jueves, 3 de julio de 2008

Gracias



Acabo de culminar uno de esos hitos o metas que te marcas en la vida, en este caso de carácter profesional. Como escribía no hace mucho, no somos mejores que nadie por tener “es-to” o “a-que-llo”; ni por haber nacido “a-quí” o “a-llí”; ni desde luego por “ser” o por “llegar a ser” fulanito o menganito, o sargento o teniente o capitán. Oigo a mi alrededor: "fíjate, fulanito, dónde ha llegado". Y por más que lo intento, desde hace un tiempo estoy convencido de que eso (llegar) no tiene (en sí) ningún mérito. Lo que importa es lo que haces y lo que te vas dejando por el camino; lo que vas decidiendo a cada instante en la medida en que puedes decidir –y en lo demás, el si te dejas llevar (y el cómo) por el río de la vida, el que te va tocando.

No digo que no tenga mérito conseguir las metas que te trazas: solamente digo que lo que importa es el camino (trazarlo primero, y andarlo después), y no la meta, ni si llegas.

En este camino del que os hablo hoy he paseado de la mano de mucha gente. Son todos aquellos que han estado en el equipo, en mi equipo, todos los que han colaborado conmigo; y todos los que me han enseñado, y los que me han ayudado a llevar a buen puerto los asuntos más complicados, de día y de noche, a sus horas y a deshoras; los que con el tiempo se han convertido en amigos, lo que están en ello, y los que no; los que siguen conmigo y los que se fueron. Y los que han depositado su confianza en mí, en lo personal y en lo profesional, que sin ser lo mismo tienen que ver.

A todos ellos, a todos vosotros, gracias - algunos leeréis estas líneas y otros no lo harán, si os los cruzáis se las dáis de mi parte.

A todos ellos, a todos vosotros, os regalo la música más sublime que conozco.

Es el aria "Erbarme dich, mein Gott" (Ten piedad de mi, señor), de la Pasión según San Mateo de J.S. Bach. Si la Pasión es la obra más grande de Bach y una de las más grandes obras jamás compuestas, este aria en particular es mi favorita, me conmueve y me reconcilia con el mundo. Fijaos cómo la melodía fluye a través del violín; casi te obliga a creer en el más allá.



En vuestro honor. Gracias a todos.

Nada más llegar a la meta, me doy cuenta de que no es sino un mojón que marca el final de una etapa y el principio de otra. Pero es una meta importante; porque a partir de ahora, ya casi todo es elección.

Gracias de nuevo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Te lo mereces company. No te han regalado nada. Lo has conseguido tu. Disfrútalo!

Ginebra dijo...

hola, buenos días!!! Pués sí , lo importante es el camino y cómo lo hacemos, es cierto. Tu reflexión sincera y entrañable y tu música preciosa.
Besos.

DELAMATA67 dijo...

Gracias a los dos también. Cada vez me alegro más de haberme animado a publicar este blog.

TONI dijo...

Preciosa reflexión. Como siempre, un placer leerte.

No hay nada malo en sentirse orgulloso al superar metas, celébralo sin temor alguno! Tal como lo planteas: sin falsa modestia pero con inteligente humildad!

Me sumo a las felicidades por esos logros!