domingo, 17 de enero de 2010

De la tierra a la nada (con muchas luces y sombras)

Otro gran olvidado de este blog hasta hoy es don Luis de Góngora, ese genio incomprendido al que adoro, quizás porque dedicó los últimos años de su vida a encontrar la poesía en estado puro - y para muchos (no para él) la encontró. Sus versos más conocidos son las Soledades, pero tiene otros sublimes. Por ejemplo, el que os regalo a continuación en el que nos da su particular versión del carpe diem.


Mientras por competir con tu cabello - Luis de Góngora

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


Tremendo, ¿verdad? Me gustan en en especial los últimos versos del soneto, en el que nos dibuja un contrapunto maravilloso de luces y sombras entre las partes de la anatomía de la mujer, sus equivalentes metafóricos y la idea de la muerte pintada en sentido progresivamente desmaterializado: de la tierra, al humo, al polvo, a la sombra, a la nada - es, sin duda, uno de los mejores versos de la literatura universal.

En su honor, en vuestro honor, suena la maravillosa sonata a cinco en do mayor op. 2 num. 2 de Albinoni; es otra maravillosa creación del ser humano, llena de contrapuntos, luces y sombras, que casi te fuerza a creer que Dios existe.





Que tengáis un gran día.

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