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martes, 9 de junio de 2009

La hora de las verdades

Cierro los postigos del día y giro la llave de la noche, se acerca la hora mágica, esa hora a la que el mundo oficial se desvanece; la hora de los niños y de los locos, o sea mi hora por partida doble; la hora a la que a las verdades les pasa lo que a las estrellas al caer el sol - porque están ahí siempre, otra cosa es que podamos o queramos verlas.

Me gusta lo que dice este poema, y también la manera que tiene el poeta de decirlo.

POÉTICA - Heberto Padilla

Di la verdad.
Di, al menos, tu verdad.
Y después
deja que cualquier cosa ocurra:
que te rompan la página querida,
que te tumben a pedradas la puerta,
que la gente
se amontone delante de tu cuerpo
como si fueras
un prodigio o un muerto.


Me gusta pensar que todavía soy capaz de sentir y vivir la vida como un niño. Me gusta pensar que un día viviré cerca del mar. Me gusta escuchar el aria "A tanto duol", de la ópera Bianca e Fernando de Bellini - creo que la primera vez que la escuché estaba en casa de Mons en Bruselas, y sonaba la BSO de la película El Maestro de Música.




Que tengáis un buen día.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Con el tiempo...

Hoy el jefe me ha hecho llegar unos párrafos de Borges que me han encantado, dicen así:

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma,que los besos no son contratos y los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes, y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de quererte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios, multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido, ya es tarde, nunca dejes que algo te sea demasiado tarde.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...


Al hilo del paso del tiempo, aprovecho para rectificar (o al menos matizar) una opinión musical. Decía el 1 de septiembre que nadie ha cantado el aria Casta Diva como la Callas - después de escuchar la grabación que os cuelgo, y para no cambiarle a la Callas la medalla de oro por una de plata (que siempre es feo), voy a otorgarle a la Caballé una segunda medalla de oro ex aequo.





Que tengáis un buen fin de semana.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Hace tiempo y frío

Se puede dudar de los sueños. Se puede dudar de la existencia del cielo, o del infierno, o de Dios. Pero no se puede dudar de que nadie ha escrito en nuestro idioma como Cortázar. Nadie lo ha girado y regirado, y doblado y vuelto a doblar, para desdoblarlo del revés y reinventarlo, y de paso la literatura española y universal. Quizás por eso despreciaba don Julio al lector pasivo, al que empieza las novelas por el final o corre hasta llegar a esa última página. Para muestra, un botón.

POEMA (Julio Cortázar)

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.


Leo despacio y releo y despacio me emborracho leyendo; y leo de nuevo, ahora menos despacio, y cada vez suena diferente, "busco tu suma", "esa línea que hace temblar a un hombre" , "te arranco con delicadeza de cicatriz", "toda la mañana es la pizarra" y ese final demoledor: "hace tiempo y frío".

Y tampoco admite discusión que nadie ha cantado el aria “Casta Diva” de la ópera Norma de Bellini como la Callas. La historia es más o menos así: estamos en la Galia, durante la época de la ocupación romana, alrededor del año 50 A.C. Norma es la hija del jefe del pueblo y una gran sacerdotisa druida. Su amante, que le ha dado dos hijos, le dice que ahora ama a una joven virgen del templo.

En la escena, Norma corta una rama del muérdago sagrado y dirige su plegaria a la Luna: "Casta diva", acompañada por Oroveso y el pueblo. En un aparte, expresa el amor que sigue sintiendo por Pollione. Después, la escena queda vacía.



Sin discusión.

Que tengáis un buen principio de semana.