miércoles, 6 de octubre de 2010

Sin título (Cap. II)

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Me desperté de noche. Mientras releía la nota que me había dejado Ernesto, me hice un café muy cargado que bebí a sorbos, sin leche, como me gustaba cuando era soltero. Lo que más me jodía de la nota era lo de estar muerto. No soy un zombi, vamos digo yo. He currado como un cabrón toda mi vida para darle a los míos lo mejor, y por el camino me he dejado muchas cosas – pero de ahí a estar muerto, vamos digo yo que no. Repasé la cartera, y me di cuenta de que no faltaba dinero, pero sí una tarjeta de crédito.

Conectado a Internet, la web del banco me mostró el cargo de la compañía de ferries. Hice dos llamadas: una al despacho para decir que no volvería hasta el lunes; otra al móvil de Ernesto, que estaba apagado. ¿Dónde estaría? Pensé en llamar al banco para cancelar la tarjeta, pero luego cambié de opinión – si Ernesto seguía tirando de ella, al menos sabría por dónde andaba; el precio, el saldo que quisiera dejar en cuenta a cada momento. Por si se le iba la pinza, vacié la cuenta hasta los tres dígitos.

Luego hice girar el plato, puse el Blue Valentine y me tumbé en el sofá. Pensé en liarme un canuto, pero al instante cambié de idea. Sentía una especie de necesidad de salir a la calle, pero no sabía muy bien por qué ni para qué. Pensé en acercarme a la terminal de ferries, no tanto para saber dónde estaba Ernesto sino para saber cuándo volvía – asumiendo que hubiera sacado un billete de vuelta - pero cuando intenté recrear la escena del reencuentro también cambié de idea. “Adios, papá, adios” no suena a “te veo el domingo por la noche”. Adios. El latigazo en la espalda vino entonces, cuando entré en el cuarto de Ernesto, y me di cuenta de lo que estaba pasando: se había llevado el móvil, una muda y mi VISA, pero las llaves de casa estaban encima de su mesa, en el cenicero que usaba de bandeja, gritándome adios, adios, adios.

Recordé el poema de Gibran que leí en la ceremonia de su bautizo (…vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas de los anhelos que la Vida tiene de sí misma. / Vienen a través de vosotros, pero no son vuestros. Y aunque vivan con vosotros, no os pertenecen. / Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, pues sus almas habitan en la mansión del mañana, que vosotros no podéis visitar, siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no intentéis hacerlos a ellos como vosotros. Ya que la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer…). Los niños. El niño. Mi niño que ya no es un niño. La verdad os hará libres, dice el Evangelio de San Juan: había pasado durante muchos años, de lunes a viernes, por debajo del arco de piedra con la frase en cuestión, y a fuerza de pasar formaba parte ya de mi ADN. Libertad, albedrío, opciones vitales. Siempre había pensado – y eso le había dicho a Ernesto desde que era muy pequeño - que nuestra libertad para elegir (¿hay otra?) no puede ser algo que se nos concede, sino algo que se nos reconoce como lo que es, un espacio vital y un derecho innegociable e incondicional a elegir y a equivocarnos. Eso le había dicho una y otra vez, y eso es lo que decían las líneas que Ernesto reproducía en su nota de despedida. Y ahora, ¿qué iba a hacer?; o mejor, ¿qué podía hacer? Ernesto había dejado las llaves en el cenicero azul. Me faltaba un trozo de mí, y no sabía si tenía derecho a reivindicarlo – de hecho, sabía que no lo tenía. El Blue Valentine dio paso al Five Leaves Left. Volví a marcar el número del móvil de Ernesto, de nuevo sin resultado. Adios. Entré de nuevo en su habitación, y me quedé mucho rato mirando primero las llaves, y luego el cenicero. Era de cerámica azul, Ernesto lo había hecho en un taller de plástica al que le enviábamos en vacaciones, y me lo había regalado hacía un siglo, cuando tenía nueve o diez años y la sonrisa de su madre todavía impregnaba cada rincón de la casa.

Ella. Siempre ella. Hacía mucho que no pronunciaba su nombre, siempre era ella o, como mucho, cuando hablaba de ella con Ernesto, mamá. La memoria es caprichosa, y selectiva, siempre lo había atribuído al instinto de supervivencia – recordé la escena: la mujer de Javier, a quien acababa de conocer, estaba destrozada tras la muerte de su madre y a ella no se le ocurrió otra cosa que teñirse el pelo de verde y pintarse una mariposa en la cara, de pómulo a pómulo, de la barbilla a las cejas; me dijo, vamos a ver si le podemos arrancar una sonrisa a la mujer de Javier, que falta le hace. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió: pasado el pasmo inicial de ver a la mujer-mariposa, aquella mujer primero sonrió y luego rió con las mismas ganas que tenía de morirse apenas unas horas antes. Ella.

Sonreí, y luego reí. Tenía hambre. Llamé primero a Marta, y luego a un taxi, y me encaminé a la barra del Bota, como cada viernes al mediodía. Una de las cosas buenas de Marta era que no necesita llenar los vacíos con conversaciones estúpidas: una de las malas, que no es capaz de llenarlas con conversaciones inteligentes. Pero me gusta, y no me pide más de lo que quiero darle. Tras dar buena cuenta de un changurro, unas espardenyes y un arrocete caldoso de bovagante, pedimos el café: fue entonces cuando le dije lo que iba a hacer, y que no contaba con ella. Me miró fijamente, y en un instante de lucidez me llamó primero desgraciado, luego cabrón, y por último hijoputa. Toma ya, vaya crescendo. Luego me plantó un bofetón que hizo girarse a medio restaurante y se fue en una escena propia de una película de las de antes. Mejor, pensé. Pagué la cuenta, volví a casa y cogí la bolsa de viaje.

No estoy muerto, joder. Estoy muy vivo.

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Mientras dormía, la flaca me había besado: un beso largo, húmedo, casi violento. O eso creía; a lo mejor lo había soñado. Tenía el brazo dormido, y me aparté de ella intentando no despertarla. Estaba amaneciendo y salí a popa a fumarme un cigarro.

- Bueno, tío, ya me contarás –dijo la voz de Manu a mi derecha.

La verdad, no sabía muy bien qué decir, así que no dije nada. No tenía claro lo del beso, y me parecía del género tonto empezar mi mayoría de edad compartiendo con Manu una fantasía onírica o algo que se le asemejaba.

- Acaban de abrir la cafetería, ¿os traigo un café? – dijo una voz agradable pero desconocida.

- Encantado de la vida – le dije - por cierto, ¿tienes nombre?

La flaca me miró con el mismo desprecio que el médico del colegio nos miraba la minga en la revisión médica anual para ver si teníamos fimosis. Luego, se levantó. Para mi sorpresa, al cabo de diez minutos volvió a aparecer con tres cortados. Los dejó a mis pies y se sentó algo más allá. Me miró fijamente y me preguntó si era gilipollas. En vez de contestar, le pregunté si tomaba el café con azúcar, a lo que asintió. Vacié los tres sobres de azúcar en los cortados, le di uno a Manu y otro a la flaca y me senté con el mío entre las manos. El sol se asomaba ya sobre el horizonte, y la flaca se giró en dirección este. Estuvimos en silencio hasta que el ferry atracó.

