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viernes, 28 de mayo de 2010

Mucho más allá





Para empezar bien el día de mi cumpleaños, me voy a regalar el mejor Ball and Chain que cantó doña Janis Joplin, y para seguir la canela más fina de doña Alejandra Pizarnik. Siempre mujeres, siempre las mismas.


MUCHO MÁS ALLÁ - Alejandra Pizarnik

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.

Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados , este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.



Me regalo esta canción y este poema por muchísimas razones: por lo que dicen, porque me encienden el corazón y luego el alma, porque me hacen volar - y porque me hacen sentir muy muy vivo.

Porque son mucho más que una canción y un poema: porque son parte de mi vida.

Porque ambas me recuerdan que este paseo por la vida trata básicamente de tomarla por la cintura, y de la mano de tus seres queridos anticiparse de sonrisa en sonrisa a los acontecimientos hasta la última esperanza, sin grilletes de ningún tipo.

Y de aprovechar cada día como si no fuera a haber más.

Tan fácil y tan difícil. En ello estamos.

Que tengamos todos un gran día.

viernes, 30 de abril de 2010

El despertar (demasiadas hormigas, pido perdón)

Demasiado hormiguero, demasiadas hormigas. La escalera mecánica cada vez baja más rápido, y conforme subo va faltando el oxígeno y el aire se torna pesado. Pido perdón, y (te) doy las gracias.

Voy a intentar redimirme con música de la buena --




-- y poesía de la mejor.

El despertar - Alejandra Pizarnik

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo



Menos mal que todavía estoy vivo. Menos mal que todavía sé porqué lo hago. Menos mal que los monstruos que hay detrás del aire no me pueden hacer daño. Menos mal que sé que hacer con el miedo.

Que tengáis un buen día.

martes, 29 de diciembre de 2009

Más himnos (despidiendo el año) (1)




Caminos del espejo - Alejandra Pizarnik

I
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona el viento en el umbral.

VI
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII
Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.

XIII
Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV
La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV
Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI
Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

XVII
Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX
Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.


Mucho mejor así. Adentro el viento. Que tengáis un gran día.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Nadie, nada



Nadie volverá a escribir como esta mujer.

Fronteras inútiles - Alejandra Pizarnik

un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco

no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no

no
un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión.



Nadie volverá a cantar como este hombre.



Nadie volverá a ver el amanecer de la foto. Nadie volverá a ser como ninguno de nosotros. A lo mejor no hay ninguna razón para que estemos aquí - más allá del hecho; a lo mejor ni estamos. Sigo paseando por la vida, y cada vez me importa menos el porqué de las cosas, y más el qué y el para qué. Y las manos que coge mi mano.

No quiero ser nada mas que yo mismo, y obrar en consecuencia. Estamos en ello. Ya queda menos, funcionamos a base de ciclos, y éste empezó no hace mucho - y le queda lo mejor.

Que tengáis un buen día.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Olores de casa

Vuelvo a casa, huele a príncipes, a zapatos de cristal y a familia - qué bien se está en el cielo.

Y qué bien escribía esta mujer, hoy me he encontrado este poema en un rinconcito de la memoria, recuerdo como si fuera hoy el primer día que lo leí (ese final brutal,"pero hace tanta soledad / que las palabras se suicidan"): era de noche, yo vivía solo en una casa cerca del mar a unos 50 km de Barcelona, y me calentaba con whisky y leña.

Hija del viento - Alejandra Pizarnik

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.


También por aquellas épocas cayó en mis manos el To Bring You my Love de Polly Jean Harvey; luego la ví en el antiguo Zeleste; quince años más tarde, aún no me he recuperado, y sigo hipnotizado por este pedazo de mujer - hoy he encontrado esta joya en Youtube.




Que tengáis un buen día.

jueves, 22 de octubre de 2009

¿Quién me abre la puerta?



Leo hoy en el diario de ayer que Ray Bradbury (el autor de las Crónicas Marcianas), a preguntas sobre los libros electrónicos, decía no hace mucho lo siguiente: "Eso no son libros. Los libros sólo tienen dos olores: el olor a nuevo, que es bueno, y el olor a libro usado, que es todavía mejor"

Bravo por don Ray. Cuando teníamos veinte años, nos gustaba repetir una frase que viene a decir lo mismo, aunque de una manera algo más basta, debo reconocerlo: hacerse pajas está bien, pero follando conoces gente -- el autor era (creo) Bartolo, y, claro, una vez dicha provocabas sonrisas -- y el resto ya era cosa tuya. Nos pasábamos los días y las noches en nuestra particular búsqueda de lo evidente, y, enfin, qué os voy a contar que no sepáis los cuatro gatos lastimados y relamidos que léeis este post.

