
Esta pasada noche ha muerto uno de mis héroes, ya os había hablado de él. Adios, Vicente, adios. El mundo es hoy un poco peor, porque se ha quedado sin un ángel, pero los niños y ángeles que no están entre nosotros son mucho más felices desde hace unas horas. No tuve el gusto de conocerte, pensaba acercarme en el próximo viaje a la India - ójala pueda darte la mano, o al menos verte un día allí donde estés. Me gustaría dedicarte un poema, espero que te guste.
Canción de amor - Rafael Alberti
Amor, deja que me vaya,
déjame morir, amor.
Tú eres el mar y la playa.
Amor.
Amor, déjame la vida,
no dejes que muera, amor.
Tú eres mi luz escondida.
Amor.
Amor, déjame quererte.
Abre las fuentes, amor.
Mis labios quieren beberte.
Amor.
Amor, está anocheciendo.
Duermen las flores, amor,
y tú estás amaneciendo.
Amor.
En tu honor, suena este movimiento central (Adagio non troppo) del Concierto para flauta en Sol Mayor de Mozart. Es música de ángeles para un ángel, música de niños - mis hijos me la piden casi cada día cuando vamos al colegio - para alguien que llevó la felicidad a muchos niños; no se me ha ocurrido otra más apropiada.
Que tengáis un buen día. Cuando caiga la noche, salid de casa y mirad al cielo porque hoy hay una nueva estrella, tiene un brillo tenue y discreto, pero un color como pocas. Si no la encontráis, buscad la de Benedetti y trazad una línea hasta la Estrella Polar, está aproximadamente a medio camino.