Nos subimos al coche de la flaca, y en diez minutos estábamos en su casa. Mientras conducía con la mano izquierda, nos explicó cómo la ciudad había sido fundada por los cartagineses y cómo la isla había ido cambiando de manos hasta ser colonizada por los guiris en fechas más recientes. Yo, la verdad, la miraba más que la escuchaba. Me sorprendía la fabulosa mezcla que daban la dureza de sus rasgos y la luminosidad de sus ojos y su media sonrisa. Manu tomó la iniciativa, le explicó que estábamos allí para celebrar mi mayoría de edad y que volvíamos a Barcelona el domingo. La flaca nos dijo que podíamos quedarnos a dormir en su casa siempre que no nos importara dormir en la alfombra o el sofá, que tenía cosas que hacer hasta media tarde y que nos recogería sobre las ocho. Nos dejó un plano de la ciudad, señalando su calle con un lápiz verde, me plantó un beso en la comisura de los labios –corto y seco, pero dulce – y salió por la puerta, dejando la llave debajo del felpudo. Manu me miraba con su niño de cara bueno. Por una vez, era yo el que había ligado, aunque ni él ni mucho menos yo sabía cómo, o porqué.

La flaca nos había dicho que nos sintiéramos como en nuestra casa, así que me dí un duchazo que me supo a gloria - salvo por el detalle de la temperatura del agua. Manu me imitó en el ejemplo, y saliendo del agua se peinó las greñas como siempre había hecho, con las manos, y quitándome el CD que iba a poner de la mano, me semiarrastró fuera; así que salimos a la calle. Estábamos en lo que los ibicencos llaman Dalt Vila, y que no es sino el barrio antiguo. Precioso cuanto menos transitado. Paseando hacia el puerto, tenía la sensación de vivir en un sueño lisérgico. Estaba sumergido en una realidad cada vez más nítida pero cada vez menos real (en el sentido ordinario de la palabra); me veía girando en torno a mí mismo en una frontera difusa entre dos mundos, dependencia e independencia, sueño y realidad, sin saber muy bien de qué lado del espejo estaba. Más allá de ningún sitio, me dije, muy cerca de mis sueños - y muy lejos de la nada. Tenía unas ciento cincuenta mariposas revoloteando por las tripas, y trescientas más algo más abajo. Lo segundo a lo mejor lo solucionaba luego con la flaca, lo primero era más sencillo de resolver. Decidí invitar a Manu a comer a cuenta del jefe, y nos metimos en un sitio que tenía pinta de bueno sin ser demasiado caro, lo justo para poder pagarlo en efectivo si mi jefe había anulado la VISA, cosa que esperaba que sucediera en algún momento del día. Comimos de maravilla, y pedí la cuenta. Como quiera que la tarjeta funcionó, nos pedimos unos cubatas (que también cargamos a la tarjeta) y seguimos charlando en el jardín del restaurante hasta que nos echaron, a eso de las siete.

La flaca llegó a las ocho en punto con una amiga, la media sonrisa de Manu se cruzó con la mía. Mi sensación de sueño lisérgico crecía conforme avanzaban las horas – de la misma manera que aumentaba exponencialmente el número de mariposas que revoloteaban por debajo de la cintura. Fuimos de un bar a otro, entre risas, bailes, brindis y roces cada vez más evidentes. A eso de las dos, Manu me pidió permiso para rematar la noche por su cuenta y desapareció con la amiga de la flaca – nosotros la rematamos tres cervezas más tarde.

Nunca había hecho el amor con una mujer: a pesar de lo que le había contado a Manu, mis escaramuzas habían llegado hasta el casi, pero nunca hasta el hacerlo. Para cuando salió el sol, la cama de la flaca estaba empapada de sudor, saliva y fluidos varios, y nosotros con ella.

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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Sin título (Cap. I)

I

No tenía una idea clara del tiempo. Mi estómago me decía que llevaba demasiadas horas sin comer, y mi vejiga que llevaba demasiadas horas sin ir al baño. La sangre me golpeaba las sienes a intervalos regulares, lentos, cansinos. A fuerza de leer la nota una y otra vez (“Posiblemente nadie en el mundo sea capaz de definir el límite exacto entre lo real y lo irreal, y si alguien lo sabe, no eres tú. Cuando te digo quién soy, no me crees. Cuando te digo que estás muerto, tampoco. Solamente quiero vivir mi vida, nada más. Y aquí no puedo. Así que hago caso de lo que me dijiste cuando cumplí doce años, y me voy. Adios, papá, adios. Te quiero, Ernesto”), había perdido la noción del tiempo, y con ella la sensatez.

Mi padre me decía que robar es el único pecado, y que los demás son simplemente variaciones de robar - cuando matas a un hombre, le robas a alguien el derecho a una vida, a sus hijos de venir al mundo, o si ya están aquí, el derecho de tener padre; cuando dices una mentira, le robas a alguien el derecho a la verdad, etc. Me daba cuenta que alguien me había robado algo importante hacía unas horas, en torno al momento en que me había encontrado la cama de Ernesto vacía, y la nota en la almohada. O quizás era al revés.

Si mi hijo tenía razón, a fuerza de vivir demasiados años entre gentes que roban a los demás (el tiempo, la vida, los sentimientos) me había convertido en uno de ellos. Uno de los tantos hijos bastardos de una sociedad maldita, un muerto entre los muertos; de esos que ya no saben dar mas que las gracias, y por inercia. Un ladrón de vidas y de sentimientos. Posiblemente estaba en lo cierto. Llevo demasiados años aletargado. Desde que ella nos dejó; quizás desde antes. Demasiados años deslizándome cuesta abajo, y arrastrando conmigo mi equipaje de recuerdos - y con él, a mis pocos seres queridos.

El día ha sido corto, en apenas un instante el sol desapareció. En cuestión de unas horas, las que van de un ocaso al siguiente, mi viaje alrededor del mundo se ha ido al carajo. O no. Necesito aire. Y un porro bien cargado.

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Nunca había querido hacer tanto ruido al escaparme, y nunca había hecho tan poco. La sangre me siguió machacando las sienes hasta bien doblada la esquina. El día se asomaba a mis ojos sin querer acabar de romper. Me había quitado el reloj de la muñeca, pero no me atreví a tirarlo a la papelera de la esquina, así que me lo metí en el bolsillo y seguí andando. No tuve en cambio reparo alguno en darle el móvil al primer chaval con el que me crucé – me encantó ver su gesto de incredulidad primero, de desconfianza después y de asombro al fin. Los primeros sorbos de libertad me aturdían, y encendí un cigarro robado sin saber porqué. Entré en el primer bar que encontré, de camino a ninguna parte, y pedí un cortado. El garito era de esos en los que tienen una tarima de fórmica en los que apoyan a la vez las manos, los codos y las cabezas el currante madrugador, el taxista que acaba el turno, el estudiante que vuelve a casa y el alcohólico que se pasa la vida apurando la penúltima. Olía por igual a lejía, a barrecha, a sudor y a callos con garbanzos. Pedí un segundo cortado, y luego me senté.

Abrí el libro y con cuidado desdoblé el papel tantas veces doblado, y leí esas treinta y siete líneas que me sabía de memoria:

“Temed a las jaulas (carta a mis príncipes)

Mis príncipes: no temáis a la vida,
ni al dolor,
ni a la muerte.

No temáis a los gozos,
ni a los sueños,
ni a las sombras.

No temáis a los hombres,
ni a los Dioses,
ni a los que hablan en nombre de ellos, ni de Ellos.

