lunes, 29 de junio de 2009

Zumbidos y silencios



Insensible, insensata y descolorida - por falsa - locura, la del lunes. Frenesí de canales de comunicación ineficientes, receptores de información que desdeñan al emisor, emisores que desdeñan al receptor. Ruido de sables, patadas por debajo de la mesa y de fondo zumbidos de abejas, muchas obreras y algunos zánganos, todos buscando a la Reina - demasiado ocupados para darse cuenta de lo inútil de su vuelo frenético: porque hace tiempo que murió.

Por eso los soldados se pelean hasta en sueños. Por eso hay tantas bocas llenas de miel, y tan pocos trazos de ilusión.

Luego, cae la noche y sales del panal. Vuelvo al silencio, y con él a los sonidos que me hacen feliz; los latidos de mis pequeños seres queridos; los roces de sus manos; o, mientras duermen, este pedazo de interpretación que hace Hilary Hahn de la segunda sonata para violín de Bach.











Es impresionante cómo toca esta mujer; tanto como la poesía de Salinas.

QUE SE APAGUEN LAS LUMBRES - Pedro Salinas

¡Que se apaguen las lumbres,
que se paren los labios,
que las voces no digan
ya más: «Te quiero» ¡Que
un gran silencio reine,
una quietud redonda,
y se evite el desastre
que unos labios buscándose
traerían a esta suma
de aciertos que es la tierra!

Que apenas la mirada,
lo que hay más inocente
en el cuerpo del hombre,
se quede conservándole
al amor su futuro,
en esa leve estrella
que los ojos albergan
y que por ser tan pura
no puede romper nada.

Tan débil está el mundo
-cendales o cristales- que
hay que moverse en él
como en las ilusiones,
donde un amor se puede
morir si hacemos ruido.

Sólo
una trémula espera,
un respirar secreto,
una fe sin señales,
van a poder salvar
hoy,
la gran fragilidad
de este mundo.

Y la nuestra.



Que durmáis bien. Y que tengáis un buen día mañana.

2 comentarios:

pocoyó dijo...

Mas matao con la foto de las abejas y tu descripción. Fobia me dan esos bichitos. Cualquiera va a currar mañana con eso en la cabeza... Menos mal que Salinas ha venido a aplacar el malestar... Brrr...

Ginebra dijo...

¡qué poco nos gustan los lunes, Delamata!!! Preciosa metáfora del panal y el trabajo rutinario... las voces y sonidos de nuestros pequeños seres son muy gratificantes, el bálsamo que todo lo cura. Besos, señor poeta.