Mostrando entradas con la etiqueta Mahler. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mahler. Mostrar todas las entradas

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hace hoy 43 años...



...dos seres maravillosos formalizaban un pacto de sangre para toda una vida, la suya, la de los dos, por la que pasean juntos desde entonces. Luego vine yo, luego vinieron mis hermanos, y luego pasaron cosas que sólo saben ellos, y otras cuya comprensión escaparía a los que no conservan el corazón de niño. Lo maravilloso no es que sigan juntos después de llevar más tiempo juntos que por separado, sino que sigan teniendo ganas de celebrarlo, y de seguir paseando por esta vida de la mano.

Casi todo lo que querría decirles hoy está ya escrito en estos versos.

NO ES EL AMOR QUIEN MUERE - Luis Cernuda

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.



Que vuestros ojos sigan siendo aurora para el otro. Que os sigáis mirando y besando, y que sigáis viviendo como ramas entrelazadas. Feliz aniversario de bodas. Que cumpláis muchos más, y que lo veamos.

Suena en vuestro honor la música más maravillosa que conozco, en la mejor de las interpretaciones que conozco.





Que tengáis un gran día, hermosa pareja de criaturas celestes. Vuestro amor os sobrevive ya.

domingo, 25 de enero de 2009

Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky de San Petersburgo (Valery Gergiev, director). Temporada Ibercamera, Auditori – 22 de enero de 2009




Cuarto concierto del ciclo Ibercamera. La cosa promete, la Patética de Chaikovsky que se marcó Gergiev el año pasado al mando de la London Symphony Orchestra fue de traca. La orquesta del Teatro Mariinsky no es la London Symphony Orchestra, pero si los previos no nos engañan no debería irle muy a la zaga: es que en la época de la URSS se llamó Ópera del Kirov (poco después de que la ciudad de Leningrado pasase a nombrarse San Petersburgo, el Teatro Kirov retomó su nombre original: Teatro Mariinsky, sede de la Ópera del Kirov, el Ballet del Kirov y la Orquesta del Kirov), y que resurgió de sus cenizas de la mano de Gergiev desde su nombramiento como director artístico de la compañía de ópera en 1988.

Estoy nervioso: lo del año pasado iba de rusos (a la Patética le precedió la Petrushka de Stravinsky), pero la segunda de Mahler es otra cosa.

Y, en efecto, desde los primeros compases del primer movimiento, el Sr Gergiev nos deja muy claro que su lectura de la Segunda es eso, la suya - que es muy suya.

Me sorprende el tempo exageradamente lento del movimiento (no había querido escuchar a Gergiev interpretando a Mahler antes del concierto), pero no la lectura del movimiento - casi calcada a ésta:



No me sorprende tampoco su hiperactiva manera de estar, ni su reiteración de alardes en la dirección orquestal de una Sinfonía monumental, maravillosa y dificilísima de aprehender como ésta. El segundo movimiento fue lírico, casi romántico. El Scherzo sonó más ortodoxo, y a partir del cuarto movimiento casi todo sonó a gloria, con un Gergiev sumergido en las profundidades de la obra arrastrando con él, cual chamán al frente de la tribu, a la formación orquestal al completo. Mención especial al coro en el quinto movimiento: sólido, preciso, compacto y soberbio, pero sin alardes - como debe ser.

Ése es el mérito de Gerviev. No es Abbado ni desde luego Solti, pero transmite felicidad a resultas de su acoplamiento -primero con la pieza, luego con la orquesta y después con la pieza y la orquesta y hacia el público-, y se esfuerza en hacernos comprender su comprensión de lo que una vez escribió alguien sobre una partitura.

Ésa es la diferencia entre un buen director y un auténtico fuera de serie, y tiene mucho que ver con ese ente misterioso al que todo el mundo se refiere como inteligencia emocional – que es un poco como el Espíritu Santo, todo el mundo habla de ello pero nadie lo ha visto - entendida como algo absolutamente independiente del famoso CI (o QI) y que tiene mucho que ver con la interacción entre emociones, razón y sentimientos: es decir, con la esencia del ser humano y las fronteras de la inmortalidad.