No temáis a nadie,
sino a vosotros.
No temáis a nada,
sino a las jaulas.

No temáis nunca perderos en vuestros sueños,
ni vivir conforme a ellos. Al contrario,
vivid en y por vuestros sueños, y soñad con la vida
a cada instante, mientras la vivís.

Temed solamente a las jaulas,
de manera geométricamente proporcional
al valor del metal con que están hechos
sus barrotes.

Y si os véis alguna vez dentro,
no consintáis jamás que la edad, o la costumbre, o ambas cosas
acaben por haceros aceptar los barrotes, a fuerza
de empuñarlos.

Temed solamente a las jaulas, y
no consintáis jamás que vuestros sueños y opciones de vida,
cedan ante un barrote, o ante el recuerdo, el cansancio,
ni ante el deseo.

Sabed que no todas las lágrimas son amargas,
y llorad sin miedo, hasta que no os quede dentro
ni una sola lágrima de las negras.

Combatid la injusticia y la mentira,
luchad por cada ideal, por cada caricia,
por cada sonrisa,
por cada nota y por cada poema,
como si en ello os fuera la vida.

Porque si un día dejáis de luchar y aceptáis los barrotes,
ese día dejaréis de ser libres,
y moriréis en vida.”


Manda cojones: los mayores de edad, aunque sea desde hace unas horas, también lloran – perdón, lloramos. Pues en ello estoy, papá: intentando no morir ahogado.

Conté el dinero que tenía, y calculé que con lo que llevaba en el bolsillo podía sobrevivir algo más de dos semanas, quizás tres. El pan es barato. Decidí hacer tiempo hasta que fueran las nueve y media o las diez, hora a la que sabía que Manu saldría por la puerta de su casa. Fui al baño. Al mirarme al espejo, resultó que los contornos de mi cara, que venía percibiendo progresivamente desenfocada, difuminada, se volvían nítidos.

Salí a la calle, y me encaminé a casa de Manu. Desde que tenía conciencia, en uno de mis sueños empezaba a correr, y luego a dar enormes saltos, hasta que volaba, primero a ras de suelo, luego progresivamente más alto, hasta atravesar las nubes: ahora sentía algo parecido, me veía como un pájaro. Un pájaro pequeño, indefenso y pavorido, pero libre fuera de la jaula que había sido su único hogar hasta entonces. Un pajarico.

Lo bueno de Manu es que nunca te daba sorpresas. A las diez menos diez salía, como cada día, por la puerta de su casa. Con su cara de chico bueno, las greñas sobre la cara, peinadas sin peine, el pitillo en la comisura de los labios, como siempre. No se sorprendió de verme, aunque hacía años que no nos veíamos antes del mediodía.

- Feliz cumpleaños, tío. Aunque no sé si debo llamarte de usted – bromeó.

Me gusta caminar despacio y en silencio, por eso me llevo tan bien con Manu. Salimos a la calle Tallers, y luego giramos Rambla abajo, hasta llegar al Mercado de la Boquería, todavía no demasiado lleno de japoneses con cámaras. Durante muchos años, había acompañado a mi madre a comprar allí todos los sábados por la mañana del año, con o sin lluvia, frío o fiebre; pero un día dejé de ir.

Nos pedimos unas cañas y bebimos en silencio. Otra cosa buena de Manu es que no necesita llenar los vacíos con conversaciones estúpidas. Entonces se me ocurrió. Celebraríamos mi mayoría de edad como Dios manda. Comimos algo y bajamos al puerto, en menos de una hora teníamos dos plazas en el ferry a Ibiza a cuenta de la VISA electrón de mi padre - me pidieron el DNI pero no comprobaron el segundo apellido; pensé: a ver cuándo la anula el jefe, es su única manera de saber por dónde ando.

Los padres de Manu no volvían hasta el lunes, así que teníamos tres noches por delante. Casi todo el pasaje se agolpaba en la popa para contemplar la silueta menguante del skyline de mi ciudad. Manu, yo y una tipa casi tan callada como flaca nos apalancamos en la proa, inmóviles como estatuas hasta que la noche cayó con nosotros. Instintivamente me llevé la mano al bolsillo, luego caí en que había regalado el móvil. Mejor. El peso del día me aplastó, imagino que repté hasta la butaca porque allí me desperté, con la flaca recostada en mi hombro. Repasé mis pertenencias, y estaban todas en el bolsillo: el reloj, la VISA ajena, el libro y los cuatro o cinco billetes arrugados. Me acurruqué algo en la flaca, y no se quejó.
Era todavía de noche y me volví a dormir. La nitidez del mundo iba en aumento.

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domingo, 19 de septiembre de 2010

Hasta pronto, abuelo



Ha muerto uno de esos seres a los que me refería en mi post anterior. Nos deja su ejemplo de cómo pasear por este mundo con honestidad, sabiendo que la conciencia es, si no la única, la religión más importante. Se ha ido, como aquéllos que cayeron, gritando ¡¡Libertad!!

Mientras aquí abajo lloramos, arriba las estrellas brillan; le dan la bienvenida. Los ojos se cierran, las palabras se abren y algunas canciones perduran, porque son himnos hechos de ideas.





Gracias por tu ejemplo, abuelo. Hasta pronto.

Que tengáis un buen día.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Cuando el día va de caída




Estos días he tenido que ir a un par de entierros. El primero era el de un cliente de toda la vida. Sabía que tenía cáncer, pero pensaba que lo estaba superando: no fue así. No conocía a su familia, pero a lo largo de los años había calado en mí su entereza de hombre bueno, generoso y recto, menos preocupado por sí que por los demás, y decidí ir al funeral. Me llamó la atención lo que dijeron sus hijos, cuando leyeron unas líneas a modo de panegírico: que su padre había sido un hombre bueno, generoso y recto, menos preocupado por sí que por los demás. Joder.

El segundo era del padre de un amigo, la persona y la carta de sus hijos fueron muy similares al del primero.

Recordé lo que me había dicho un amigo hacía escasamente un mes. Estaba atravesando un momento difícil en la vida; su mujer le dijo que se fiara de un compañero de trabajo determinado y que hiciera lo que le aconsejara. La razón: ambos matrimonios habían coincidido el verano anterior durante unos días, y ella - le dijo - se había fijado en que el compañero de trabajo en cuestión trataba bien a su mujer y a sus hijos. Le dijo que alguien que trataba así a su familia era necesariamente de fiar. Luego mi amigo me contó que la razón por la que su hoy mujer (entonces novia) se había enamorado de él era esa, por la manera en que mi amigo trataba a su familia - un hombre así, se dijo su entonces novia, es el padre que quiero para mis hijos.

Decía Machado que el camino no existe, que se hace al andar. Unos caminan fuerte, a veces miran lo que pisan por si mancha, las más ni se preocupan de qué o quién queda bajo sus pies; dejan huellas violentas en la tierra, en la arena en el barro, huellas que tarde o temprano borran el viento, la lluvia o simplemente el tiempo. Otros pasean por vida sin empujar, y tan solo dejan de vez en cuando huellas que no pretenden en los recuerdos de la gente con la que se cruzan; huellas en el alma, en el recuerdo, huellas invisibles e indelebles.

