lunes, 16 de marzo de 2009

Es hora...



...de jurarse como cada año amor debajo de un cerezo en flor.

Mientras mi queridísima Chan Marshall canta The Greatest...



..., leo este maravilloso poema de un gran poeta que ya no está entre nosotros.

NUNCA - Ángel González

¿Hemos de sacrificar a la doncella
en el altar de un dios que reclama su sangre
para confirmar su poder sobre nosotros,
y comprobar que su grandeza
no sufre menoscabo con el paso del tiempo?

Rómpase la grandeza del dios en mil pedazos,
que la lepra corroa la púrpura que cubre
su soberbia figura,
y que su eternidad se reduzca a ceniza.
Y prevalezca la sencilla gracia
de la doncella viva, fugaz, irrepetible,
su sonrisa tan clara,
su alegría
que ella no sabe efímera, y por tanto
es en su ser presente inmortal un instante.


Demasiado bueno para añadir nada que no sea un deseo de los que no se deben escribir - porque ya sabéis que si se escribe, alguien lo podría leer en voz alta; y entonces los árboles se lo contarían entre sí y a los pájaros; y así podría llegar a oídos de un envidioso que podría querer evitar tu (mi, nuestra) felicidad, aún a costa de caer todavía más hondo en el pozo del sinsentido de la envidia. Por si acaso.

Que tengáis un buen día.

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