La Santísima Trinidad (dicho sea sin ningún ánimo de blasfemar) de lo que los libros suelen llamar la “música clásica” está formada por Bach, Mozart y Beethoven. Hay más, desde luego, pero estos tres no solamente cambiaron la manera de hacer e interpretar música, sino que cada uno de ellos inventó pilares nuevos sobre los que, a modo de cimientos, se ha ido construyendo después por los músicos que les siguieron los diferentes edificios (musicales) - unos con mayor y otros con menor fortuna o solidez.
Mi primer post, hace ya casi dos meses, tuvo como protagonista a Mozart. Hoy me gustaría hablaros de su concierto para piano y orquesta nº 20 de Mozart: mi favorito, fechado el 10 de Febrero de 1785 y estrenado en esa misma ciudad al día siguiente.
El concierto me fascina por lo que es, una obra maestra, y también porque al escucharlo se percibe una agitación espiritual que no hallamos en los anteriores conciertos de Mozart, y que volveremos a encontrar en sus obras posteriores, sobretodo en la últimas sinfonías, en la Misa de Réquiem y en Don Giovanni, las dos últimas escritas también en la tonalidad de re menor.
En la grabación, al piano tenéis a Mitsuko Uchida, y al mando de la Filarmónica de Berlín a su hoy director principal Simon Rattle.
Versión únicamente superada por la inigualada e inigualable grabación de Sviatoslav Richter que podéis ver a la derecha;
misteriosamente no está descatalogada y se puede comprar en Amazon.
Os dejo con una maravillosa poesía de Cortázar – me encanta su prosa pero también su poesía, leerla y leerla hasta que te das cuenta de lo que dice, que a veces no es lo que parece ("que mires más allá de mi", "se estrelle en la cara de un jefe de oficina") y otras sí ("…sea otro signo de libertad").
UNA CARTA DE AMOR (Julio Cortázar)
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
Que os vaya bien lo que queda de semana.
miércoles, 23 de julio de 2008
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2 comentarios:
en mi 'Santísima Trinidad' quitaría a Beethoven y metería a François Couperin y su música para clave...
pero ya sabes que la música es como la religión, cada uno tiene sus dioses y todos son verdaderos :)
me encanta Mitsuko Uchida, una gran especialista en la obra de Mozart
un placer leerte y escucharte, como siempre :)
un abrazo
A unos le gustan unos autores más que otros, pero la música realmente comienza con Monteverdi y finaliza con el Tristán e Isolda.
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