domingo, 29 de junio de 2008

70 céntimos (y 21 gramos)

Domingo, ha sido un buen día. Pocas cosas suenan tan maravillosamente bien como Billie Holiday cuando canta "Gloomy Sunday" (domingo sombrío). Salvo, supongo, si eres Billie Holiday.

Esa mujer a la que Lester Young puso el apodo de "Lady Day". Esa mujer que cantó como una Diosa, y acaso lo intuyó; con esa voz suya, limitada, octava y media acaso, pero emotiva y desgarradora. Esa mentirosa crónica como todos los alcohólicos, y a la que gustaba decir: "Yo he vivido canciones como esa". Esa mujer que fue abandonada por su padre antes del año, violada antes de los once, consumidora habitual de marihuana antes de los trece, prostituta antes de los quince, bisexual, adicta a la heroina desde los veintipocos, encarcelada varias veces y muerta de cirrosis hepática. Esa mujer que, con el cuerpo asaetado por los picos y setenta centavos de dólar en el banco, a los 44 años de edad se fue al cielo.

Hoy decía en voz alta que no me cambio por nadie. Es difícil encontrar un nexo causal entre felicidad y casi cualquier cosa, casi igual de difícil que encontrar una explicación al mal. A que la vida sea tan fácil para algunos, y tan difícil para otros. Salvo la predeterminación o la vida anterior a ésta, pero no son cosas en la que crea.

Es menos difícil dar y encontrar pistas. La búsqueda de libertad, por ejemplo. Por eso un adicto no puede ser feliz mientras siga enganchado, aunque lo intente aparentar. Por eso Billie Holiday cantaba así.



Antes de que acabe la semana, querría regalaros esta preciosidad de poema de Salinas - me gusta en especial el último verso cuando dice lo de "me vive otro ser de la no muerte".

QUÉ ALEGRÍA VIVIR (Pedro Salinas)

Qué alegría vivir sintiéndote vivido.
Rendirse a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos
me está viviendo.

Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad transmisible es que camino
sin mis pasos, con otros
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, habo.

Que hay otro ser, por el que miro el mundo,
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y sé que también me quiere con su voz.

La vida - ¡qué transporte ya! -, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.

Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.

Y todo enajenado podrá el cuerpo descansar, quieto,
muerto ya. Morirse en la alta confianza
de que este vivir mío no era solo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser de la no muerte.



Que tengáis una buena semana.

2 comentarios:

Ginebra dijo...

Hola Delamata!!!!. La vida es fácil para algunos y como dices, difícil para otros. Que casualidad, yo hice un post sobre la adicción a las drogas también, muy corto, pero deprimente.
Bonito poema y bonita canción. Pasa un buen día.

javistone dijo...

Hola. Muy buen poema para dias como este. Yo he hecho hoy un post en el polo opuesto de lo que salinas expresa.
saludos.