miércoles, 7 de enero de 2009

Formas (y otras compañías del viernes por la noche)





Hace un par horas que acabó la semana y cayó la noche. Los niños duermen y me sumerjo en uno de mis trozos de vida preferidos -los viernes por la noche- de la mano de un par de velas, la música de San Bob primero y Santa Lucy después, el contacto de una piel querida y la poesía de Gamoneda. Por ejemplo, ésta:


ESTAR EN TI - Antonio Gamoneda

Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.


Suena el "Plan to Marry" (... love is my sword / love is a weapon, love is a lesson / And we, we are the conquerors / we are the soldiers, we are the lovers / That's why we fall in love, / that's why we believe in love). A mi gurú musical favorito SanFreeBird no le acaba de encajar del todo, pero a mí me encanta este disco. No es el Essence, pero es que nadie puede (en una sola vida) publicar dos discos como el Essence.



En noches así, me gusta saborear esa sensación acusada de dejar de vivir de acuerdo con las normas heredadas y los valores transmitidos y de acercarme a la (mi) verdad haciendo, diciendo, viviendo casi por intuición. Es una sensación extraña, pero en absoluto desagradable, parecida a la ebriedad - pero más intensa y menos exógena. Las formas "oficiales" ceden el paso a las intuitivas, y sientes que ves mejor con los ojos cerrados. Es esa misma sensación que tienes cuando por primera vez en tu vida te dejan solo en casa durante uno o dos días.

La misma sensación que, vista desde un lunes cualquiera, te (me) hace poner en cuestión tu (mi) "forma" de vida cotidiana. No porque esté mal (ni bien) esa forma cotidiana y oficial de vida; no, no es por eso, sino porque invariablemente te (me) da la sensación de entrar en una de esas salas de espejos deformantes que hay en casi todos los parques de atracciones, donde al principio surgen fáciles las primeras risas al verte y ver a los demás deformados, pero al cabo de pocos minutos ceden rápidamente el paso a la costumbre de la deformación. No hablo de juicios de valor, hablo de formas, de percepción, de formación y deformación; de de-formación.

Formas de-formadas, imágenes mentales, sueños de los que tienes mientras estás despierto - me gustan los viernes por la noche sin más compañía que las velas, la poesía, la música y la piel querida. Como en el poema, siento (de nuevo) la libertad. O sea, la vida.

Buenas noches. Que tengáis un buen fin de semana. La foto está tomada en Delhi (India) el pasado mes de enero - ya tenemos confirmados los billetes, llegamos el 17 del mes que viene.

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