Atentos a la grabación de hoy, Vladimir Horowitz toca en 1968 la primera balada de Chopin y, claro está, el Carnegie Hall entero se viene abajo.
Otro día hablaremos del Premio Cervantes de 2007, hoy me conformo con leer su poesía.
LÍMITES (Juan Gelman)
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?
Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.
Maravilloso, ¿verdad? Buen fin de semana a todos.
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sábado, 27 de septiembre de 2008
domingo, 21 de septiembre de 2008
No te quedes conmigo
Domingo, cae la noche y vamos pasando la página de esta semana. Del poeta favorito de mi hermana favorita.
NO TE SALVES (Mario Benedetti)
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Nada que añadir. Vladimir Horowitz nos regala una interpretación sublime de la maravillosa Consolación nº 3 de Liszt.
Tengo que volver a tocar el piano. A ver.
Que empiece bien la semana.
NO TE SALVES (Mario Benedetti)
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Nada que añadir. Vladimir Horowitz nos regala una interpretación sublime de la maravillosa Consolación nº 3 de Liszt.
Tengo que volver a tocar el piano. A ver.
Que empiece bien la semana.
lunes, 7 de julio de 2008
Besa la espina
Es lunes, así que os regalo una joya del mejor poeta vivo de nuestro país.
VOY A HACERTE FELIZ (Antonio Gala)
Voy a hacerte feliz. Sufrirás tanto
que le pondrás mi nombre a la tristeza.
Mal contrastada, en tu balanza empieza
la caricia a valer menos que el llanto.
Cuánto me vas a enriquecer y cuánto
te vas a avergonzar de tu pobreza,
cuando aprendas -a solas- qué belleza
tiene la cara amarga del encanto.
Para ser tan feliz como yo he sido,
besa la espina, tiembla ante la rosa,
bendice con el labio malherido,
juégate entero contra cualquier cosa.
Yo entero me jugué. Ya me he perdido.
Mira si mi venganza es generosa.
Otra joya: Vladimir Horowitz tocando el preludio en re bemol mayor al que se le suele llamar "gotas de lluvia". Dicen las crónicas que cuando Chopin y Georges Sand llegaron a la Cartuja de Valldemossa, llovió ininterrumpidamente durante dos meses, los mismos que tardó el piano del pobre Chopin en hacer el trayecto desde Paris a Mallorca. Cuando al fin le llegó su piano, Chopin trasladó a la partitura el repiqueteo de la lluvia sobre el tejado de la Cartuja que tanto le había obsesionado a modo de terapia: no sé si es verdad, pero es plausible.
La pieza no es de una especial dificultad técnica, lo que es dificilísimo para un mortal es interpretarla como lo hace Horowitz, primero hay que saberse perfectamente la pieza, claro; pero luego viene lo extraordinario, el cerrar los ojos, el usar el pedal con mucha mesura, el sentir como la música te inunda y te llega muy dentro, y el dejar que el corazón y las entrañas te vayan guiando los dedos por las teclas; cuando tocas así, no buscas el tempo sino que lo encuentras.
Y eso es lo que hacía Horowitz, huir de la interpretación efectista e interpretar con alma y sinceridad. Como tiene que ser.
Primer encierro de los Sanfermines. Demasiada gente, pero tres o cuatro carreras de las bonitas de verdad en Estafeta.
Que tengáis una buena semana.
VOY A HACERTE FELIZ (Antonio Gala)
Voy a hacerte feliz. Sufrirás tanto
que le pondrás mi nombre a la tristeza.
Mal contrastada, en tu balanza empieza
la caricia a valer menos que el llanto.
Cuánto me vas a enriquecer y cuánto
te vas a avergonzar de tu pobreza,
cuando aprendas -a solas- qué belleza
tiene la cara amarga del encanto.
Para ser tan feliz como yo he sido,
besa la espina, tiembla ante la rosa,
bendice con el labio malherido,
juégate entero contra cualquier cosa.
Yo entero me jugué. Ya me he perdido.
Mira si mi venganza es generosa.
Otra joya: Vladimir Horowitz tocando el preludio en re bemol mayor al que se le suele llamar "gotas de lluvia". Dicen las crónicas que cuando Chopin y Georges Sand llegaron a la Cartuja de Valldemossa, llovió ininterrumpidamente durante dos meses, los mismos que tardó el piano del pobre Chopin en hacer el trayecto desde Paris a Mallorca. Cuando al fin le llegó su piano, Chopin trasladó a la partitura el repiqueteo de la lluvia sobre el tejado de la Cartuja que tanto le había obsesionado a modo de terapia: no sé si es verdad, pero es plausible.
La pieza no es de una especial dificultad técnica, lo que es dificilísimo para un mortal es interpretarla como lo hace Horowitz, primero hay que saberse perfectamente la pieza, claro; pero luego viene lo extraordinario, el cerrar los ojos, el usar el pedal con mucha mesura, el sentir como la música te inunda y te llega muy dentro, y el dejar que el corazón y las entrañas te vayan guiando los dedos por las teclas; cuando tocas así, no buscas el tempo sino que lo encuentras.
Y eso es lo que hacía Horowitz, huir de la interpretación efectista e interpretar con alma y sinceridad. Como tiene que ser.
Primer encierro de los Sanfermines. Demasiada gente, pero tres o cuatro carreras de las bonitas de verdad en Estafeta.
Que tengáis una buena semana.
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