lunes, 14 de julio de 2008

Carpe Diem



Hoy me recuerda mi padre que hace ya tres años que le cambiaron la cadera. Ese día yo estaba en La Haya viendo mi cuadro favorito, el que tenéis arriba a la derecha. Ha llovido mucho desde entonces, y para bien.

Recuerdo haber leído hace muchos años que a medida que avanza la vida el tiempo discurre de manera similar a como baja el indicador del nivel del depósito de gasolina de un coche a medida que pasan los kilómetros; recién llenado el depósito, la aguja baja muy lentamente, de hecho a menudo no parece bajar durante los primeros 50 o 100 kilómetros. A mitad de depósito, nos extrañamos de lo rápido que baja; y tras señalar la señal de un cuarto de depósito, de lo poco que tarda en iluminarse el piloto. También es cierto que luego estiras y estiras, y parece que no, pero todavía te queda para hacer muchos kilómetros

El coche gasta más, claro está, cuando va alto de revoluciones; y no digamos si va pasado de vueltas. También gasta mucho cuando estamos parados en un atasco, y en ambas situaciones no nos acabamos de encontrar a gusto.

Cuando menos gasta en cuando vas enlazado curvas y rectas, cambiando suave, acelerando cuando conviene y sin frenadas bruscas, subiendo y bajando peraltes, llegando a veces al amarillo en el cuentavueltas pero no al rojo, o no a menudo. Cuando le dejas que conduzca y te limitas a cambiar marchas, jugar con los pedales y acariciar el volante

Durante años jugué al juego del carpe diem a mi manera, como todos; la mía venía a consistir en comerse la vida a cada instante -sin preocuparse de la gasolina, ni del coche. Ahora juego a ese juego de otra manera, más pausada. No ahorro pero tampoco malgasto gasolina. Me dejo llevar pero sin dejarme, siguiendo la máxima de Goytisolo cuando dice en sus palabras para julia aquello de “Nunca te entregues ni te apartes / junto al camino, nunca digas / no puedo más y aquí me quedo.”

No quiero que se detenga el tiempo, y sí la quietud para saborear la vida a cada kilómetro. Ya se parará el coche, todos se pararán algún día. Sin prisa. Sin pausa. Como en los versos de Valente: no quiero tener sino tender.

EL AMOR ESTÁ EN LO QUE TENDEMOS (José Angel Valente)

El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras).

El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).

Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.

El amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).

En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).

Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.


Me encanta la manera que tiene (tenía, se le acabó el depósito hace ya ocho años) Valente de saltar de palabra en palabra, esa especial de manera de descontaminarse de los discursos dominantes para buscar la interacción entre su experiencia interior y los ritmos de sus versos -como vehículos de comunicación.

Y me encanta la manera que tiene John Williams de tocar esta pieza de la Suite Española de Isaac Albéniz. Si tocar a dos manos una guitarra ya tiene su qué, tocar así no me imagino lo que debe ser.



Último encierro de los Sanfermines. No sé qué les dan de comer este año a los toros, pero nunca los había visto tan rápidos y tan atropellados. Lástima, porque había poca gente y mucho sitio, qué envidia. Cuando ha caído el único toro negro en Estafeta, se han visto carreras preciosas. Al final, los ángeles de cada día pasándose por Telefónica, hoy he visto bastantes menos. Hasta el año que viene.

Que tengáis un buen día.

6 comentarios:

Camille Stein dijo...

sin prisa, pero con perseverancia

y sursum corda... que permanezcan arriba los corazones mientras haya una gota de vida en el depósito

precioso poema de Valente... y ese cuadro de Vermeer siempre tuvo para mí un toque irresistiblemente magnético

un abrazo

tibidabo70 dijo...

A lo largo de la vida, como en una curva de Gauss, cuando la rampa se convierte en pendiente, no queda más remedio que sustituir la caja de cambios manual por otra automática; así solo sabes que no te vas a pasar de vueltas. Lo que queda de gasolina solo Dios lo sabe.

Ginebra dijo...

Delamata, hola!!! Me gusta tu paralelismo entre el coche y la vida. Ciertamente creo que es así, es una comparación muy acertada.
Yo tampoco quiero que el depósito se vacíe, al contrario, quiero saborear cada Kilómetro despacio, con pausa.
Besos

TONI dijo...

Lo jodido es que a veces nos gustaría poder llamar al RACC para atender, no nuestro coche, sino el de nuestros seres queridos, que ves que no tiran ya... y no hay manera...

Incluso es peor cuando, a pesar de estar el coche en perfecto estado, se rompe el motor sin posibilidad de reparación, así, sin más, de forma inesperada y sin temeridad alguna por parte del conductor.

Cagonlapus... perdona, me dejé llevar, tu blog me conduce a la introspección con demasiada facilidad y pasa lo que pasa.

Saludos

Anónimo dijo...

Live fast die youn decían los rockeros más aventurados!

DELAMATA67 dijo...

Gracias a todos por pasearos por el blog, como siempre me alegro de veros por aquí. Cuidaos. Y Toni, muchos ánimos.