Son ese tipo de gente que se portan igual en casa que fuera. Son ese tipo de gente que querrías que cuidara a tus hijos si tú faltas. Son ese tipo de gente que quieres tener a tu lado cuando el día va de caída. Tomando a préstamo palabras de Octavio Paz, ese tipo de gente capaz de oír los pensamientos, de ver lo que decimos, de tocar el cuerpo de la idea.

Ese tipo de gente a quienes aspiras a parecerte, gente que no tiene miedo a la vida y por tanto tampoco a ese trance de la vida que tenemos que afrontar en soledad y que es el paso a lo que viene después, porque saben que la muerte no existe (sigo con el préstamo: ...los ojos se cierran; las palabras se abren).

Johnny Cash nos enseña cómo convertir una buena canción de otro (en este caso, de otra) en una obra maestra - saliendo del segundo entierro, empecé a pasear, me enchufé el ipod, le dí al "aleatorio" y sonó: casualidad o causalidad.





Hora de las velas. Que tengáis un buen día.

lunes, 30 de agosto de 2010

Resiliencia

Hace veinticinco años iba para ingeniero de caminos. Como mi padre, como mi abuelo, como mi tío, como mi hermano. Una tarde, tomando unas cañas, el hermano pequeño de mi madre me dijo que era gilipollas. Me dijo que con el mismo esfuerzo podía ser notario, con la diferencia que pringaría mucho menos y ganaría mucho más. Llegué a casa y anuncié solemnemente a mis padres el cambio de orientación universitaria. Yo creo que mi padre todavía no me lo ha perdonado.

Hace veintitres años, empecé a estudiar el temario de notario en segundo de Derecho, y enseguida me di cuenta de que lo de opositar no era lo mío. Me llevé conmigo tres dieces en los exámenes trimestrales de Derecho Civil II. Volví a anunciar en casa el cambio de orientación universitaria. Mi pobre padre no sabía qué decir: notario, bueno, pero abogado a palo seco...

Hace veintiun años, vi en el cine la película Wall Street, y decidí que quería ser como el prota de la peli, Gordon Gekko. Rico. Con tirantes y un teléfono móvil del tamaño de un chorizo de jabalí. Con un apartamento que te cagas, chatis a voluntad y el mundo a mis pies. Me informé y me dijeron que había que hacer una cosa que se llamaba MBA, y que el mejor sitio estaba en mi ciudad, Barcelona. Volví a anunciar en casa el cambio de orientación universitaria. Mi pobre padre ya no se creía nada, pero al tener un master en esa honorable institución me acompañó a verlos y me hicieron un examen. Yo estaba en cuarto de carrera, y me dijeron que cuando acabara la carrera podía hacer el famoso MBA. Luego, suponía yo, venía la pasta y las titis, y el buen vino y el sushi (que no había probado) y el caviar (tampoco).

Hace veinte años, paseaba yo por la Facultad y me encontré ante un cartel que decía: ¿Quieres estudiar en el extranjero? Si sabes idiomas y tienes un buen expediente, pide una beca Erasmus. La pedí y me la dieron, así que fui a casa y les dije a mis sufridos padres que si les parecía bien sufragarme el capricho (porque la beca daba para bocatas de pan y poco más), me iría a estudiar un semestre al extranjero.

Hace diecinueve años, tras un semestre en el extranjero, decidí que el mundo exterior me molaba más que el interior, así que - acabada la carrera - me quedé un año más en las Bélgicas. Al cabo de unos meses, tenía novia y una oferta de trabajo en Bruselas de un profesor que a la vez era un importante abogado, con un sueldo increíble para la época y la persona.

Ese mismo año, pero unos meses más tarde, una importante profesora de Barcelona me dijo que tenía que venir a Barcelona para formar parte de su cátedra y así formar parte de la élite intelectual de mi pequeño país. Ja. Le dije que gracias pero que yo no me veía de profe, que había tenido algún altercado con alguna de sus colegas y que mejor que buscara a alguien más adecuado. Me volvió a llamar y entonces decidí que no podía decirle que no. Al fin y al cabo - pensé - si al cabo de una temporada se confirma que no es lo tuyo, pues te vuelves a las Bélgicas; yo, que muy muy tonto no era (y todavía no soy), medio apalabrado lo había con el oferente profesor-abogado.

Hace casi trece años me casé como profesor universitario.

Hace algo más de doce años me convertí en abogado. La profesora importante me lo perdonó al cabo del tiempo. Mis pobres padres hacía tiempo que no opinaban.

Hace quince días le comentaba a un amigo que casi a diario me preguntaba qué coño hago con mi vida. Más que qué, la pregunta es por qué. Le contaba que cuando llego a casa y veo a mis dos príncipes durmiendo, me digo: ya me acuerdo.

Hace cuatro días me preguntaba mi reina si durante las vacaciones había decidido qué hacer con mi vida. La respuesta fue muy obvia: seguir.

Hoy me he acercado a una de mis tiendas de discos. La chica de la caja me ha preguntado si ya estaba de vuelta al curro; me he cogido la solapa de la americana (segundo día de traje, tras casi un mes) y le he dicho: ya ves. Ella me ha respondido que tampoco era para tanto, que la camisa me quedaba bien con la americana, y que en cualquier caso mejor eso que vestir de cajero del Carrefour o de basurero.

Todos tenemos razón. Se llama resiliencia.

Suena la chacona BWV 1004 de Bach, maravillosamente interpretada por Hillary Hahn, de la que Brahms dijo lo siguiente: "...es en mi opinión una de las más maravillosas y misteriosas obras de la historia de la música. Adaptando la técnica a un pequeño instrumento, un hombre describe un completo mundo con los pensamientos más profundos y los sentimientos más poderosos. Si yo pudiese imaginarme a mí mismo escribiendo, o incluso concibiendo tal obra, estoy seguro de que la excitación extrema y la tensión emocional me volverían loco."





Como dijo Homer Simpson, los vampiros no existen, son seres imaginarios como los duendes o los esquimales.

Que tengáis un buen día.

martes, 24 de agosto de 2010

Media hora de juventud

Nada mejor para relativizar la vuelta al curro: casi media hora de juventud - el Comfortably Numb, pa mear y no echar gota.

Hoping Foundation benefit performance from Hoping Foundation on Vimeo.



Que tengáis un buen día.

domingo, 8 de agosto de 2010

Quince días (hasta pronto)

Quizás la felicidad absoluta no es posible a partir de cierta edad, quizás ni eso. Nunca me he sentido como ahora - no sé si tengo la cabeza demasiada llena o demasiado vacía: en cualquiera de las hipótesis, me voy a conceder quince días.



Durante quince días, estaré justo enfrente de lo que se ve en la foto. Allí intentaré reconstruirme a partir de mis seres queridos, para darles cuanto soy, para rendirme cada día a sus pies.

Durante quince días, volveré a escuchar las palabras que me quieran traer la tramontana, la lluvia y el mar.

Durante quince días, volveré a soñar que sueño, e intentaré recordar quién soy.

Durante quince días, volveré a observar cómo me observan las estrellas de día y de noche.

Durante quince días, intentaré acordarme del nombre de los silencios, y de los espacios.

Quince días para decidir si merece la pena.


Os dejo con una poesía que habría podido escribir ayer, de saber escribir poesía.

LA MANO – Leopoldo de Luis

Toca mi mano. Apenas es un guante
para el amor y la desesperanza,
apenas en las cosas se afianza,
apenas palpa todo un breve instante.

Toca en mi mano esta sombría tela
para el ansia de asir tanta derrota,
apenas es una tenaza rota,
apenas una rosa que se hiela.