Por aquel entonces, los Guns N' Roses sacaban un disco que hoy es parte de la historia de la música, mi hermana preferida hacía COU y lo trajo a casa. Durante meses, día sí día tanbién, esta canción sonó en el K7 del aquel corsa rojo con vocación de Cadillac Solitario:





Unos (bastantes) años más tarde, encontré a la mujer de mi vida, que hoy sigue a mi lado y es mi particular Diosa - no lo dudéis, yo no seré como los mártires del protocristianismo, si tengo que elegir entre mi fe (cuando la tenga) y mis seres queridos, va a ser que ganan los segundos y le dan morcillas al mundo y a su presunto creador.

Después aprendí a respirar, a relativizar, a no morir. Más tarde aprendí que robar es el único pecado, y que los demás son simplemente variaciones de robar - cuando matas a un hombre, le robas a alguien el derecho a una vida, a sus hijos de venir al mundo, o si ya están aquí, el derecho de tener padre; cuando dices una mentira, le robas a alguien el derecho a la verdad, etc.

Luego tuvimos dos hijos, y aprendí que solamente hay que temer a las jaulas, y que lo único que no podemos consentir, so pena de convertirnos en muertos vivientes y de ver como los jetos se nos desfiguran y desdibujan cada día más cuando nos miramos al espejo cada mañana, es que que nuestros sueños y nuestras opciones de vida cedan ante los barrotes (aunque sean de oro macizo), o ante el recuerdo, o ante el el cansancio, o ante el deseo.

Después escribí:-

Sabed que no todas las lágrimas son amargas,
y llorad sin miedo, hasta que no os quede dentro
ni una sola lágrima de las negras.


Hoy busco una salida al sinsentido de vivir en un mundo absurdo que complemente la más evidente; incluso cuando tienes los huevos de darle una patada a la puerta - por ejemplo -.


L'obscurité des eaux - Alejandra Pizarnik

Escucho resonar el agua que cae en mi sueño.
Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo
en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis
aguas, me digo mis silencios. Toda la noche
espero que mi lenguaje logre configurarme. Y
pienso en el viento que viene a mí, permanece
en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia
desconocida. A mí me han dado un silencio
pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada
como el único pájaro en el viento.



No dejo de preguntarme: ¿quién me abre la puerta?

Que tengáis un buen día.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Citius, altius, fortius



Sigo madrugando, y pienso en mis niños Juan y Pepe, o Pepe y Juan - debe ser la edad. Pero es que tampoco entendía Juan que el profesor convirtiera sus clases en una carrera de velocidad en la que solamente se premiaba al primer alumno que daba con la respuesta correcta.

Desde su perspectiva - más baja que la del profesor, porque el suelo donde se apoyaban los pupitres estaba unos centímetros más bajo que la tarima donde se apoyaba la mesa del profesor, por otra parte mucho más alta que éstos - asumiendo lo inasumible, esto es que solamente una de las posibles respuestas era la correcta, tal ejercicio equivalía a rebajar el logro de dar con las respuestas correctas a la categoría de chuchería: eso que llama la canción The winner takes it all.

Y así, mientras Juan pensaba (asumiendo que solo haya una respuesta correcta, ¿qué importa si tardo más o menos que Pepe en descubrirla?), Pepe se había adelantado a los demás alumnos del aula y a la pregunta de cuántos son uno más dos había respondido - de nuevo antes que nadie - que eran "tres", a lo que el profesor respondía en voz alta - para que le oyeran todos los niños, y Juan mejor que nadie - que, en efecto, "tres" era la respuesta correcta y que de nuevo Pepe había sido el más rápido en acertarla, por lo que le felicitaba.

Un día, Pepe dejó de ser el más rápido y desde entonces es un pobre infeliz porque intenta concencer a propios y extraños, novias y amantes, jefes y subordinados (y sobre todo a sí mismo) de que es de ese tipo de personas capaces de encontrar siempre las respuestas correctas antes que nadie (o casi). Juan sigue pensando que lo del citius, altius, fortius no va con él. Tiene más de un Dios, cree en los matices, en Bach y en Mozart, y hace años que convirtió en certeza su inicial sospecha de que sin poesía y sin música, la vida sería un error.

Le apasiona, por ejemplo, el dúo final de la ópera de Monteverdi L’incoronazione di Poppea.




Y, también por ejemplo, esta maravillosa poesía sin puntuaciones - porque, además de la belleza de los versos, Juan no puede evitar pensar en esto de la métrica tampoco hay una única respuesta correcta.

Más allá del olvido - Alejandra Pizarnik

alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en mí
las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando
vendrán las hojas impávidas que
algún día fueron lo que mis ojos
vendrán las mustias fragancias que
innatas descendieron del alado son
vendrán las rojas alegrías que
burbujean intensas en el sol que
redondea las armonías equidistantes en
el humo danzante de la pipa de mi amor


Hoy a Juan le pasa lo que a mi, que cada día le gusta más Cortázar y menos Vargas Llosa; que hace tiempo que dejo de pensar en las respuestas correctas y concentra su pensamiento en las preguntas correctas; que le importa (aproximadamente) un huevo (tamaño normal, como los suyos, es decir la mitad de los de Pepe) lo que los demás piensen de él; que ya no tiene certezas más allá de su reducidísimo círculo de seres queridos; que cada vez corre menos; que cuando corre es (casi) siempre por decisión propia; y que la única razón por la que corre es porque así beneficia a sus seres queridos, o a alguno de ellos. Y por ellos, o por protegerlos, daría su vida sin dudarlo un instante. Y por nadie más, porque no hay nadie ni nada por encima de ellos.

