Leo hoy en El País el obituario de José-Miguel Ullán, otro poeta al que llego tarde. Su marido, su hija y sus amigos querían unas palabras para su epitafio, y según Juan Cruz escogieron, de entre sus versos, éstos:
Vive en verdad por los adioses anda troncha los lazos que al abismo te unen urde el borrón y cuenta nueva diles que no hay más raza que el azar que no hay más patria que el dolor/
que todo es frágil y la muerte incluso
No me repongo. Poesía dura, sin comas, ni puntos, ni espacios. Poesía de verdad, medida, sin concesiones, retrato de sentimientos (...no hay más patria que el dolor),certezas e intuiciones (...y la muerte incluso). Ayer se fue el poeta, y hasta hoy no lo conocí, aunque creo que vamos a ser buenos amigos.
De momento, le voy a regalar una interpretación majestuosa del tercer movimiento del Concierto nº 20 para piano de Mozart a cargo de Friedrich Gulda - a alguien que escribe así tiene que gustarle esta música a modo de compañero de viaje.
Que tenga usted un buen viaje al más allá (sea lo que sea que signifique la frase hecha), señor Ullán. Ya nos veremos.
A los que os quedáis por aquí, que tengáis una buena semana.
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