Toca mi mano enjuta de aire triste.
Por las llaves del tiempo aún se desliza
con ademán ansioso de herramienta.

Apenas es ya fragua que resiste
y debajo del guante de ceniza
oculta el hueso su amarilla afrenta.



Os dejo con la música que habría escrito ayer, de saber escribir música.





Hasta pronto. O hasta nunca: ya veremos.

domingo, 25 de julio de 2010

Una sola puerta (siempre bien, al revés)

Música clásica de la buena, con poesía incrustada. Gozo en estado puro.





Que tengáis un buen día.

jueves, 22 de julio de 2010

martes, 20 de julio de 2010

Delicada y sangrienta vida mía

Días difíciles, se mezcla todo. El calor sofocante no ayuda. El cansancio acumulado, tampoco. Necesito aire, así que me voy a regalar a Claudio Abbado en su mejor momento al frente de la London Symphony Orchestra y de de ni más ni menos que de Jessye Norman (mezzo), Margaret Price (soprano), Josep Carreras (tenor) y Ruggero Raimondi (bajo), interpretando el "Offertorio" del Requiem de Verdi:



Subid el volumen sin miedo, cerrad los ojos e imaginad que estáis ahí, y flotad.

Y de acompañamiento, poesía de la buena: qué bien escribe este hombre.

ELLA - Antonio Gala

Bebió en tu boca el tiempo enamorado
y la cuajó con besos de paloma.
Casto tu cuello, sobre el oro asoma
tan sólo por el oro acariciado.

Lunado el pelo, el corazón lunado,
rubor apenas por el aire aroma.
Amapola ritual tu torso toma
y te aparta del mar verde azulado.

Tu mirada de miel, marisma ardiente,
la luz antigua con las luces nuevas
-recién despierta y ya cansada- alía.

Te duele la victoria, y dócilmente
a cuestas tu destino de amor llevas,
delicada y sangrienta vida mía.



Que tengáis un buen día.

viernes, 16 de julio de 2010

Solamente

Hoy os regalo una poesía maravillosa de una autora argentina poco conocida por estos lares. Son versos que recuerdan a los poetas malditos franceses, palabras encadenadas que nos hablan de muerte, de vida y de qué es la poesía.

Solamente el último verso ("...nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía. Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca, cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?") justificaría su inclusión en una antología - tremendo el salto de esa a esta, y el adverbio solamente.


CON ESTA BOCA, EN ESTE MUNDO - Olga Orozco

No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.

Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.

Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo con la lengua cortada.

¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.

Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?



De acompañamiento, música de todos los viernes por la noche para empezar cada fin de semana - muchos años ha, cuando el depósito estaba casi lleno.





Que tengáis un buen día.

martes, 13 de julio de 2010

Llorando (entre el rey y la reina de espadas)





Tremendo el cover que se marca Patti Smith de la mejor canción de Bob Dylan - que por cierto, no tiene a bien cantar en directo desde la gira del disco hace ya muuuuuchos años -, y tremenda canción por lo que dice y por el cómo (Gentlemen, he said,/ I don't need your organization, I've shined your shoes,/ I've moved your mountains and marked your cards / ... so either brace yourself for elimination / Or else your hearts must have the courage for the changing of the guards....). Se me caen las lágrimas solamente con el video, si llego a estar allí supongo que habría levitado en el sentido más literal del término.


Que tengáis un buen día.

miércoles, 7 de julio de 2010

De rodillas!!!!!



Como dice mi gurú favorito, pa mear y no echar gota - gracias, company.

Que tengáis un buen día

lunes, 5 de julio de 2010

La hierba del estío

Hoy os regalo el primer poema del Canto a Mí Mismo de Walt Whitman, en traducción de León Felipe:

CANTO A MÍ MISMO- Walt Whitman

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada.



Suena la increíble Gillian Welch.





Cuánto perro suelto en el hormiguero. A ver mañana, hoy ya no existen - es hora de las velas.

Que tengáis un buen día.

domingo, 27 de junio de 2010

Buen viaje hacia el oeste

Dentro de unas horas, Marcial y Gaby empiezan un largo viaje hacia el oeste. Es el viaje de su vida.

Solamente me atrevo a desearos que se cumplan vuestros sueños -- y a dedicaros un poema y una canción.


SI PREGUNTAN POR MÍ - Beatriz Zuluaga

Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.

Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.

Si preguntan por mí...
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.

Diles que no me llamen...

Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.

Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.

¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!




Suena para vosotros una joya que encontré hace tiempo en youtube, es mi Beatle favorito en un estado de gracia similar al vuestro ahora.



Espero veros pronto, en éste o en otro viaje.

Que tengáis un buen día.

viernes, 25 de junio de 2010

Y Dios bajó a la tierra (Bob Dylan, Barcelona 24.06.2010)

Las nueve menos cuarto, la cola para el concierto empieza en la fuente de Montjuïc. No nos estresemos, que hemos venido a ver por primera vez a Dios en directo. Bocata, patatas y clara. La cola se hace asumible, y nos subimos al tren. Dentro, un poco de todo: chavales barbilampiños, barbies aliñadas, gente de nuestra edad y otra que casi la dobla.

La noche va cayendo y al Sr. Zimmerman le da por empezar con un pedazo de Rainy Day Woman 12 &35 en versión reconocible. Me miro los brazos y parezco un erizo. La gente se anima (everybody must get stoned…) y la voz del mejor músico vivo, con permiso del Sr Waits, va pasando del frío gélido al tono templado. Rompe los moldes con un Señor de llorar y como no estábamos contentos se marca un Watch the River Flow que es para hacerle un monumento.

La peña, o perdida o alucinada – cuantos menos años, más lo primero – y de repente suena un Just Like a Woman que se reconoce en menos de medio minuto y que consigue que las casi 5.000 voces presentes canten por fin a la vez. Tangled Up in Blue, Cold Iron Bunds y Love Sick suenan de auténtica coña, y de paso le dan la razón a Elvis cuando decía aquello de "rock'n'Roll music is basically gospel or rhythm and blues, or it sprang from that".

Conforme la luna asomaba por los tejados, la voz engrasada del gran Bob ya era mucho más que un instrumento, y el Highway 61 revisited de ayer debería enseñarse en todos los colegios y conservatorios de música. Madre de Dios, había que estar allí para comprobar cómo la música no tiene nada que ver con la edad, ni con el instrumento, ni con la técnica. La música es alma, y reinvención, y ayer Dios bajó a la tierra en aquel momento a escuchar al bueno de Dylan reinventando la música con casi 70 tacos cual Bach del S.XXI. Alucinante.

Cerró la espléndida Ballad of Thin Man. Luego la tanda de bises, con un Like a Rolling Stone bastante parecida al original, una Jolene muy guitarrera y un Blowin' in the Wind que tardamos casi dos minutos en identificar.

Mención especial a la banda, mucho menos aplaudida de que que merecieron. Donnie Herron (mandolina, banjo y viola), Tony Garnier (bajo), George Receli (batería), Stu Kimball (guitarra) y Charlie Sexton (guitarra).


SET LIST

Rainy Day Women # 12 & 35
Señor (Tales Of Yankee Power)
Watching The River Flow
Just Like A Woman
High Water (for Charlie Patton)
Tangled Up In Blue
Honest With Me
Girl From The North Country
Cold Irons Bound
Love Sick
Highway 61 Revisited
Spirit On The Water
Thunder On The Mountain
Ballad Of A Thin Man
---
Like A Rolling Stone
Jolene
Blowin' In The Wind



Sin duda alguna, el mejor concierto de la temporada y uno de los mejores de los últimos años.





