martes, 27 de octubre de 2009
Imagino...
Imagino que los que leemos estas líneas podemos convenir que los que sueñan de día tienen conocimiento de muchas cosas que se escapan a los que solamente sueñan de noche.
Imagino también que nos costará ponernos de acuerdo en una definición de poesía, y algo menos en sus efectos – nos ocurre lo mismo que con el enamoramiento, que lo definimos a través de sus síntomas, como si fuera una enfermedad – nada nuevo por otro lado, hay millones de canciones que hablan de ello, viene a mi cabeza una en particular (...Touch if you will my stomach / Feel how it trembles inside / You've got the butterflies all tied up / Don't make me chase you / Even doves have pride…).
Imagino que todos estamos de acuerdo en que este poema tan conocido de Neruda, que todos hemos recitado alguna vez a solas y otra vez como mínimo a un ser especial, roza la perfección.
XX
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Imagino que también podemos convenir que la poesía puede tener formas diferentes al poema, que van desde una mirada hasta una canción, por ejemplo–
Imagino que estoy recostado contra la borda de la barca, y en mi hombro la cabeza de un ser querido, compartiendo la visión de lo que se ve en la foto. Ya falta menos de diez años para eso. Como decía aquél: pasadlo bien, que la vida es corta y la noche es larga.
Soy feliz. Que tengáis un buen día.
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