domingo, 29 de marzo de 2009

Stay Gold




El genial blog de SFB72 publicaba hace unos días una entrada sobre dos discos de Stevie Wonder que me hizo recordar una película que nunca olvidaré – más que verla, la devoré en el VHS de casa la primera vez que mis padres me dejaron solo durante un fin de semana. Nunca olvidaré la sensación de libertad que sentí por el mero hecho de poder hacer por primera vez en la vida lo que quisiera (con algunos matices) no durante unas horas, sino durante dos días enteros. La película es "Rebeldes" (The Outsiders), el director era un Coppola arruinado tras su maravillosa pero poco comercial Corazonada (Dios mío, qué guapa estaba la Kinski), y la canción Stay Gold, que canta Stevie Wonder, abre y cierra los títulos de crédito.

La canción, con letra del padre de Coppola, viene a cuento de un poema de Robert Frost, que en la película recita Ponyboy Curtis a su amigo Johnny.




El poema dice:

Nature's first green is gold,
Her hardest hue to hold.
Her early leaf's a flower;
But only so an hour.
Then the leaf subsides to leaf.
So Eden sank to grief,
So dawn goes down to day.
Nothing gold can stay.


Traducido, sería algo así: “De la naturaleza su primer verde es oro/ su matiz mas difícil de asir./ Su primera hoja es flor/ pero por una hora tan sólo/ Luego la hoja se queda en hoja / El Edén se torna tristeza / Como el amanecer se abate sobre el día/ Nada dorado puede permanecer.”

Viene esto a cuento de una escena que presencié el otro día y que se resume así. Un padre decide incentivar a sus dos hijos, de 6 y 7 años de edad respectivamente, mediante un sencillo juego. Cada vez que uno de los dos (o los dos a la vez) hagan algo bueno sin que nadie se lo pida (ordenar la habitación, poner la mesa, ayudar a alguien), les pintará una estrella en la pizarra de la cocina. Al final de curso, puede haber un gran premio en función de las estrellas. No es un concurso, les remarca, no se trata de ganar a nadie, puede haber premio para los dos, o para uno, o para ninguno.

Pasan los días, y uno de los dos tiene tres estrellas, mientras que el otro tiene cuatro. La que tiene tres llora, protesta, no le gusta perder y por esa razón nunca juega a nada a lo que pueda perder. El que tiene cuatro estrellas, ante el llanto de su hermana, hace algo único: se levanta, coge un trapo, y se borra una estrella para tener las mismas que su hermana. De eso va el poema, y la canción que trajo a mi memoria el bueno de San Free Bird - ya sé que no lo pretendías, pero gracias de todos modos.



Ese es el reto, seguir siendo de oro cuando pasan los años – y hacer todo lo que esté en nuestra mano para que los que todavía lo son sigan siéndolo. Incluso en una civilización inclemente como la nuestra.

Me gusta esta diosa vestida de flores, la foto está tomada en el alucinante templo jainista de Ranakpur, hace ya casi un mes. Que tengáis una buena semana.

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