Que tengáis un buen día.

P.S. Menos mal que me hiciste caso, company y no te fuiste a ver a los carapintadas.

domingo, 20 de junio de 2010

Te echamos de menos



"Jamás de tu alma conocerás el viaje
Comenzado en mi alma al despuntar el día;
Ni el tiempo, ni el amor, ni la edad, ni el paisaje
Borrarán tu huella grabada con la mía." (Marguerite Yourcenar)


Desde ayer hay una nueva estrella en el único cielo en que creías. Es de color blanco, está a la izquierda. En honor de la estrella, la música más celestial jamás escrita por un hombre.





Que tengáis un buen día.

jueves, 17 de junio de 2010

Duro de pasiones

De los 20 poemas de amor..., a Neruda le gustaba éste en especial. A mi también.


Poema 09 - Pablo Neruda

Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el sólido frenesí marino.

Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto,
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.

Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.

Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.

Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía subceleste.



Casi tanto como el tercer movimiento de la sonata en si menor de Chopin. Y si lo toca Rubinstein, ni os cuento - cerrad los ojos y volad.





Hora de las velas. Que tengáis un buen día.

miércoles, 2 de junio de 2010

Canela fina

Hoy os regalo un poema de la Princesa Inca. Estratosférico. Canela fina.


(sin título) - Princesa Inca

esta tarde de sol incendiado
donde no tengo boca para besar ni ojos que descuiden el mundo
donde juego a perseguirme en el espejo
donde se guardan pesadillas para mi pelo

esta tarde de gatos que huyen
y una cama blanquísima donde dormir el tedio

donde se posan las palomas como seres extraños
en una ciudad divida
y donde se revisten con flores los miedos oscuros
porque no entendemos nada del mundo
y aún así gateamos por los amaneceres inmóviles
disgustados de no haber llegado al paraíso

donde la luz se refleja para asegurarnos de que estamos vivos

porque sólo podemos vivir sin preguntarnos demasiaso
dejarnos llevar por una corriente de palabras cuerpos o soles

dejarnos llevar por la marea y no tener prisa en vivir
que la vida no espera
y hemos de aprobechar la madrugada y la manta
que nos reguarda del miedo o del frío

que la vida no espera



Es curioso, gente a la que no conoces tiene mentes a las que llega (o de las que sale) lo mismo que de la tuya - a veces.


De acompañamiento, David Gilmour también en versión estratosférica. Ojito a los 3 últimos minutos - quien tuvo, retuvo.




Que tengáis un buen día.

viernes, 28 de mayo de 2010

Mucho más allá





Para empezar bien el día de mi cumpleaños, me voy a regalar el mejor Ball and Chain que cantó doña Janis Joplin, y para seguir la canela más fina de doña Alejandra Pizarnik. Siempre mujeres, siempre las mismas.


MUCHO MÁS ALLÁ - Alejandra Pizarnik

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.

Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados , este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.



Me regalo esta canción y este poema por muchísimas razones: por lo que dicen, porque me encienden el corazón y luego el alma, porque me hacen volar - y porque me hacen sentir muy muy vivo.

Porque son mucho más que una canción y un poema: porque son parte de mi vida.

Porque ambas me recuerdan que este paseo por la vida trata básicamente de tomarla por la cintura, y de la mano de tus seres queridos anticiparse de sonrisa en sonrisa a los acontecimientos hasta la última esperanza, sin grilletes de ningún tipo.

Y de aprovechar cada día como si no fuera a haber más.

Tan fácil y tan difícil. En ello estamos.

Que tengamos todos un gran día.

martes, 25 de mayo de 2010

Ideas y sentimientos (desvaríos de un martes por la noche)

A menudo pienso que no somos sino ideas y sentimientos en forma de seres con apariencia viva, más o menos homogéneos pero solamente porque todos llevamos las mismas gafas. La pregunta es si somos algo verdadero, si no habitamos una enorme caverna de sueños egocéntricos.

Si vistos desde fuera, sin gafas, somos lo que vemos o algo más parecido a lo que contaba Castaneda en Las Enseñanzas de don Juan. Si, como dice el poeta, existimos solamente porque otros nos imaginan.



Muerte en el olvido - Ángel González

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.

Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que habita...



Suena Mary Gauthier, todavía no he podido pillarme su último disco así que me consuelo con lo que tengo - que no es poco, desde luego.






Hora de las velas. Que tengáis un buen día.

domingo, 16 de mayo de 2010

Mientras duermes




Salgo de tu piel y me asomo al mundo
abre tus ojos, que no veo
ahora
desaparece la niebla

tan fiera
tan fuerte
tan hambrienta de vida

vuelas lejos, muy lejos
agitando fuerte tus alas de ángel - ¿o son de hada?
quizás intuyendo que algún día se te caerán

y no tienes ni ocho años.



Canta el gran Mike Farris -- huelgan los comentarios.





Que tengáis un buen día.

viernes, 14 de mayo de 2010

Mejor el fuego

Hace ya demasiado tiempo que no visitamos la extraordinaria pluma de Cernuda - para muestra un botón.

LIMBO - Luis Cernuda

La plaza sola (gris el aire,
negros los árboles, la tierra
manchada por la nieve),
parecía, no realidad, mas copia
triste sin realidad. Entonces,
ante el umbral, dijiste:
viviendo aquí serías
fantasma de ti mismo.

Inhóspita en su adorno
parsimonioso, porcelanas, bronces,
muebles chinos, la casa
oscura toda era,
pálidas sus ventanas sobre el río,
y el color se escondía
en un retablo español, en un lienzo
francés, su brío amedrentado.

Entre aquellos despojos,
proyecto, el dueño estaba
sentado junto a su retrato
por artista a la moda en años idos,
imagen fatua y fácil
del diletante, divertido entonces
comprando lo que una fe creara
en otro tiempo y otra tierra.

Allí con sus iguales,
damas imperativas bajo sus afeites,
caballeros seguros de sí mismos,
rito social cumplía,
y entre el diálogo moroso,
tú oyendo alguien me dijo: "Me ofrecieron
la primera edición de un poeta raro,
y la he comprado", tu emoción callaste.

Así, pensabas, el poeta
vive para esto, para esto
noches y días amargos, sin ayuda
de nadie, en la contienda
adonde, como el fénix, muere y nace,
para que años después, siglos
después, obtenga al fin el displicente
favor de un grande en este mundo.

Su vida ya puede excusarse,
porque ha muerto del todo;
su trabajo ahora cuenta,
domesticado para el mundo de ellos,
como otro objeto vano,
otro ornamento inútil;
y tú cobarde, mudo
te despediste ahí, como el que asiente,
más allá de la muerte, a la injusticia.
Mejor la destrucción, el fuego.



Bestial, de principio a fin (tremendo el último verso, ¿verdad?).

Suena el también gran Chris Isaak: injustamente denostado por cuatro críticos imbéciles - en otro registro, pero grande, muy grande. Por cierto, viene a BCN el 30 de junio.





Hora de las velas, de nuevo. Que tengáis un buen día.

sábado, 8 de mayo de 2010

Todo está listo

Cae la noche, y suenan los ecos de una obra maestra del poeta favorito de mi hermana favorita a la medida de la gente oscura del hormiguero que dejé atras ayer.

