domingo, 25 de enero de 2009

Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky de San Petersburgo (Valery Gergiev, director). Temporada Ibercamera, Auditori – 22 de enero de 2009




Cuarto concierto del ciclo Ibercamera. La cosa promete, la Patética de Chaikovsky que se marcó Gergiev el año pasado al mando de la London Symphony Orchestra fue de traca. La orquesta del Teatro Mariinsky no es la London Symphony Orchestra, pero si los previos no nos engañan no debería irle muy a la zaga: es que en la época de la URSS se llamó Ópera del Kirov (poco después de que la ciudad de Leningrado pasase a nombrarse San Petersburgo, el Teatro Kirov retomó su nombre original: Teatro Mariinsky, sede de la Ópera del Kirov, el Ballet del Kirov y la Orquesta del Kirov), y que resurgió de sus cenizas de la mano de Gergiev desde su nombramiento como director artístico de la compañía de ópera en 1988.

Estoy nervioso: lo del año pasado iba de rusos (a la Patética le precedió la Petrushka de Stravinsky), pero la segunda de Mahler es otra cosa.

Y, en efecto, desde los primeros compases del primer movimiento, el Sr Gergiev nos deja muy claro que su lectura de la Segunda es eso, la suya - que es muy suya.

Me sorprende el tempo exageradamente lento del movimiento (no había querido escuchar a Gergiev interpretando a Mahler antes del concierto), pero no la lectura del movimiento - casi calcada a ésta:



No me sorprende tampoco su hiperactiva manera de estar, ni su reiteración de alardes en la dirección orquestal de una Sinfonía monumental, maravillosa y dificilísima de aprehender como ésta. El segundo movimiento fue lírico, casi romántico. El Scherzo sonó más ortodoxo, y a partir del cuarto movimiento casi todo sonó a gloria, con un Gergiev sumergido en las profundidades de la obra arrastrando con él, cual chamán al frente de la tribu, a la formación orquestal al completo. Mención especial al coro en el quinto movimiento: sólido, preciso, compacto y soberbio, pero sin alardes - como debe ser.

Ése es el mérito de Gerviev. No es Abbado ni desde luego Solti, pero transmite felicidad a resultas de su acoplamiento -primero con la pieza, luego con la orquesta y después con la pieza y la orquesta y hacia el público-, y se esfuerza en hacernos comprender su comprensión de lo que una vez escribió alguien sobre una partitura.

Ésa es la diferencia entre un buen director y un auténtico fuera de serie, y tiene mucho que ver con ese ente misterioso al que todo el mundo se refiere como inteligencia emocional – que es un poco como el Espíritu Santo, todo el mundo habla de ello pero nadie lo ha visto - entendida como algo absolutamente independiente del famoso CI (o QI) y que tiene mucho que ver con la interacción entre emociones, razón y sentimientos: es decir, con la esencia del ser humano y las fronteras de la inmortalidad.

Si hay que poner un pero al concierto, se lo pondré a la falta de matices en algún momento en las secciones de cuerda, y en especial los cellos. Pero la nota global no puede sino ser de sobresaliente (imaginaos el careto de felicidad que llevaba a la salida que me asaltó grabadora en mano un tipo de la radio para preguntarme si me había gustado...)

Próximo concierto, el 9 de febrero; ya os contaré. Os dejo con una reflexión en forma de poema del poeta favorito de mi hermana favorita - nos lo dedico a todos los que podamos leer esta entrada.

USTEDES Y NOSOTROS - Mario Benedetti

Ustedes cuando aman
exigen bienestar,
una cama de cedro
y un colchón especial.
Nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar,
¿con sábanas? qué bueno,
¿sin sábanas? da igual.

Ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez.
Nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien.

Ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom.
Nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud.

Ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón.
Nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función.

Ustedes cuando aman
al analista van,
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal.
Nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar.

Ustedes cuando aman
exigen bienestar,
una cama de cedro
y un colchón especial.
Nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
¿con sábanas? qué bueno
¿sin sábanas? da igual.


Por no abandonar la primera persona del plural, que acabemos de tener un buen fin de semana.

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