miércoles, 1 de abril de 2009

Serenarse y abrirse

Ayer se leía en la sección “La Contra” de La Vanguardia la siguiente entrevista de Ima Sanchís al señor de la foto, el sacerdote José Javier Parladé, desde ayer otro de mis héroes.



Os reproduzco un extracto, podéis encontrar el texto completo en la edición digital del periódico.


P: ¿Pidió que le enviaran a Sudán?
R: Sí, hace 38 años, porque era un país musulmán donde era complicado abrir iglesias. ...()...

¿Le gustan los retos?
Sí, y además quería construir algo desde el principio y según mis ideas.

¿Qué ideas?
No se trataba de exportarles un Dios, sino de descubrir con ellos el Dios que allí habita. Así que puse mucha atención en olvidar mi cultura y mi Dios para ponerme a buscar con ellos. Fue fácil: en medio de tanta pobreza y necesidad, Dios estaba muy presente.

No lo demuestra.
Dios no realiza. Dios no me va a quitar el dolor que me produce el reuma, pero me va a dar una manera distinta de vivir mi situación. Yo, para comprender, vivo como ellos: si ellos van a pie, yo también; siembro para comer y camino kilómetros para buscar agua. Y, antes que iglesias, creé escuelas.

¿Y fue feliz?
Mucho, pero tras un periodo de ocho años volvió la guerra, que lo destruye todo, incluidos los valores. No sabe las atrocidades que vi. En Maban, de noche, sufríamos constantes ataques, así que dormíamos en el bosque...()...

Cuénteme lo que vio.
Las milicias del norte, árabes que los militares armaban, se llevaban a las mujeres y los niños, que vendían como esclavos. A los niños los subían a un camello, les ataban los pies y le daban agua al camello, que al hincharse los descoyuntaba, así no escapaban.

A usted se lo llevaron los militares.
Me tuvieron en la cárcel quince días. Cuando me soltaron me fui a abrir una misión más al sur, en Raga, cerrada por la guerra. Las escuelas gubernamentales, de cristianos y musulmanes, habían desaparecido. Sólo existía una escuela coránica, en la que para estudiar debías convertirte al islam.

¿Qué tipo de personas encontró allí?
Muchos cristianos aterrorizados. Cornelio, el sultán de la tribu aya, tenía las manos agujereadas: se había negado a hacerse musulmán y lo habían clavado a un árbol. Al sultán de los creish lo metieron en un saco lleno de guindillas y lo apalearon hasta dejarlo ciego. A mí sólo me expulsaron diez veces en los doce años que estuve allí.

Buen promedio.
La primera vez me tuvieron dieciocho días de viaje escoltado por un policía. Allí donde llegaba, me encarcelaban. Estaba tan furioso que no lograba ni rezar, tras unos días logré calmarme y le dije al de la ametralladora que me trajinaba de aquí para allá: "Ya me he calmado, vamos a ser amigos. Cuando necesites algo de mí, no tengas miedo, que te ayudaré".

Tiene usted coraje.
Cambiar tu estado de ánimo lo cambia todo. Cuando volví a encontrar a Dios y se me fue la rabia, pude empezar a sacar partido de lo que estaba viviendo. Serenarse y abrirse es el paso previo a cualquier cambio.

¿Qué fue lo que cambió?
Pese a todo, logramos crear una escuela para 1.800 niños y otra para 700 niñas...()...

¿Por fin vive en paz?
En la guerra, el que tiene la fuerza lo tiene todo. En Yirol no había una sola escuela y ya tenemos 27, aunque estén debajo de los árboles y todos los maestros sean voluntarios... Estamos haciendo muchas cosas, pero hacer la guerra es mucho más fácil que construir la paz.

¿Pesimista, padre?
El ser humano a veces es muy poco humano, somos muy débiles. Podemos hacer grandes cosas, pero para eso hay que cambiar la mentalidad tanto allí como aquí, en el primer mundo, donde también manda el más fuerte...()... Fíjese, pese a todas las barbaridades que le he contado, creo que allí hay más humanidad.



No he estado en Sudán, pero seguro que tiene razón y allí hay más humanidad.

Palabras clave: serenarse y abrirse. Buscar al Dios que allí habita. Cambiar tu estado de ánimo. Construir según las ideas propias. Vivir como ellos. Crear escuelas antes que iglesias. Cambiar el estado de ánimo. Sacar partido de lo que vives. Serenarse y abrirse.

En honor del héroe, suena el Andante del Concierto número 23 para piano de Mozart. Subid el volumen, abrid las ventanas, y dejad que el mundo oiga esta música, que seguro que se vuelve algo mejor.





En su honor, suena también una preciosa poesía de Gil de Biedma.

¿FUE POSIBLE QUE YO NO TE SUPIERA...? – Jaime Gil de Biedma

¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?

Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas!

Pero pasaste
como un Dios destruido.

Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.



Entrad en la página web de la Asociación Amsudán (www.amsudan.com), por favor.

Que tengáis un buen día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí la entrevista. Me gustó mucho. De hecho, así define un filósofo que no recuerdo el concepto de felicidad "la manera en la que dejas que te afecten las cosas que ocurren alrededor tuyo y que uno no puede controlar".
buena entrada
saludos crack
sfb72