NO LO HARÁS EN VANO - Mario Benedetti

Ah no lo harás en vano

se te helarán los dedos
y el corazón y los olores

se te helará la noche
y la arrogancia y las rodillas

se te helará la sangre
y los crepúsculos y el humo

se te helará el bostezo
y el ademán y la lujuria

se te helarán los ojos
la madrugada y el esperma

se te helará el ritual
y las caricias y los signos

se te helará la luna
y el arbolito y la garganta

se te helarán los labios
y los disfrutes y la vida

todo está listo
no lo harás en vano



Me acompañan mis seres queridos, y Miles Davis, y Cannonball Adderley, y John Coltrane, y Bill Evans, y Paul Chambers y Jimmy Cobb. No puedo pedir más.




Hora de encender las velas. Ya falta menos.

Que tengáis un buen día.

martes, 4 de mayo de 2010

De puntillas

Hago de cada nada muchos todos,
y los paseo uno a uno por la curva de tus caderas
mientras duermes

entro en tus sueños de puntillas
para verme, y luego
salgo sin hacer ruido

construyo un paraíso a base de tus deseos
disfruto del privilegio de no ser nada sin ti
acaricio tu piel con mi alianza
y te juro amor bajo un árbol en flor
mientras duermes






Creo que fue Montaigne el que dijo que había dos cosas a las que no era bueno mirar fijamente, yo pienso que hay tres - al sol y la muerte añado la felicidad: por si acaso, la miro de puntillas.

T’estim.

viernes, 30 de abril de 2010

El despertar (demasiadas hormigas, pido perdón)

Demasiado hormiguero, demasiadas hormigas. La escalera mecánica cada vez baja más rápido, y conforme subo va faltando el oxígeno y el aire se torna pesado. Pido perdón, y (te) doy las gracias.

Voy a intentar redimirme con música de la buena --




-- y poesía de la mejor.

El despertar - Alejandra Pizarnik

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo



Menos mal que todavía estoy vivo. Menos mal que todavía sé porqué lo hago. Menos mal que los monstruos que hay detrás del aire no me pueden hacer daño. Menos mal que sé que hacer con el miedo.

Que tengáis un buen día.

sábado, 20 de febrero de 2010

La muerte no existe




Aquí estoy otra vez, ante el cuadro más bello del mundo. Como siempre, sin palabras y con un nudo en la garganta.

Ha salido el sol y las luces amarillas se filtran por la ventana del Mauritshaus: la Mujer de la Perla se ilumina, gira la cabeza y me mira – y no puedo contener las lágrimas. Me acuerdo de los versos queridos (alguna vez de un costado de la luna / verás caer los besos que brillan en mí / las sombras sonreirán altivas / luciendo el secreto que gime vagando / vendrán las hojas impávidas que / algún día fueron lo que mis ojos / vendrán las mustias fragancias que / innatas descendieron del alado son / vendrán las rojas alegrías que / burbujean intensas en el sol que / redondea las armonías equidistantes en / el humo danzante de la pipa de mi amor), y mientras lloro en silencio, Montserrat Caballé porta una rama del muérdago sagrado en su mano izquierda mientras dirige su plegaria a la Luna: Casta Diva.





Después, la escena queda vacía y - un instante antes de volver al mundo- me doy cuenta de que Vicente Ferrer tenía razón cuando decía que la muerte no existe.

Que tengáis un buen día. Mañana dormiré en casa, y volveré a respirar el sol del Mediterráneo -- tan diferente al de aquí.

domingo, 7 de febrero de 2010

Crece la Princesa



Ayer mi princesa tuvo un percance mientras patinaba: por un momento, perdió la respiración, en parte debido al golpe, en parte al susto. Al cabo de unas horas, me decía que había sentido pánico a morir.

Así que ya ha llegado a esa edad en que dejas de tener miedo a vivir, y empiezas a tener miedo a morir. Dentro de unos años sabrá que hay cosas que queremos más que a la vida, y cosas que detestamos más que la muerte, y que la vida no es sino pasear por una fantasía mientras sufrimos una transformación incesante, lenta e imperceptible, hacia el todo y la nada; que no es ni principio de final ni final de principio.

Voy a dedicarle a mi princesa un haiku, dice así-

La alegría de las gotas de agua
En la hierba cuando van
Transformándose de nuevo en vapor



Te quiero, princesa. Te lo dije un día, eres como el agua: rápida y clara. Me recuerdas tanto a tu padre; sin miedo a vivir, con hambre siempre de vida. Y es que me da que has nacido con un defecto congénito que compartimos - creerte capaz de todo.

No dejes nunca de ser un alma libre. Yo te prometo que mientras viva no te faltarán nunca besos, ni flores, ni poesía, ni música -- ni, desde luego, mi hombro. Nada de lo anterior te faltará mientras yo viva, princesa. Palabra de padre.

Te quiero. Suena en tu honor el mejor Dylan que ha visto el mundo, en plena locura de la gira Rolling Thunder Revue, cuando dejaba de ser hombre y empezaba a ser Dios.





Que tengáis un buen día.

domingo, 17 de enero de 2010

De la tierra a la nada (con muchas luces y sombras)

Otro gran olvidado de este blog hasta hoy es don Luis de Góngora, ese genio incomprendido al que adoro, quizás porque dedicó los últimos años de su vida a encontrar la poesía en estado puro - y para muchos (no para él) la encontró. Sus versos más conocidos son las Soledades, pero tiene otros sublimes. Por ejemplo, el que os regalo a continuación en el que nos da su particular versión del carpe diem.


Mientras por competir con tu cabello - Luis de Góngora

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


Tremendo, ¿verdad? Me gustan en en especial los últimos versos del soneto, en el que nos dibuja un contrapunto maravilloso de luces y sombras entre las partes de la anatomía de la mujer, sus equivalentes metafóricos y la idea de la muerte pintada en sentido progresivamente desmaterializado: de la tierra, al humo, al polvo, a la sombra, a la nada - es, sin duda, uno de los mejores versos de la literatura universal.

En su honor, en vuestro honor, suena la maravillosa sonata a cinco en do mayor op. 2 num. 2 de Albinoni; es otra maravillosa creación del ser humano, llena de contrapuntos, luces y sombras, que casi te fuerza a creer que Dios existe.





Que tengáis un gran día.

domingo, 10 de enero de 2010

Olvidos eternos (y cenizas con sentido)

Me doy cuenta que por razones que ignoro todavía no le he dedicado ningún post a ese gran escritor y no menos grande poeta que fue Quevedo. De él dijo una vez Borges que era "menos un hombre que una delicada y compleja literatura", y de él surgieron estos versos que merecen pasar a los anales de la poesía universal por el cómo formal en la escritura y en la imagen (plástica, como si fuera un cuadro), y también por el qué -- complejo, paradójico, maravilloso; el poeta habla en tercera persona y desea vivir con su amada - en la muerte -, y lo expresa como nadie: "..., no su cuidado / serán ceniza, mas tendrá sentido;...()... polvo enamorado".


Amor constante más allá de la muerte - Francisco de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán cenizas, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.


Casi tan bien como esos versos suena el aria "Si, mi chiamano Mimi" de La Bohème en esta grabación con la incomparablemente cálida, suave y aterciopelada voz de Renata Tebaldi que algún ángel ha tenido a bien colgar de Youtube.