Si hay que poner un pero al concierto, se lo pondré a la falta de matices en algún momento en las secciones de cuerda, y en especial los cellos. Pero la nota global no puede sino ser de sobresaliente (imaginaos el careto de felicidad que llevaba a la salida que me asaltó grabadora en mano un tipo de la radio para preguntarme si me había gustado...)

Próximo concierto, el 9 de febrero; ya os contaré. Os dejo con una reflexión en forma de poema del poeta favorito de mi hermana favorita - nos lo dedico a todos los que podamos leer esta entrada.

USTEDES Y NOSOTROS - Mario Benedetti

Ustedes cuando aman
exigen bienestar,
una cama de cedro
y un colchón especial.
Nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar,
¿con sábanas? qué bueno,
¿sin sábanas? da igual.

Ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez.
Nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien.

Ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom.
Nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud.

Ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón.
Nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función.

Ustedes cuando aman
al analista van,
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal.
Nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar.

Ustedes cuando aman
exigen bienestar,
una cama de cedro
y un colchón especial.
Nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
¿con sábanas? qué bueno
¿sin sábanas? da igual.


Por no abandonar la primera persona del plural, que acabemos de tener un buen fin de semana.

viernes, 24 de octubre de 2008

El hombre del Cadillac (II)




A propósito de lo que eufemísticamente se sigue llamando "planes de rescate" para la banca, os ofrezco una continuación plausible a la historia del jefe que os posteaba el otro día. Nos habíamos quedado en que los habitantes de Rubbishtown habían juntado la totalidad de sus ahorros y comprado los miles de ratas enjauladas que ellos mismos habían cazado, sin haber vuelto a ver ni al hombre del Cadillac ni a su secretario.

Pero hete aquí que cada ciudad grande (Rubishtown no dejaba de ser una aldea) tenía al menos un hombre del Cadillac, y muchas ciudades grandes tenían más de diez, y más de veinte hombres del Cadillac, que se dividían la ciudad en (sólo) aparente competencia, y sin que los habitantes de Rubbishtown lo supieran, el hombre del Cadillac de Rubishtown había pedido prestado a otros hombres del Cadillac el dinero para poder pagar las primeras remesas de ratas. Luego sabrían que todos los hombres del Cadillac hacían lo mismo, y que en realidad casi ninguno de ellos (a diferencia de los hombres del Cadillac que habían empezado el negocio, siglos antes) tenía dinero (propio), por lo que todos pagaban sus deudas y remuneraban las ratas que compraban con dinero prestado a cambio del que daban como garantía unos títulos de propiedad sobre las ratas que todavía no tenían, porque todavía no las habían comprado: eran los “tituliratas”.

Y como nadie puede contar las ratas que hay en las alcantarillas de una ciudad, ni las ciudades que hay en el mundo, y todavía menos saber qué cifra resulta de multiplicar ambas magnitudes (¿cuánto es un trillón?), pensó uno, nadie se dará cuenta si añado un cero al número real de ratas que tengo. Cuando el hombre del Cadillac de la ciudad de al lado se dio cuenta que en realidad las tituliratas que había comprado no valían mas que una décima parte de lo que creía (él ya sabía que detrás de un titulirata no había ratas, sino simples expectativas de compra de ratas, pero no conocía el truco de la multiplicación de las tituliratas), pensó que tenía solamente dos opciones. O denunciaba al hombre del Cadillac que le había enchufado el titulirata “inflado por diez”, o intentaba colocárselo a otro hombre del Cadillac –y eso es lo que hizo, porque los hombres del Cadillac alardean de ser los más listos del mundo.

