lunes, 7 de julio de 2008

Besa la espina

Es lunes, así que os regalo una joya del mejor poeta vivo de nuestro país.

VOY A HACERTE FELIZ (Antonio Gala)

Voy a hacerte feliz. Sufrirás tanto
que le pondrás mi nombre a la tristeza.
Mal contrastada, en tu balanza empieza
la caricia a valer menos que el llanto.

Cuánto me vas a enriquecer y cuánto
te vas a avergonzar de tu pobreza,
cuando aprendas -a solas- qué belleza
tiene la cara amarga del encanto.

Para ser tan feliz como yo he sido,
besa la espina, tiembla ante la rosa,
bendice con el labio malherido,
juégate entero contra cualquier cosa.

Yo entero me jugué. Ya me he perdido.
Mira si mi venganza es generosa.


Otra joya: Vladimir Horowitz tocando el preludio en re bemol mayor al que se le suele llamar "gotas de lluvia". Dicen las crónicas que cuando Chopin y Georges Sand llegaron a la Cartuja de Valldemossa, llovió ininterrumpidamente durante dos meses, los mismos que tardó el piano del pobre Chopin en hacer el trayecto desde Paris a Mallorca. Cuando al fin le llegó su piano, Chopin trasladó a la partitura el repiqueteo de la lluvia sobre el tejado de la Cartuja que tanto le había obsesionado a modo de terapia: no sé si es verdad, pero es plausible.



La pieza no es de una especial dificultad técnica, lo que es dificilísimo para un mortal es interpretarla como lo hace Horowitz, primero hay que saberse perfectamente la pieza, claro; pero luego viene lo extraordinario, el cerrar los ojos, el usar el pedal con mucha mesura, el sentir como la música te inunda y te llega muy dentro, y el dejar que el corazón y las entrañas te vayan guiando los dedos por las teclas; cuando tocas así, no buscas el tempo sino que lo encuentras.

Y eso es lo que hacía Horowitz, huir de la interpretación efectista e interpretar con alma y sinceridad. Como tiene que ser.

Primer encierro de los Sanfermines. Demasiada gente, pero tres o cuatro carreras de las bonitas de verdad en Estafeta.

Que tengáis una buena semana.

1 comentario:

Camille Stein dijo...

dos excelentes aciertos, amigo mío

... y fascinante tu explicación de la técnica exultante de Horowitz


un abrazo