martes, 8 de diciembre de 2009

Divagaciones y desvaríos de un martes festivo cualquiera

Conforme pasan los años, me reafirmo en una convicción antigua que empezó siendo una intuición, y es que la única búsqueda que tiene sentido es la de la verdad. Le ponemos muchos nombres (yo, Dios, dios, alma, sentido de la vida), pero al final es todo lo mismo, quieras o no acabas allí. Recuerdo leer cada día el versículo del Evangelio de Juan en aquel arco del colegio al que íbamos el año que vivimos en Madrid, aquel en que un día como hoy un descerebrado mataba a John Lennon; la inscripción en el arco decía "La verdad os hará libres (Juan 8:32)"; imagino que os es familiar a los que habéis ido a un colegio de curas o monjas.

Luego, al leer en el Evangelio el versículo completo ('Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres'), me pareció que la cita aislada era falaz porque el Evangelio no se refiere a la verdad mas que como un sinónimo de una determinada doctrina y un antónimo de las demás. Empezaba a descubrir los tonos grises, unos más blancos que negros y otros más negros que blancos.

Pero poco más tarde, en el mismo colegio nos leyeron una frase de Unamuno que venía a decir que la verdad es la única necesidad incondicional del hombre. Han pasado casi treinta años, y siempre vuelvo a esa idea, a esa búsqueda de mi verdad, de mis verdades; de la misma manera que siempre vuelvo a Salinas -- hoy me he tropezado con estos maravillosos versos:

Aún tengo en el oído
tu voz, cuando me dijo:
"No te vayas". Y ellas,
tus tres palabras últimas,
van hablando conmigo
sin cesar, me contestan

a lo que preguntó
mi vida el primer día.


Impresionante final ("..., me contestan a lo que preguntó mi vida el primer día"), ¿verdad?. Preguntar a la vida, y dejar que la vida nos pregunte.

Supongo que van por ahí los tiros: amoldar la inteligencia a los sentimientos, y el conjunto a la realidad y no a los propios intereses. No está mal como reto a modo de punto de partida; en ello estamos, de so estoy seguro, aunque no sé muy bien en qué parte del ciclo - tampoco me preocupa demasiado, la verdad. Supongo que esa idea de los ciclos es lo que también justifica que siempre vuelva a Bach -- hace una hora que me he cruzado con esta grabación y todavía no me lo creo, es la sonata para violín y clave BWV 1017 tocada por Gould y Menuhin. MadreDioss, cómo suenan !!!!!

Si no conocéis la sonata, atentos a las tres voces (una es el violín, una es la mano izquierda y otra el la mano derecha del clave/piano) y al contrapunto.

Al final, va a resultar que Dios existe. Estaría bien.











Que tengáis un buen día.

1 comentario:

Ginebra dijo...

Las divagaciones han sido productivas, señor Paseante de la vida, me gustó.
Yo hoy no te diré mucho más que fue un placer leer a Salinas y escuchar algunos de tus vídeos. Será que estoy un poco "atrofiada" en este día festivo en el que también recordé a Lennon.
Un placer pasar por aquí, siempre... Mi beso