Cuánto bueno junto. Que tengáis un buen día.

martes, 5 de enero de 2010

Como tú

Hoy os regalo otro poema de un autor del que ya os hablé una vez. Es, era, un hombre que rompió moldes y esquemas, ninguneado en su día por la intelligentsia del régimen y todavía hoy no reconocido en su justa medida. Fue, por este orden, hijo de notario, licenciado en farmacia, boticario, actor ambulante, mendigo, profesor de literatura española en la Universidad Cornell, militante republicano, exiliado, traductor de Walt Whitman y en todo momento poeta. De él me gustan el qué, y el cómo. Por ejemplo--

Como tú - León Felipe

Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...


Suena, para variar, el mejor músico del último cuarto del siglo pasado.





Que tengáis un buen día. Y que esta noche los Reyes no (n)os traigan demasiado carbón.

lunes, 4 de enero de 2010

Cap nen sense jogina (ningún niño sin un juguete)




Me repito: es nuestro deber hacer posible un mundo en el que los Reyes Magos vengan a todas las casas y que todos los niños del mundo tengan, primero, algo que llevarse a la boca todos los días del año, y segundo, al menos un juguete al año. Hasta que logremos eso, no seremos sino animales con pretensiones.

Por las fechas, hoy toca hablar de lo segundo, os doy un enlace de una iniciativa que existe en Barcelona desde hace muchos años => http://www.capnensensejoguina.com/castellano.htm. Me consta que existen muchas iniciativas similares en BCN y en muchos otros sitios.

Mientras escribía esta entrada, intuyo que no por casualidad, me he tropezado con este vídeo en youtube. Allí estaba yo, en medio de un Palau Sant Jordi enloquecido, con mi hermana favorita embarazada (sin saberlo) de mi hoy sobrino y mi mujer, muy embarazada ella de nuestra hoy princesa.





Ambos son hoy dos niños a los que nos les falta nada y que intuyen el secreto. Pasado mañana (o el mes, o el año que viene, es un decir) tendremos que explicarles que lo que oyen en el colegio es más o menos verdad. Les explicaré también que a partir de ese día tienen que ser - además de príncipes - Reyes Magos para sí mismos y para otros niños que no tienen la suerte de haber nacido en su lado del mundo, y los acompañaré a comprar uno o dos regalos; luego iremos juntos a participar de una de esas iniciativas; luego nos meteremos en la cama, y soñaremos con un mundo mejor. A partir de ese día, empezarán a tener menos miedo de vivir, y empezarán a tener miedo de morir: ley de vida.

El día 6 no es día de adultos, pero los que le preceden sí. No permitamos que un solo niño del mundo se quede sin su juguete mañana por la noche.

Feliz día. Que mañana por la noche los Reyes os dejen muchos regalos; significará que habéis sido muy buenos.

viernes, 1 de enero de 2010

Las primeras veces (feliz 2010)

Empiezo el año leyendo una entrevista publicada en La Contra de La Vanguardia a un físico nacido a finales de los 50 (del siglo pasado); podéis encontrar el texto completo en http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html - os transcribo algunos fragmentos:

"R: ...Me diagnosticaron un cáncer mortal: se equivocaron, pero me ocnvirtieron en un obseso del momento. Me pidieron que escribiera un libro para niños sobre el tiempo y recurrí a mis hijos. Les dije que nos situamos en el universo dentro de unas coordenadas de espacio-tiempo...

P: ¿Le entendieron?

R: Les dije que el tiempo se nos manifestaba a los humanos básicamente como negación: en negativo.

P: ¿Por qué?

R: Estamos en este instante queramos o no: no podemos cambiarlo.

P: Sólo en las películas.

R: Mi hijo de ocho años me respondió: "Entonces, papá, el tiempo es una prisión"

...()...

El tiempo es una prisión, sí, pero una prisión con ruedas, un presidio que avanza inexorable. Y ahí llega la primera pregunta de la física y de cualquiera que piense: ¿Qué hace que esa prisión se mueva? ¿Qué es lo que mueve el tiempo?

...()...

R: La pregunta es si el tiempo lleva en sí mismo su propia renovación, su propio motor: si es capaz de renovar los instantes presentes por sí mismo y crear su devenir...

...()...

R: Kant pensaba que había un catalizador de tiempo en nuestra mente que nos hacía percibir la realidad de forma cronológica, pero la conciencia humana apareció hace un millón de años y, en cambio, hoy sabemos que hubo acontecimientos muy anteriores, como la aparición del Sol o la propia Tierra.

...()...

P: ¿Usted qué cree?

R: Yo no creo que el tiempo sea tan sólo un producto integral de la percepción humana; existe en sí, pero nosotros lo percibimos de una manera específicamente humana...()... Existen instantes, pero no sucesivos. La sucesión - como ya explicó Descartes- la ponemos nosotros. Es nuestra conciencia la que coloca un instante antes o después del otro y después los integra como sucesivos.

P: ¿Por qué vivimos más el presente?

R: Es pregunta para la neurociencia, no para la física, pero le diré con certeza que la única cosa que disminuye con el paso de los años es el número de primeras veces.

P: No se lo puedo desmentir.

R: Y Michel Serres nos da una receta magnífica para no hacernos viejos...

P: Cuente, cuente.

R: Seguir manteniendo el mismo número de primeras veces aunque cumplas más años. Y eso lo puede conseguir de dos maneras.

P: A saber.

R: Haga lo que no haya hecho nunca antes o haga lo de siempre como si no lo hubiera hecho nunca: como si fuera la primera vez.

P: Me parece más fácil lo primero.

R: Acierta, porque lo es; pero la verdadera sabiduría reside en conseguir lo segundo.

P: Es lograr descubrir el Mediterráneo cada vez que lo ves.

R: La receta contra el envejecimiento mental es vivir continuamente la novedad.

P: ¿Cómo?

R: Si eres capaz de vivir intensamente el instante, lo vives de nuevo siempre, porque ningún instante es igual a otro. Son nuestra pereza primero y nuestra soberbia después...

P: Siempre van de la manita.

R: ... las que nos empujan a creerlo todo ya vivido y caer en la falacia de que ya sabemos de todo; que lo hemos vivido todo; que nadie nos puede enseñar nada...

P: Error que cometemos por quedar bien.

R: Enorme, porque nos impide disfrutar como niños de lo insólito de estar aquí y ahora. Ya tuve mi mejor regalo cuando el médico que me pronosticó un cáncer mortal se equivocó. Pasé meses obsesionado con el paso del tiempo, pero gracias a su error hoy saboreo cada segundo.

...()..."



Ése es mi próposito y mi deseo para el 2010, que formulo antes de que se acabe el primer día: vivir muchas primeras veces. Descubir el cielo, el mar y los ojos de mis seres queridos cada vez que los vea a base de hacer cosas que no he hecho antes y también de hacer cada día lo de siempre como si no lo hubiera hecho nunca. Que se cumpla.

Que se cumplan también los vuestros. Suena un trozo de cielo, el el Stabat Mater de Pergolesi en las voces de Andreas Scholl y Barbara Bonney.




Que tengáis un gran día, y un gran año 2010.

Bienvenido

Suavemente, muy muy suavemente: así te doy la bienvenida, Nuevo Año.



Que tengáis un buen día. Que tengamos todos un buen año; que se cumplan nuestros sueños.