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lunes, 28 de diciembre de 2009

Himnos (despidiendo el año)




En... - Paloma Palao

En
la larga desolación, de que la luna
se tienda sobre mi corazón, aunque yo no lo quiera,
de que el pez
se agarre a mi voz, sin que yo pueda
mover una sola de mis intenciones, atada
para siempre
a una mesa, a la mesa
de un cuarto vacío; en esta larga desolación
me permito
alguna locura, de cuando en vez,
luna quieta,
que se agarra a mi ventana, que quiere
abrir mi corazón, mi puerta, la llaga
la llaga de luz que se ambiciona; la agobiante
asfixia
de entreabrir
esa puerta y ver a alguien, alguien
que no soy yo -pero que finge serlo-
atada a una mesa, en un cuarto vacío,
mientras me ponen una inyección para sobrevivir,
mientras la luna se pasea
por el fondo verde de mi corazón
y
mientras alguien, alguien que no soy yo, entreabre
esa puerta que da
a
una habitación,
a
un cuarto oscuro, oscuridad
que se niega a comprender, mientras
la luna
corre
por entre la oscuridad de aquel cuarto
vacío,
de aquel cuarto, entreabierto, con estantes
llenos de luz -llagas abiertas- que se consuman
en un sacrificio -que no ha sido pedido-,
en ese cuarto, donde alguien,
-que no es aquella que no soy yo-,
finge dolerse, de una llaga
que no da luz, ni se ambiciona.



Así da gusto. Feliz día.

lunes, 24 de agosto de 2009

De vuelta

La vuelta al mundo de los muertos vivientes puede ser mortal de necesidad si no se toman algunas precauciones elementales, como acompañarla de buena poesía.

Vivir en tu voz – Paloma Palao

Vivir en tu voz,
doblarme
bajo tu párpado, sería necesario
para compensar
el beso
de nieve, la luciérnaga
de esta resurrección imposible. Pero nada
tan hueco como el agua,
donde el pozo
no es medida, sino acumulación
culpable del vacío, inexistencia
proclamada,
fondo desposeído por su transparencia,
recompensa de mirar
hacia la oscuridad
y hacia dentro.


Echo la vista atrás y estoy contento de lo que he hecho en estas tres últimas semanas. Me he reconstruido a partir de mis seres queridos, y les he dado cuanto tengo y cuanto soy (o casi).



He visto salir casi a diario el sol, y la luna; he escuchado muchas veces al día a los árboles, al aire, a la lluvia, a las estrellas y a los seres que viven en la mar a la que me acercan los años.

He soñado muchas veces que soñaba, y por encima de todo he recordado quién soy – y constatado lo afortunado que soy.

Apago la vela y me encuno. Que tengáis un gran día mañana. La foto está tomada mientras paseaba por Fornells (Menorca) el pasado jueves, pocos minutos después de la salida del sol.