viernes, 19 de septiembre de 2008
(Más) Vergüenza II
Sigo con mis cabreos a cuenta de la Unión Europea y el retroceso en los derechos fundamentales a golpe de directiva.
En mi anterior vida, fui profesor a tiempo completo, como muchos de vosotros sabéis. Lo que a lo mejor no sabéis es que durante cuatro años estuve a cargo, además de la troncal, de la asignatura “Nacionalidad y extranjería” como optativa para los alumnos de último año de las facultades de Derecho, Económicas y Relaciones Laborales. Viene esto a cuento porque una de las cosas que decía el primer día de curso era que debíamos todos desterrar y hacer desterrar del vocabulario la expresión “extranjeros ilegales” para referirnos a los extranjeros en situación irregular. La razón era doble. Primera, porque por definición las personas no pueden ser “ilegales”: pueden serlo los actos, pero no las personas. Segunda, porque la terminología es en sí como mínimo impropia de un aula universitaria por lo dicho y peligrosamente cercana a los postulados racistas que querrían hacer del adjetivo "ilegal" un epíteto en el contexto.
Pasaron los años, y dejé de oir la expresión, al menos tan a menudo. Por la calle se oía más hablar de sin papeles que de ilegales. Mejor. Y unos regularizando, y los otros oponiéndose a ello, y unos forzando expulsiones sumarias, y los tribunales sentenciando que la mayoría de las expulsiones no eran ajustadas a Derecho, pero claro el “extranjero ilegal” con suerte hacía años que ya no estaba por aquí y con menos suerte se había ahogado en alta mar --aunque algunos, hay que decirlo, tenían el mal gusto de morirse en nuestras playas, algunos incluso de día y con niños delante. Bueno.
Pero hete aquí que alguna mente preclara tuvo una idea en Bruselas: ¿no sería bueno unificar o al menos armonizar las normativas nacionales en materia de expulsión? Claro, dijeron todos al unísono, así impediremos que entren por los países más laxos para luego desplazarse intracomunitariamente aprovechando la desaparición de las fronteras físicas.
Y así el 18 de junio pasado el Parlamento Europeo aprueba una directiva “sobre los procedimientos y normas comunes para el retorno de los nacionales de terceros países que se encuentren ilegalmente en su territorio”, más conocida como la Directiva de Retorno. En realidad, es la Directiva de la Vergüenza.
Y claro, al ver en el título la expresión abominable y no digamos ya al leer el contenido de la directiva a un servidor se le han hinchado primero la vena y luego las pelotas.
Mis razones:
1. Porque la directiva establece que los sin papeles podrán ser detenidos con una mera orden administrativa – frente a la legalidad hoy vigente en España que dice que un funcionario no puede ordenar detenciones.
2. Porque la directiva posibilita la expulsión de menores de edad – cosa que en este país hoy es ilegal, como lo es encarcelarlos, por aquello de que un menor es por definición un “incapaz”
3. Porque una vez detenido, el extranjero podrá pasar hasta un año y medio en un centro de internamiento (y cuando estén llenos, en la cárcel) – frente a los 40 días que marca hoy la ley en España.
4. Porque considera la libertad de movimiento del ser humano hambriento como un peligro social.
5. Porque mercantiliza al ser humano.
6. Porque criminaliza a toda aquella persona que carecezca de una autorización administrativa.
7. Porque vulnera la Convención de Nueva York sobre los derechos del niño de la ONU, ratificada por España.
8. Porque supone privar de libertad a personas sin filtro judicial, lo cual es contrario a nuestra Constitución.
9. Porque vulnera la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, también ratificada por España.
10. Porque facilita discursos del tipo: “XXX extranjeros cobrando el subsidio de desempleo mientras YYY españoles tienen que ir a vendimiar a Francia.”
Basta ya. Hasta aquí hemos llegado. Digamos NO.
La directiva ya está aprobada, pero debe todavía trasponerse a las legislaciones estatales, así que digamos ‘No a la Directiva de la Vergüenza’ igual que dijimos ‘No a la guerra’.
Porque nos va en juego la dignidad. Porque ya no nos acordamos de que muchos de nuestros abuelos fueron o pobres, o emigrantes, o las dos cosas. Porque como sigamos así hago apostasía de la ciudadanía europea y me exilio al tercer mundo.
Como sugería un sabio el martes, cantemos todos con los Beastie Boys “You Got to Fight For Your Right”
Que tengáis un buen fin de semana.
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1 comentario:
DELAMATA, una entrada brillante. Crítica y muy bien razonada. Estoy de acuerdo contigo en cada palabra, en cada hinchazón de vena y no de pelotas (porque no las tengo) pero sí de ovarios.
La ley de la UE es muy conservadora porque los países europeos tienden a gobiernos conservadores. Son leyes injustas, insolidarias con el otro, el emigrante que nos "ha sacado las castañas del fuego" haciendo trabajos que nadie quería durante la bonanza económica y que ahora "sobra" con la crisis.
La reclusión en centros de internamiento y la expulsión de menores desde luego atentan contra los derechos básicos de las personas.
La inmigración es un tema que me preocupa mucho y me enerva totalmente lo que países como Italia y ahora La UE están haciendo. España claudicará con todo, claro... Un beso y buen finde
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