Al cabo de un tiempo, uno de los hombres del Cadillac, agobiado por unas deudas de juego, decidió añadir otro cero al titulirata, y el ejemplo cundió; porque lo que los hombres del Cadillac llaman “buena vida” - que consiste en vivir como Dios sin inmutarse mientras miles de millones de personas comen ratas - valía mucho dinero, y además estaba esa ludopatía que parecía genética en los hombres del Cadillac y que se explicaba fácilmente pues fácil es jugarse el dinero ajeno sin riesgo para el propio.

Es decir, que el panorama era más sombrío de lo que creían los hombres de Rubbishtown, porque no sólo no tenía dinero para comer, con lo que tenían que comer ratas, sino que en realidad había muchísimas menos ratas de las que creían y de las que constaban en los libros de contabilidad de los hombres del Cadillac; de hecho, no había ratas suficientes para que todos los hombres pudieran comer.

Y ante el descubrimiento, cundió el pánico en las alturas, y los hombres del Cadillac fueron a ver a los Dioses que regían los destinos de los hombres de Rubbishtown y otras aldeas, pueblos y ciudades similares, y les contaron la verdad.

Los Dioses comprendieron que había que hacer algo. Así que decidieron expropiar de todos sus bienes a aquellos hombres de Rubbishtown y Rubbishtown y otras aldeas, pueblos y ciudades similares que habían conseguido salvar algo de dinero. Y les expropiaron los dineros presentes pero también los futuros, los de sus hijos, y a cambio les dieron unos papelitos que llamaron Megatituliratas del Estado, y utilizaron los bienes expropiados –y los derechos sobre los bienes futuros de los ciudadanos- para garantizarlos. Y con el dinero expropiado (que no era mucho) y el que consiguieron que unos jeques ingenuos les pagaran (muchos miles de millones de monedas a cambio de muchos miles más de millones de Megatituliratas del Estado que consiguieron fabricar con una fotocopiadora gigante que tenían para estos casos), les compraron a los hombres del Cadillac todos los tituliratas. O eso creían.

Y les dijeron a los hombres, a los que comían ratas y a los que todavía no, a los expropiados y a los jeques, que lo que hacían era bueno, porque si quebraban los hombres del Cadillac vendría el Apocalipsis o algo peor y se acabaría el mundo.

Y los expropiados, y los jeques, que no querían que se acabara el mundo, se lo creyeron. Y consintieron que los Dioses pasaran de ser cómplices de los hombres del Cadillac a ser superhombres del Cadillac.

Y en esas estamos estas semanas, y por eso es escogido colgaros el final de la 2ª Sinfonía de Gustav Mahler (denominada "Auferstehung" o "Resurrección"), en una impresionante interpretación dirigida por Leonard Bernstein (viéndole, uno tiene miedo de que haya decidido sentir la obra hasta el extremo de morir en el escenario) y grabada en 1973 en la Catedral de Ely.




¿Por qué lo toleramos? ¿Por qué no quemamos en la hoguera a todos los hombres del Cadillac y cantamos como en el video?

-Coro: "Mit Flügeln, die ich mir errungen, / in heißem Liebesstreben, / werd' ich entschweben / zum Licht, zu dem kein Aug' gedrungen! / Sterben werd' ich, um zu leben!" [Con alas que he conquistado, / en ardiente afán de amor, / ¡volaré / hacia la luz que ningún ojo ha visto! / ¡Moriré para vivir!]
-Coro, soprano, Mezzo-soprano: "Auferstehn, ja auferstehn wirst du, / mein Herz, in einem Nu! / Was du geschlagen, / zu Gott wird es dich tragen!" [¡Resucitarás, sí, resucitarás, / corazón mío, en un instante! / Lo que ha latido, / ¡a Dios te llevará!]


Del DRAE:

Catarsis. 3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda.

Resucitar. 2. tr. coloq. Restablecer, renovar, dar nuevo ser a algo.

Me despido con un poema corto del poeta favorito de mi hermana favorita.

PAPEL MOJADO - Mario Benedetti

Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado



Que tengáis un buen fin de semana.