martes, 1 de julio de 2008
Adios pequeña, adios
Son pocas las películas que me impactan, las dos últimas fueron “21 gramos” y “Mystic River”, hace ya algunos años. Ésta que os comento me ha impactado, la ví hace una semana, y anoche la volví a ver. Y recién acabada, le dedico una entrada, porque en su primera película como director y co-guionista, Ben Affleck aprovecha una historia aparentemente sencilla (la desaparición de una niña de cuatro años en uno de los barrios más marginales de Boston) para plantear de manera descarnada preguntas en torno al hombre y el bien y el mal, y las consecuencias de las decisiones que tomamos a cada segundo.
Si os gustó “Mystic River”, os gustará esta película, aunque posiblemente algo menos; ambas parten de una novela de Dennis Lehane y en ambas los personajes sobreviven entre (y a) la suciedad urbana, la violencia y las adicciones. Ésta es algo más irregular, y la dirección de Affleck (fuertemente influida por su paternidad coetánea al rodaje) no llega a las cotas de Eastwood en “Mystic River”. Por edad, por enfoque, por perspectiva. Pero es de esas (pocas) películas que impactan.
La excusa argumental nos la da una pareja de investigadores privados (el hermano del director, Casey Affleck y la guapísima Michelle Monaghan, mejor él que ella) contratados por la familia de la niña desaparecida.
Ed Harris está genial (como casi siempre) en su composición del detective Remy Bressant, a cargo de la investigación. La escena en la que comparte botella con Casey Affleck es magistral. Morgan Freeman, en su línea, maravilloso en su interpretación del atormentado jefe de Remy Bressant quien, tras haber perdido a un hijo, dedica su vida a salvar a otros niños.
Pero la mejor interpretación está a cargo de Amy Ryan en el papel de Helene, la madre soltera de la niña desaparecida. Su interpretación de este personaje con aristas, devorado por sus adicciones y que fluctúa entre el complejo de Peter Pan, la falta de (auto)estima y la autocompasión, que vive instalada en sus carencias afectivas, económicas y educativas (una de esas personas a las que es fácil criticar) emociona; Amy Ryan no interpreta a Helene, es Helene y hace que nos lo creamos y que creamos a Helene. Muy bien también los actores que interpretan a los tíos de Amanda, Amy Madigan (mujer en la vida real de Ed Harris) y Titus Welliver, en su papel de un exconvicto alcohólico rehabilitado que no puede ser padre biológico.
Más allá del argumento, la película gira en torno a dos preguntas, cuyas respuestas va ensayando desde todos los ángulos que ve posibles a través de personajes polarizados y a la vez contradictorios, los que os he mencionado y alguno más. Nos movemos en el ámbito de la moral a través de preguntas muy concretas (¿matarías a una persona que abusa sexualmente de manera reiterada de niños de menos de 10 años?), y en el de las desagradables consecuencias que puede conllevar elegir lo correcto. Y de cómo gente formada, y con sentimientos similares y puntos de vista afines desde la infancia que les hacen compartir despacho y cama, puede sacar conclusiones muy diferentes de un dilema moral.
Y hasta aquí puedo leer. A través de una serie de situaciones exasperantes pero narradas sin concesiones a la galería, la película abre un debate en torno si un buen fin justifica los medios, y también sobre si algo que a priori es “bueno” deja de serlo cuando sabes que va a hacer daño a una persona de las “buenas”. Porque, claro, la vida no es justa, sobre todo si has nacido en un barrio de mierda – y a continuación viene la tan manida pregunta: ¿por qué Dios permite…?. Y las religiones lo han resuelto a su manera, sea a base de reencarnaciones, sea a base de cielo e infierno. Pero si no crees en eso y te ciñes a esta vida, entonces lo de “hacer el bien” se convierte en el eje de tu vida y a la vez en una cuestión de supervivencia; y en una pura y simple cuestión de ética o, como mucho, de moral. Y de decencia, y de honestidad con uno mismo. De eso trata la película, de escuchar a nuestro “bluebird”, y de hacerle caso.
Pues eso, hasta aquí puedo leer. Os dejo con Cat Power tocando el piano y cantando en directo su “Maybe Not” – me encanta esta canción.
Que tengáis un buen día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Fantástico blog. Mis respetos.
Un saludo.
Y por que no se debe ayudar a una persona que la sociedad considera "de las malas"? Ellas tambien deben ser defendidas por el estado de derecho y el que no sean ciudadanos ejemplares no significa que deban ser ignoradas. Ha habido en los ultimos meses una polemica en la India por el caso del asesinato y violacion de Scarlett, una chica inglesa de quince años. Su madre era una madre soltera con ocho hijos, cada uno de un padre distinto. Esta señora se habia ido de vacaciones tres meses a Goa, refugio de los ultimos hippies trasnochados, con sus hijos mas jovenes y sin que se enteraran los servicios sociales britanicos donde se suponia que tenia que fichar todos los meses para que le dieran su subsidio. Se fue de viaje a otra ciudad india pero dejo a Scarlett con unos amigos en Goa porque la niña no queria ir con ella y con sus hermanos. Scarlett aparecio unos dias despues ahogada en la playa. El gobierno indio dijo (probablemente para no asustar al turismo extranjero) que el analisis forense indicaba que se habia quedado dormida en la playa y que como estaba drogada y borracha no se habia despertado al subir la marea. La madre solicito una segunda autopsia y resulto que la cria habia sido violada y estrangulada. Un testigo (ingles)dijo que habia visto como dos hombres le daban droga y la emborrachaban en un chiringuito de la playa pero no se habia atrevido a intervenir porque era el unico extranjero presente en ese momento. Los medios de comunicacion indios arremetieron contra la madre diciendo que era una madre indigna, que dejar solos a niños de menos de dieciocho años es ilegal en la India y que el gobierno deberia negarle el visado para volver al pais para continuar la investigacion. Pero la madre de Scarlett dijo que aparte de los juicios morales que se pudieran hacer sobre su modo de vida solo queria que se hiciera justicia a pesar de que eso no le devolveria a su hija. Tiene la madre de Scarlett menos derecho a que se busque y juzgue a los asesinos de su hija que una madre ejemplar?
Por cierto, encantada de pasar los proximos dos meses en Europa.
Javistone, bienvenido a mi casa. Luego paso a verte por la tuya.
Montserrat, pienso que para juzgar madres ya están los jueces. Tienes toda la razón. Me alegro de que puedas pasar los próximos dos meses por estas tierras europeas.
Confío en volver a encontraros por aquí.
Publicar un comentario