martes, 13 de enero de 2009

Papeles en el aire (y santos para los que la muerte no existe)



Hoy quiero hablaros de otro de mis héroes, se llama Vicente Ferrer, nació en Barcelona en 1920 y vive hoy en Anantapur, en el estado de Andhra Pradesh (sureste de la India).

La semana pasada, la vicepresidenta del Gobierno se acercó a su domicilio para hacerle entrega de una condecoración, la Gran Cruz del Mérito Civil. Raras veces en nuestro país se premia en vida a las personas que lo merecen, a pesar de lo cual Ferrer había recibido ya previamente, entre otros premios, el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia (1998), la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya (2000) y el Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española (2000). A nivel internacional no hay tanta envidia como aquí, y Ferrer también ha obtenido varios reconocimientos: en 2001 fue nombrado Personaje destacado de la historia del siglo XX por la UNESCO.

En El País del pasado domingo se leía una entrevista con él, de la me ha parecido bueno reproducir algunos fragmentos:

Pregunta: ¿Qué le da India?
Respuesta: ¿Qué iba a darme? No soy más que un pez en el agua. Yo vine aquí para convertirme. Gracias a ellos.

P: La India actual no es la de 1952. Presume de multimillonarios.
R: Conviene que haya ricos. ¿Quién nos iba a dar si todo el mundo fuera pobre?
...()...

El fin del mundo llegará cuando ya no haya pobres. ¡Nos habremos quedado todos sin trabajo! Y los necesito porque mi corazón está hecho para quererlos. ...()...

Es mentira que todos los hombres sean iguales. Son iguales ante Dios, pero eso es otra cosa.
…()…

P: Aquí le llaman padre.¿Echa de menos el hábito que abandonó en 1969 para casarse?
R: No estoy contra el pasado. Y no critico a la Iglesia, que es nuestra tradición. Los jesuitas me han ayudado mucho, me han dado una visión universal. Pero yo pertenezco a la iglesia que Jesús le prometió a la samaritana, que llegará el día en que todos los hombres adorarán a Dios en espíritu.

…()…Los ateos siempre tienen argumentos. Pero un ateo es un corcho en el agua. Yo soy un papel en el aire. La devoción es una riqueza espiritual que la gente moderna no entiende.

…()…Nosotros tenemos el principio de no acumular nada, todo debe repartirse, debemos ser pobres. Yo no tengo casa propia.

P: ¿El hombre contemplativo reemplaza al hombre de acción?
R: Soy ambos, un hombre completo, natural, un caminante que viene de las alturas, siempre con horizontes lejanos.
…()…

P: ¿De qué está más orgulloso?
R: De mí mismo. Como soy el más humilde del mundo, soy el único que puede hablar así.

…()…

P: Le tiene miedo a la muerte.
R: La muerte no existe.



La existencia en nuestros tiempos de las personas como Vicente Ferrer, y de cuantos como él piensan que no somos sino papeles en el aire, que todo debe repartirse y que la devoción es la única riqueza a la que debemos aspirar es en sí misma un milagro. Y también la razón de ser de la raza humana; y el único fundamento de mi fe en ella.
Y mientras haya en este mundo hombres santos como Vicente Ferrer, la muerte no existirá. Porque los héroes nunca mueren, y en eso consiste el cielo.

En su honor, suena una de las arias más conocidas de Puccini, el O mio babbino caro, en la mejor de las interpretaciones posibles, la de Montserrat Caballé en una grabación de 1975 que es una auténtica joya.




Que tengáis una buena semana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí la entrevista en la Vanguardia también. no hay palabras ante tanta bondad. y me quedé mucho mucho pensando en la respuesta "la muerte no existe".