jueves, 13 de noviembre de 2008

Martha Argerich y Mischa Maisky, Palau de la Música Catalana (11 de noviembre)



Segundo concierto del ciclo Ibercamera. La cosa promete, tocan Martha Argerich y Mischa Maisky. Entramos en el Palau a las ocho y veinte, con más de media hora de antelación. Buen comienzo.

No había escuchado nunca a la Argerich en directo, pero escucho sus discos desde que tengo uso de memoria. No es mi pianista favorita, pero no se puede negar que es un auténtico icono y una pianista dotada de una energía y una sensibilidad musical incendiarias. La Argerich ya hace muchos años que renunció a protagonizar recitales en solitario, prefiriendo compartir el escenario con otros músicos en una sesión de cámara o en un concierto con orquesta.

A Mischa Maisky no le conozco tanto, aunque su biografía impresiona: alumno de Mstislav Rostropóvich, con apenas 18 años ganó en Moscú el codiciado premio Tchaikovski, con lo que su ascenso internacional parecía imparable. Pero al negarse a hacer el servicio militar, su vida en la antigua URSS se convirtió en un calvario: pasó cuatro meses en prisión, 14 en un campo de trabajo y otros dos en un hospital psiquiátrico. Al salir, le dejaron emigrar a Israel, donde se rehizo como persona y como músico. En una ocasión dijo: "Desde entonces soy el violonchelista con más suerte de todo el planeta y un privilegiado, porque he podido aprender y actuar con músicos a los que admiro profundamente y compartir en libertad la emoción de la música con el público".

Y eso es exactamente lo que hicieron estos dos grandísimos músicos con los que allí estábamos: compartir su emoción por la música, su intuición y sus sentimientos.

El concierto empezó con las 7 variaciones sobre el duo "A los hombres que sienten amor" de Beethoven. Tocaron bien, paulatinamente mejor, juntos (más al final) pero por separado en toda la obra.

Tras la primera tanda de aplausos, cálidos y generosos, abordaron la Sonata para cello y piano op. 36 de Grieg. Y conforme se adentraban en la pieza, se fue produciendo el milagro; dejaron de tocar como dos músicos y empezaron a hacerlo como uno. A partir de una increíble técnica individual (que se les presume), interpretaron la pieza paulatinamente ensamblados, como dos amantes que paulatinamente se abandonan a sus sentimientos, olvidando quién es quién a partir de un momento dado que nadie sabría luego decir cuál fue para buscar la inspiración en el corazón de la música. Para hacer lo que muy pocos músicos saben, porque muy pocos pueden; porque no es algo que se enseñe, sino que es algo que se encuentra en la música cuando a fuerza de tocar y de tocar una pieza, ésta deja de ser de la persona que la compuso hace años, décadas o siglos para ser tuya, porque es parte de tí. Es entonces cuando el músico llega al alma de la música. Ars longa, vita brevis.

Más o menos así:






Luego vinieron Messiaen y Shostakovich. Del primero, la Louange à l'éternité de Jésus, escrita y estrenada en el campo de concentración de Görlitz en 1941. Pieza muy dura, en la que quizás por el descanso algo prolongado tras la sonata de Grieg, se mostraron poco conjuntados hasta casi el final.

Del segundo, la impresionante Sonata en re menor para cello y piano op. 40. A priori densa, mágica, dura a ratos y difícil de hilvanar. En manos de estos dos genios, música con mayúsculas. En especial, Maisky estuvo brillante en los matices y dulce en los finales.

Al final, la locura. La mitad del Palau puesta en pie y aplaudiendo como en las muy grandes ocasiones, mientras decenas de insensatos se retiraban - perdiéndose así las más asequibles pero igualmente increíbles interpretaciones que hicieron de Chopin y de Schumann. Igualmente maravillosos los dos bises con que nos obsequiaron.

Aplausos y más aplausos. Piel de gallina, sentimientos a flor de piel y sensación de felicidad. Ayer vimos cómo dos músicos excepcionales llegaban al alma de la música, compartiendo sus emociones con todos nosotros.

Bravo. Chapeau. Bravo de nuevo. Y gracias; por encima de todo, gracias a los dos. A vuestros pies.

2 comentarios:

tibidabo70 dijo...

Nos alegramos que hayáis disfrutado tanto del concierto, bises incluidos.Un abrazo.

Ginebra dijo...

Me alegro de que hayas disfrutado de este concierto. La verdad es que sientes la música, tienes mucha sensibilidad. Un beso y buen finde.