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
[Si pudiera, pero hundirme... ]
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
Y que no lo recuerdes. [Era tu gloria.]
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
Cuando no puedes convertir un sueño en realidad, sueñas despierto y el sueño se torna (temporalmente) realidad. Porque hay muchos motivos en forma de seres queridos que hacen que (de momento) no pueda vivir (mucho tiempo) en mis sueños. Lo que sí puedo hacer - y hago - es vivir de ellos.
Y también vivir a caballo entre la realidad y los sueños, girando en torno a mí mismo en esa frontera difusa hasta que no sé de qué lado del espejo estoy. Más allá de ningún sitio, muy cerca de mis sueños - y muy lejos de la nada.
Suena Cat Power.
Que tengáis un buen día
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jueves, 18 de junio de 2009
lunes, 16 de marzo de 2009
Es hora...

...de jurarse como cada año amor debajo de un cerezo en flor.
Mientras mi queridísima Chan Marshall canta The Greatest...
..., leo este maravilloso poema de un gran poeta que ya no está entre nosotros.
NUNCA - Ángel González
¿Hemos de sacrificar a la doncella
en el altar de un dios que reclama su sangre
para confirmar su poder sobre nosotros,
y comprobar que su grandeza
no sufre menoscabo con el paso del tiempo?
Rómpase la grandeza del dios en mil pedazos,
que la lepra corroa la púrpura que cubre
su soberbia figura,
y que su eternidad se reduzca a ceniza.
Y prevalezca la sencilla gracia
de la doncella viva, fugaz, irrepetible,
su sonrisa tan clara,
su alegría
que ella no sabe efímera, y por tanto
es en su ser presente inmortal un instante.
Demasiado bueno para añadir nada que no sea un deseo de los que no se deben escribir - porque ya sabéis que si se escribe, alguien lo podría leer en voz alta; y entonces los árboles se lo contarían entre sí y a los pájaros; y así podría llegar a oídos de un envidioso que podría querer evitar tu (mi, nuestra) felicidad, aún a costa de caer todavía más hondo en el pozo del sinsentido de la envidia. Por si acaso.
Que tengáis un buen día.
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lunes, 8 de diciembre de 2008
Sin palabras y sin imágenes (hallazgos a la luz de una vela en una madrugada de domingo)
Con la luz apagada - suena una voz que es cualquier cosa menos apagada.
Y, cerrando los ojos, concentro mi recuerdo en las palabras de Gautama Buda, y las repito en forma de mantra:
"Hay una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo. No hay ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni causa, ni efecto, ni cambio, ni detenimiento."
Que mañana salga el sol, y que lo veamos. Que no se nos enfríe nunca la sangre. Que sigamos aspirando a esa condición en la que no hay causa ni efecto. Cierro los ojos: los dioses me envidian porque soy mortal, y porque soy feliz sabiendo que todo se acaba algún día - carpe diem, amigos.
Que tengáis un buen día.
Y, cerrando los ojos, concentro mi recuerdo en las palabras de Gautama Buda, y las repito en forma de mantra:
"Hay una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo. No hay ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni causa, ni efecto, ni cambio, ni detenimiento."
Que mañana salga el sol, y que lo veamos. Que no se nos enfríe nunca la sangre. Que sigamos aspirando a esa condición en la que no hay causa ni efecto. Cierro los ojos: los dioses me envidian porque soy mortal, y porque soy feliz sabiendo que todo se acaba algún día - carpe diem, amigos.
Que tengáis un buen día.
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