Por eso sigo subiendo por la descendente escalera mecánica. Hasta que me canse, y monte una ferretería en un sitio que yo me sé, o en cualquier otro en el que me encuentre bien.

Como dijo Homer Simpson, hay tres tipos de personas: los que saben sumar y los que no. Os deseo que tengáis un buen día.

sábado, 13 de junio de 2009

Un sábado en Londres

Pasarse el sábado encerrado en un edificio de oficinas en Londres no es algo intrínsecamente negativo. Pero se me ocurren cosas mejores que hacer en esta ciudad, así que me escapo a la National Gallery a ver de cerca los dos Vermeers que tienen colgados. De los 36 cuadros expuestos al público, ya he visto de cerca cinco, algunos de ellos muchas veces, estos dos hoy por primera vez. Voy completando la lista de cosas que hacer antes de morir.

Son dos pinturas tardías, menos impresionantes que las de su época dorada, pero merece la pena acercarse a verlas, aunque vivas en Nueva Zelanda. En el cuadro Mujer en pie tocando el Virginal, vemos cómo Vermeer lleva a cabo una transición de estilo buscando una estilización, abandonando las transiciones de color que le hicieron único y empleando la yuxtaposición de colores, por ejemplo en el marco dorado del cuadro que cuelga a la izquierda de la imagen.




En la sala contigua, podemos ver Mujer sentada tocando el Virginal. Aunque hay críticos que piensan que ambos cuadros fueron pintados en las mismas fechas, pienso que éste es bastante posterior al primero. Comparándolos, veo en el segundo el paso del tiempo que se refleja en la ostensiblemente menor creatividad de la composición; y en la luz, y en el grado de detalle.




Me dedico y os dedico una de las más hermosas poesías que conozco. Esta noche dormiré en casa, espero. Y mañana volverá a salir el sol, y el del Mediterráneo no tiene la misma luz que el de las Islas Británicas. Desde luego que no.


Más allá del olvido - Alejandra Pizarnik

alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en mí
las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando
vendrán las hojas impávidas que
algún día fueron lo que mis ojos
vendrán las mustias fragancias que
innatas descendieron del alado son
vendrán las rojas alegrías que
burbujean intensas en el sol que
redondea las armonías equidistantes en
el humo danzante de la pipa de mi amor



Que tengáis un buen día.

jueves, 28 de mayo de 2009

Hace 42 años...



..., tal día como hoy, este servidor de ustedes asomaba la cabeza a este mundo facundo. Tres semanas más tarde, Janis Joplin rompía (casi) sin quererlo (casi) todos los moldes en el Festival de Monterrey, y saltaba a la fama que luego la mató con esta estratosférica interpretación del estratosférico blues de Big Mama Thornton - señoras y señores, amanece ya y para empezar bien el día me regalo este Ball and Chain.





Subo el volumen. Grito, más que canto (I mean, if you got a cat for one day, man / I mean, if you, say, say, / If you want a cat for 365 days, right / You ain´t got him for 365 days, you got him for one day, man. / Well I tell you that one day, man, better be your life, man. / Because, you know, you can say, oh man, / You can cry about the other 364, man, / But you´re gonna lose that one day, man, / And that´s all you´ve got. / You gotta call that love, man. That´s what it is, man. / If you got it today you don´t want it tomorrow, man, / Cause you don´t need it, ´cause as a matter of fact, / As we discovered in the train, tomorrow never happens, man. / it´s all the same fucking day, man.) y siento cómo me circula la sangre por cada una de las venas, y cómo sube de temperatura, y cómo me enciende el corazón, y luego el alma. Y vuelo muy alto, y luego a ras de suelo, y subo y bajo, y me mece el viento, y aterrizo y sonrío. Y me siento muy vivo. Porque me doy cuenta que hace ya mucho tiempo que no hay grilletes en mis tobillos.

Ya puestos, me voy a hacer otro regalo - este poema es mucho más que un poema, es parte de mi vida, y no se me ocurre otro más adecuado para acompañar el Ball and Chain ni para empezar este día - no puede extrañarnos que a Alejandra Pizarnik le encantara escuchar a Janis Joplin.

MUCHO MÁS ALLÁ - Alejandra Pizarnik

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados , este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.


De eso se trata, de tomar de la cintura a la vida, y anticiparse de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza. Vamos, digo yo.

Que tengáis un gran día.